César Pérez Navarro •  Vivienda •  08/07/2021

La primera encuesta sobre los impactos sociales del mercado del alquiler en Barcelona revela una situación alarmante desde 2008

  • Uno de cada dos inquilinos dice haber sufrido algún tipo de acoso inmobiliario en el área de Barcelona, donde el precio medio del alquiler es de unos 879 euros, y ocho de cada diez arrendatarios hacen un sobreesfuerzo para pagar la renta, a la que destinan más del 30% de sus ingresos.
  • El propósito de esta encuesta es llenar este vacío, aportando datos sobre las condiciones de vida de los hogares inquilinos y los impactos del mercado de alquiler en el área metropolitana de Barcelona. La encuesta se centra en el ciclo alcista entre los años 2014 y 2019: etapa durante la cual los precios aumentaron sin precedentes, superando su máximo histórico. Los conocimientos acumulados de las personas directamente afectadas –que son quienes viven en las viviendas, pagan los alquileres, y tienen relaciones con agentes muy diversos– ofrecen datos de gran valor sobre la evolución del mercado de alquiler y sus repercusiones sociales.
La primera encuesta sobre los impactos sociales del mercado del alquiler en Barcelona revela una situación alarmante desde 2008

La Agencia de Salud Pública de Barcelona, el Instituto de Gobierno y Políticas Públicas de la UAB, el Sindicato de Inquilinos y La Hidra Cooperativa presentaron el martes pasado en Barcelona el estudio Impactos sociales del mercado de alquiler en base a una encuesta realizada a más de 2.000 personas del área metropolitana de Barcelona.

Los autores parten de la premisa de que «hay un desconocimiento sobre la dimensión social de este mercado y, muy particularmente, de la realidad de las personas que viven de alquiler y que constituyen la base económica». Se observa un «crecimiento inexorable» de la población que vive de alquiler desde el inicio de la crisis neoliberal de 2008: «El fin del último boom inmobiliario (1997-2007) fue también el inicio de un cambio de tendencia, después de 50 años de expansión de la vivienda en propiedad».

El informe se estructura en tres apartados. En el primero, se abordan los aspectos metodológicos de la encuesta, que se basa en una muestra de 2.020 respuestas completas (de un total de 2.647). En el segundo apartado, se explican los principales resultados: 1) se ofrecen datos generales sobre el sistema de alquiler, analizando cuestiones como el peso del alquiler de mercado y la influencia de los intermediarios; 2) se evalúan los impactos sociales del mercado de alquiler en el ciclo 2014-2019, dimensionando problemas como la inseguridad residencial, los desahucios invisibles, el acoso inmobiliario y el estrés financiero; 3) se analizan los efectos de afiliarse o de participar en una organización que defiende el derecho a la vivienda, como es el caso del Sindicato de Inquilinos e Inquilinas. En las conclusiones se recogen los aspectos más destacados del informe y se hacen algunas recomendaciones.

Acoso al inquilino

Según el mismo, la mitad de los inquilinos asegura haber sido víctima de algún tipo de acoso inmobiliario por parte del propietario del inmueble, generalmente por la negativa a arreglar o reparar deterioros importantes. Este acoso se manifiesta de diferentes modos, como el abandono de la escalera o las zonas comunes para causar molestias a los arrendatarios (12,8%); amenazas, engaños y presiones psicológicas (11,3%); o en el aumento ilegal del precio del alquiler durante el contrato (8,4%).

El Doctor en Antropología Económica e investigador de La Hidra Cooperativa, Jaime Palomera Zaidel, publica un interesante hilo desde su cuenta de twitter a raíz del reconocimiento por parte de la OCDE del alto precio de la vivienda y como esta ahoga el consumo: «Lógico: cuando la gente dedica el 50% de sus ingresos a pagar unos alquileres disparatados, deja de destinarlo a ropa, comida, ocio. Y se resiente el conjunto de la economía real». Afirma que lo expuesto desde este organismo internacional incluso llega a «quedarse corto» si se compara con el estudio que nos ocupa;

Burbuja de alquiler

Entre 2014 a 2019 se manifiesta un aumento continuado de los precios del alquiler, que han crecido un 42,3% en Barcelona, donde el 38,2% de los hogares no son propietarios y la renta ha pasado de unos 688 euros mensuales a 979 euros. Ocho de cada diez inquilinos debe destinar más del 30% de sus ingresos al pago del alquiler, mientras que el 29% se ve obligado a invertir la mitad de sus ganancias para abonar la renta aunque cuenten con trabajos cualificados, estudios superiores o universitarios y una media de edad de 38 años.


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