La carrera del capitalismo

Bajo mi punto de vista, la participación del individuo en el sistema capitalista puede compararse con la participación del individuo en una competición de carreras ilimitada. Cada carrera la organiza quien haya ganado la anterior, y no se sabe con certeza quien fue el que ganó la primera. Ya desde que nacemos nos convencen de que competir es la única manera válida de vivir. Todos lo hacen y nadie se atreve a discrepar. La gente cree que de pararse esta competición reinará el caos, así que no se duda en obligar a correr a quien se resista a hacerlo. Pero además te venden la competición con unas bases y unas normas aparentemente justas, como el hecho aparente de que cualquiera puede ganar y así poder organizar la siguiente carrera. Además, una de las bases de la competición indica que todos los participantes tendrán igualdad de condiciones, o sea, todos serán iguales ante la ley sin que pueda prevalecer discriminación de ningún tipo, en teoría.

En principio parece haber igualdad, pero el sistema ha introducido un sistema de créditos con la excusa de que de esa manera se incentiva a la gente a competir, para evitar que la competición deje de existir. Con estos créditos puede partirse desde una posición mas adelantada, y se obtienen, en principio, por haber ganado las anteriores carreras, con lo cual cuantas más ganes más ventaja tendrás. Para mantener viva la competición se pone a disposición de los corredores una serie de productos que podrán adquirir al dar  una vuelta completa, como ropa, calzado, refrescos y comida, pero solo un número limitado y cuanto mayor es la calidad de estas más créditos cuestan. De esta forma, quedarían para los que llegasen más tarde los productos de peor calidad y con ello competirían con mayores dificultades. Los que tienen créditos se defenderían diciendo que ganaron los créditos con sudor y esfuerzo y apelaría a la igualdad de condiciones para denunciar que quitárselos sería discriminarles frente al resto de competidores a los que no se les estaría quitando ninguna de sus ventajas. A los que tuviesen menos créditos les esperaría la marginalidad y el hambre y serían tachados de ser malos deportistas.

Es evidente que esta ventaja que tienen los corredores que disponen de créditos no es justa. Porque sí, el que parta desde más atrás puede que logre sobrepasar con esfuerzo al que parte desde más adelante, aun con hambre y sed. De igual manera el que parte con ventaja puede acabar tropezando y caer, pero está claro que la tendencia es que el que tiene más créditos siempre tendrá mas posibilidades de ganar y solo una mínima parte de los que no tienen créditos llegarán a tocar algo de poder. Pero lo más importante es, ¿por qué hay que competir? ¿tenemos que llegar a algún lado? ¿por qué seguir corriendo sin rumbo hacia un futuro que se nos vende como mejor pero que nunca llega? ¿por qué no mejor dejar de correr y mirar atrás a nuestros compañeros para ver como están y repartir con ellos los alimentos que nos sobran? ¿por qué no acabar con este sistema de créditos y competiciones absurdas?

El capitalismo busca la unión de toda la humanidad en la dirección del progreso como el nazismo lo hacía bajo la premisa de “el trabajo os hará libres”. Nos hacen creer, cual religión, que con el progreso al final de la carrera todos viviremos bien y en armonía y que todos tendremos las mismas oportunidades, no dudan en utilizar a las fuerzas de seguridad y los ejércitos para que obedezcamos. Demonizan la idea de repartir la riqueza y de que deje de haber jerarquías… y con este progreso absurdo no dudan en destruir el planeta y degradar la a otros seres humanos y animales.

Es hora de detener ya esta absurda competición unidireccional y mantenida a base de discriminaciones, engaños y falsos futuros que nunca llegan. Es hora de que todos podamos elegir hacia qué dirección movernos y con quienes.

¡Anticapitalistas YA!