Movimientos sociales y organizaciones de base celebran un encuentro de la Red Internacional por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en Durban (Sudáfrica)
La PAH fue invitada a participar en la reunión del grupo de movimientos sociales de la Red-DESC, de la que somos miembros. El encuentro incluyó tres intensos días de reuniones y una visita solidaria a los asentamientos informales de eKhenana y Kennedy Road.
La Red-DESC – Red Internacional por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales es una iniciativa de colaboración entre grupos e individuos de distintas partes del mundo, que trabajan por la justicia social y económica a través de la defensa de los derechos humanos. La reunión, celebrada en Durban (Sudáfrica), fue coorganizada por Abahlali baseMjondolo y el Instituto de Derechos Socioeconómicos de Sudáfrica (SERI). Fue uno de los encuentros regionales del grupo de movimientos sociales de la Red-DESC y estuvo compuesto principalmente por miembros del África subsahariana. Con unos 30 participantes, había representantes de grupos de Sudáfrica, Kenia, Liberia, Botsuana, Nigeria, Swazilandia, EE.UU. y España (PAH). Está previsto celebrar otra reunión con miembros de América Latina a finales de 2023.
Muchas llegamos después de largos viajes y Abahlali nos dio la bienvenida con comida, canciones y baile. Cantar y bailar juntas iba a ser como empezaría la mayoría de las reuniones. Abahlali es el movimiento organizado más grande posterior a 1994 de los que viven en pobreza en Sudáfrica, y cuenta con más de 100.000 miembros en comunidades urbanas y rurales. Abahlali lucha de forma no violenta por la igualdad de derecho a las ciudades, vivienda y un reparto justo de tierra, riqueza y otros recursos. Se formó en 2005 cuando miembros de 12 asentamientos informales de chabolas en Durban se unieron para manifestar contra las promesas rotas del gobierno de Sudáfrica de mejorar las condiciones de los habitantes del asentamiento de Kennedy Road. A los ocupantes se les había prometido un terreno donde se construirían viviendas públicas, pero posteriormente se vendió a un empresario para obtener beneficios privados.
Representantes de SERI también estuvieron presentes. SERI es una organización de derechos humanos que trabaja con comunidades, movimientos sociales, particulares y otras organizaciones sin ánimo de lucro de Sudáfrica y otros países, para desarrollar y aplicar estrategias de lucha que combatan la desigualdad y hagan realidad los derechos socioeconómicos. Proporcionan asesoramiento y representación jurídica, servicios de investigación y apoyo a sus socios. Actúan para proteger y ampliar los espacios políticos en los que las personas y las comunidades se organizan y presionan en favor del cambio social. Sus abogados han sido fundamentales en la defensa de los compañeros de Abahlali y la lucha contra los desahucios.
Al día siguiente de la llegada empezaron tres días intensivos de reuniones y trabajos en grupos pequeños sobre varios temas. Nos presentamos y compartimos los valores que son importantes para cada grupo, lo que nos une y que tenemos en común. Todas luchamos por tener o preservar una vivienda digna y adecuada, algunas también por la tierra. Una de las mayores amenazas son las empresas y, particularmente, las transnacionales. Los gobiernos, los políticos y la corrupción también amenaza. Se habló de “Captura Corporativa”, término que la red-DESC utiliza para describir el poder de las grandes empresas en influenciar o manipular los gobiernos para su beneficio.
Hubo una sesión sobre cómo funcionan y trabajan los distintos grupos; muchos, si no todos, lo hacen a través de asambleas, pero con líderes votados. Son grupos apolíticos, muy conscientes de la inclusión de las mujeres en sus estructuras, que suelen constituir más de la mitad de los miembros. Los jóvenes también están muy implicados y son muy activos. Había mucho interés en la PAH, que podamos funcionar sin subvenciones impresionó a muchos compañeros. Todos son muy conscientes del poder que tienen los donantes, principalmente las ONG, para influir en su forma de actuar. Hubo preguntas como «¿cómo pagáis el alquiler de la oficina y el teléfono?». El transporte a las reuniones, que muchas veces implican largas distancias, es un coste que algunos comentaron que no podrían cubrir sin subvenciones. Se repartieron seis manuales de la PAH en inglés, el idioma de la reunión, ojalá hubiéramos llevado 30, se habría aprovechado bien.
Se trabajó sobre diversos temas, uno de ellos la energía y el cambio climático. Mientras los países ricos utilizan gran parte de la energía que está provocando el calentamiento global, otras regiones ya están sufriendo las consecuencias. Además, las medidas para reducirlo se están aplicando de forma discriminatoria. Un compañero de Kenia nos contó que habían perdido tierras esenciales para el mantenimiento de su comunidad, como consecuencia de la construcción de un parque eólico, pero que no tenían acceso a la electricidad, ni había planes para instalarla en la zona. Otro compañero comentó que en Sudáfrica tienen prohibido quemar carbón, pero el país exporta carbón al Reino Unido. Un compañero de Nigeria también habló de su comunidad. Los abusos contra la población y el medio ambiente en la zona Ogoni, como consecuencia de la extracción de petróleo, son bien conocidos en todo el mundo. La PAH explicó la pobreza energética que sufren muchas familias en los países del norte y la necesidad de calefacción en invierno.
Revisamos la “Carta Común para la Lucha Colectiva, un análisis compartido y una llamada a la acción”. La carta fue desarrollada originalmente por el grupo de Movimientos Sociales y Organizaciones de Base de la Red-DESC a lo largo de un año de reuniones en 2016. Incluye ideas sobre empobrecimiento y desposeimiento en medio de la abundancia, captura corporativa del Estado, desigualdad creciente, degradación de ecosistemas, cambio climático y represión creciente. Investigamos qué había cambiado en los últimos años y cómo podemos ponerlo al día. Encontramos que la desigualdad había aumentado y la crisis sanitaria de la covid había empeorado esta desigualdad.
Los grupos compartieron sus ideas y experiencias sobre cómo mantener la seguridad de sus miembros. El asesinato de sus líderes y portavoces es un hecho que ocurre en todos los grupos africanos. Los responsables suelen ser mandados por empresarios o políticos. La policía también mata o hiere a personas durante los desahucios, que a menudo se llevan a cabo sin previo aviso y a veces ilegalmente. Los miembros de Abahlali han sufrido 24 asesinatos desde que se formó en 2005. En el asentamiento de eKhenana durante 2022 mataron a tres de sus miembros, Ayanda Ngila vicepresidente, Nukuthula Mabaso líder del grupo de mujeres, y Lindokuhle Mnguni presidente de la sección de eKenana de Abahlali y un líder en el grupo de jóvenes. Es muy impresionante cómo siguen la lucha sabiendo los riesgos que corren, muchas veces viviendo escondidos durante meses. Una compañera de Liberia nos habló de los talleres que hacían, y algunas ideas sobre cómo mejorar la seguridad.
Visitamos dos asentamientos informales que están organizados de forma un poco diferente. Son asentamientos de chabolas autoconstruidas en terreno ocupado, de los que hay muchos en Sudáfrica. Están principalmente ocupados por personas que vienen de la zona rural a la ciudad para trabajar y sobrevivir. El asentamiento de Kennedy Road tiene una larga historia de 40 años de ocupación. Es un terreno saturado de chabolas en cada rincón disponible. Durante años han sufrido ataques, intentos violentos de desahucio, fuegos y muchas promesas rotas del gobierno. Viviendas sociales prometidas a Kennedy Road en múltiples ocasiones no se han hecho realidad, como las que construyeron al otro lado de la carretera y fueron dadas a otros. En un tiempo tuvieron contadores eléctricos individuales legales, pero se retiraron y ahora dependen de enganchar a la red. También se les ha retirado el suministro de agua y la ayuda con el vaciado de los retretes. Cuando les visitamos, acababan de volver a enganchar a la red de agua tras haber sufrido un corte.
El asentamiento de eKhenana es un modelo de convivencia cooperativa. Fue establecido en 2018 por familias que habían sido desahuciadas de otro asentamiento, Cato Manor. Ocuparon un terreno en desuso de propiedad pública. Han decidido que todo lo que se hace en el asentamiento ha de ser para el beneficio de todos. Han montado una cocina comunitaria para que nadie se quede sin comer, un huerto, una granja de gallinas y una escuela. También han sufrido abusos, como intentos de desahucio ilegal, fuegos intencionados y ataques con armas de fuego. En el momento de la visita estaban en un proceso judicial de desahucio. El juez había decretado que mientras duraba el juicio no podían construir nada más en el asentamiento, pero tampoco se les puede destruir lo que ya está construido.
Entre la vuelta de la visita a los asentamientos y la última reunión, quedaba tiempo para una ducha o una visita de 15 minutos a la playa. Habíamos visto el océano desde el hotel y no estaba muy lejos. Las que fuimos a la playa no tuvimos tiempo de quitarnos los zapatos, pero metiendo la mano en el agua se apreciaba lo cálida que estaba, en pleno verano del hemisferio sur. Después, la despedida de los compañeros con quienes habíamos compartido estos días tan intensos de reuniones, pero también de comidas y conversaciones, costó decir adiós.