Izquierda Unida: Errores propios y ajenos
Escribo sobre IU tras la salida de varias personas importantes orgánica y mediáticamente en la Comunidad de Madrid como son Tania Sánchez, Jorge García Castaño, María Espinosa o Hugo Martínez Abarca. Sin embargo, en base a hacer un análisis riguroso no se puede analizar el conflicto actual sin analizar de donde se viene (tanto a nivel federal como a nivel regional en Madrid), y constatar los muchos errores cometidos por el camino, porque si no será imposible aprender de ellos.
Por ello, me sitúo tras las elecciones generales de 2008, cuando el penoso resultado de Izquierda Unida llevó a un debate que conllevó el cambio del coordinador federal y el inicio del proceso de Refundación de IU. Con Cayo Lara se cambió el discurso antiguo, que nos situaba como una pata más del sistema y la muleta permanente del PSOE, y ahora proponíamos ser la alternativa a los partidos del Régimen y abrir la organización a los movimientos sociales.
Por un tiempo pareció que las cosas en IU funcionaban, la figura de Cayo Lara no era cuestionada y el discurso parecía dar resultado en vista a mejoras en las encuestas que se constataron también en los sucesivos procesos electorales. Sin embargo, no se hizo un análisis realista de la situación y quienes lo intentábamos parecíamos locos pesimistas.
¿Y cuál era esa realidad?
La realidad era que la Refundación no había tenido lugar, no se había realizado más allá de cuatro actos aislados para que pareciera que algo se había hecho. Los conflictos tampoco se habían solucionado en su mayoría, sino que las promesas de refundación y cambios en IU habían calado en la militancia como la promesa del Santo Grial, y en base a que todo iba a cambiar, la militancia no alzaba la voz para no perjudicar a la organización. Por otro lado, el cambio de discurso no había tenido aún momentos en que mostrar si era real o una simple declaración de intenciones. Y la subida en las encuestas era consecuencia de una crisis que hacía que subiera como la espuma todo lo que no tuviese que ver con los gobiernos estatal y autonómicos, es decir, no era una consecuencia principal de lo que IU había hecho, sino sobre todo de lo mal que lo hacían los otros.
Así pues, a nivel federal la buena reputación de Cayo venía por no meterse en líos y así lo hacía, de hecho cuando había algo que solucionar era el Secretario de Organización Federal quien intervenía en tal o cuál federación, un tal Miguel Reneses que era el ideólogo de la línea política en Fuenlabrada, esa que había hecho que Izquierda Unida formase parte de los gobiernos con el PSOE durante 16 años en los que ¡el PSOE estaba con mayoría absoluta! Es decir, para Reneses no había que ser siquiera la muleta del PSOE, sino el bastón que el PSOE guarda en el maletero por si algún día quiere ir de excursión al monte.
Entonces llegaron las elecciones andaluzas y se visibilizó que seguíamos siendo la muleta del PSOE, entrando en un gobierno en que como se ha visto, las reformas importantes no se han realizado porque el PSOE ha tenido gobernabilidad tranquila sin realizarlas y cuando la presión ha sido un poco más de la cuenta ha decidido romperlo, como muchos augurábamos.
Poco después se reeligió a Cayo Lara en la siguiente Asamblea Federal (recordemos que su currículum se basaba en no haberse metido en líos) y se mantuvo a Miguel Reneses, a pesar de escándalos varios y ser el mayor exponente de los viejos tiempos en IU, como secretario de organización por unanimidad.
Y mientras tanto en IU-CM, ¿qué pasaba?
En IU-CM, al contrario que a nivel federal, nunca se estuvo tranquilo. Todo comenzó con la batalla por quién iba como número 2 por Madrid en las elecciones generales de 2011. El grueso de la dirección propuso una lista y por primera vez la victoria era para otra alternativa que encabezaba Ascensión de las Heras: las cosas parecía que empezaban a cambiar. Y ante esa posibilidad de cambio surgió “Cambiar IU-CM” para romper con las prácticas mafiosas y de pleitesía a los grandes poderes que habían dominado la federación en manos de los Ángel Pérez y Moral Santín, entre otros.
Sin embargo, en ese conflicto hubo negociaciones, alianzas y procesos varios que serían largos de contar hasta la realización de la Asamblea Regional donde debería haber un ganador. Los bandos que al final pelearon fueron tres.
El primero era el oficialista, apoyado por quienes siempre habían mandado, los Angel Pérez y Gregorio Gordo, sumado a la entonces mayoría de la dirección del PCM y, dato importante, el sector de los Vizcaíno (que en la batalla por el número 2 de las generales habían estado en el otro bando, de hecho Ascensión de las Heras era de este sector).
El segundo bando era el de “Cambiar IU-CM”, liderado y promovido por gente que creían de verdad el cambio en IU y apoyado por una mayoría de jóvenes y de las nuevas personas que habían recalado en IU. Proponían cambios en IU, a nivel de transparencia, democracia interna, participación de las bases y apertura hacia la sociedad, así como romper con ser la posible muleta del PSOE. Sin embargo, en la obsesión por ganar y conseguir más apoyos se permitió la inclusión de sectores dudosos, como el ya mencionado Miguel Reneses y toda la organización de IU Fuenlabrada, que en teoría deberían darles los apoyos necesarios para poder obtener la victoria. Fuimos pocos los que criticamos esa alianza pues considerábamos que manchaba el proyecto, que quitaba credibilidad a la intención de cambio y lo imposibilitaba, en tanto que si la mayoría iba a depender de esas personas, cuando se fuesen a producir los cambios ellos volverían con sus aliados naturales, los Pérez y Gordo. No se nos escuchó, es más, se nos dio de lado y se nos criticó por mantener nuestra postura de dignidad y no apoyar los tejemanejes que se producían en nuestra ciudad, Fuenlabrada, por esa gente que formaba parte de Cambiar IU-CM.
En tercer lugar estaba la candidatura del “Frente Amplio”, la que lideraba Tania Sánchez, que no quiso ir en listas junto a personas como Miguel Reneses, pero que contaba con reticencias principalmente por provenir del sector de IU Abierta, el de Llamazares, cuya política había llevado a la organización a la crisis de 2008.
Al final se perdió la asamblea regional por 51% de la mayoría oficialista frente a un 49% que sumaban las opciones de cambio, Cambiar IU-CM y Frente Amplio, conjuntamente. Y ahí nació el conflicto del 51 frente al 49. Una batalla por estar representados en la ejecutiva regional y por dar reconocimiento a las decisiones de las áreas (conflictos con el área de Mujer en que se reivindicaba una coordinadora por cada parte o con ALEAS IUCM en que no se reconocía la elección de cocoordinadoras de las militantes del área).
Sin embargo, este conflicto se obviaba a otros niveles como el federal, en que se consensuaban pactos que incluían a ambas partes en la dirección, al fin y al cabo, no había que meter al federal en este conflicto, debían pensar.
Y entonces llegó Podemos y se evidenció que el crecimiento de IU no era propio de esta, sino de la debilidad de los partidos del régimen y la ausencia de otra alternativa que calase en la ciudadanía, porque en cuanto Podemos caló, el crecimiento de IU desapareció y volvió a niveles de apoyo similares a cuando se planteó la Refundación.
Además, en Madrid llegaron los intentos de convergencia y los bandos cambiaron, porque la vieja casta de IU, esa que quiere sus sillones y puestos de poder y no el cambio social se opuso a la convergencia y se refugió en defender las siglas que les dan de comer, mientras los sectores de cambio entraban de lleno en la convergencia de los Ganemos. Y aquí tenemos, ¡oh, sorpresa!, que los antes aliados de Cambiar IU-CM y parte del 49% como Miguel Reneses volvían de nuevo a aliarse con la casta que decían enfrentar de los Pérez, Gordo, Bankia y las tarjetas Black. Los locos que lo habíamos predicho ya no lo éramos tanto.
Se hicieron unas primarias a candidatos de IU en la Comunidad y Ayuntamiento y ganaron las opciones de cambio con claridad (¡oh, sorpresa, sin Reneses se gana mientras con él se perdió!), pero no tenían el apoyo de la dirección y el conflicto estaba escrito. Se confiaba en la intervención del Federal para hacer lo que parecía lógico y mejor para IU, sin embargo, Cayo hizo lo que le había mantenido donde estaba, no meterse en líos y lavarse las manos, y la dirección federal evidenció que no iba a apoyar el cambio, consecuencia de no haber querido llevar los conflictos a este ámbito en la anterior asamblea federal y dar poder al señor Reneses y a tantos otros personajes discutibles que formaban parte de lo mismo que se combatía en Madrid.
Y así está Izquierda Unida hoy, una organización con el programa de mínimos de Syriza y el escaso apoyo electoral del KKE en Grecia, es decir, una organización que ya no es nada porque no sabe lo que quiere ser ni ha aprovechado las oportunidades que ha tenido.
¿Y de quién es culpa esto?
De los dirigentes mafiosos y oportunistas, por supuesto. Pero las bases tenemos que aprender de todo esto, y aquí me llevo yo unas cuantas enseñanzas:
- Mantener los conflictos en silencio no sirve de nada a la organización, sino que sirve a que sus dirigentes corruptos la mantengan secuestrada.
- Quien quiere un cambio no puede callarse ante la promesa de este, sino únicamente cuando este ya se haya producido.
- Las alianzas tácticas con personas que forman parte de lo mismo que quieres combatir al final restan más que suman, pues te alejan de quienes sí deberían ser de los tuyos pero sufren a esos aliados a diario.
- El cambio de una organización nunca puede ser un fin sino un medio, y por tanto no se puede elegir este por encima del fin en sí mismo.
- Dejemos de valorar en la izquierda a quienes no se mojan y no se meten en líos, porque la izquierda nacemos de hecho de mojarnos y enfrentar los conflictos.
- Izquierda Unida es ya imposible que se convierta en una herramienta de mayorías para el cambio, perdió su oportunidad histórica cuando decidió no llevar a cabo la Refundación, y cuando dejas las oportunidades para otro día puede ser que ya no estén.
Para terminar, a los que se quedan una IU perfecta para mantener sus sillones decirles que muchas seguiremos luchando porque los pierdan, porque ellos también son parte del enemigo. Y a los que se quedan en IU para cambiarla, mucha suerte y espero que lo consigáis porque eso significará que el pueblo tiene otra herramienta más a su disposición para luchar contra los poderes financieros y económicos, pero modestamente no creo que las fuerzas dedicadas a cambiar una herramienta como IU merezcan de verdad la pena. Quizá me equivoque y en un futuro tenga que admitirlo, sería una buena noticia.