La oposición denuncia que Pompa, alcalde de Carranque, se apropió de 125.000€ de una cooperativa de viviendas para cubrir gastos del Ayuntamiento
Según el boletín de los concejales de la oposición en el Ayuntamiento de Carranque, el pasado mes de Junio, Alejandro Pompa, que compatibiliza su cargo de alcalde de obediencia bonista con su condición de presidente, a título particular, de la cooperativa de viviendas “Villa de Carranque”, reunió a los cooperativistas para comunicarles que si querían que continuaran las obras, cada uno de ellos debería realizar una aportación extraordinaria de 3.000 € para la compra de material.
Hechas estas aportaciones, el 17 de julio de 2009, a su propio riesgo y ventura, Pompa dispuso de 125.000 € (21 millones de Pts.) propiedad de la mencionada cooperativa, e ingresó dicha cantidad en la cuenta del Ayuntamiento, destinándola «al pago de sus nóminas y de los festejos de septiembre», es decir, a fines prohibidos por el propio convenio suscrito entre Ayuntamiento y Cooperativa, extremo que le consta a Pompa porque existen no uno, sino dos informes emitidos en ese sentido por el entonces Secretario-Interventor del Ayuntamiento.
La operación, tal y como consta en documentación a la que ha tenido acceso Notitia Criminis, está registrada con los siguientes datos:
- Ingreso de Sociedad Cooperativa de Viviendas Villa de Carranque.
- Número de operación: 20091002130
- Clave de operación: 100814
- Fecha: Día 17 de julio de 2009
- C.C. Cuenta 2100 1201
- IBAN ORD: ES4321001201110201360781
- Concepto: Entrega a cuenta, segunda parte de la venta de parcelas integradas en la manzana R-25 del Plan Parcial PAU Las Montanillas.
- Importe: 125.000 €
Según fuentes de los cooperativistas, la apropiación de esa cantidad ni era conocida, ni estaba autorizada y pese a que la Cooperativa “Villa de Carranque” tenía pendiente una deuda con el Ayuntamiento a causa de los terrenos adquiridos a éste, el pago en cuestión estaba en suspenso ―por mandato del convenio suscrito con el Ayuntamiento― hasta la firma de las escrituras de tales terrenos, de modo que cuando Pompa dispone de esa cantidad como «pago a cuenta», la deuda era determinada pero no exigible y los cooperativistas fueron inducidos, con engaño según la denuncia de la oposición, a hacer frente a unos pagos a los que aún no estaban obligados.
Esto se produce mientras las obras de las viviendas estaban paralizadas, los proveedores sin cobrar y un número considerable de los cooperativistas en situación de desempleo y mientras, por otro lado, la deuda de la corporación municipal se acerca ya a los 1.500 Millones de Pts. y mientras ésta debe más de 10 Millones de Pts. de recogida de basura o unos 22 Millones de Pts. de agua.
No obstante, las remuneraciones ―a más de dietas, desplazamientos y otros suplidos― que a sí mismos se han adjudicado los principales miembros del equipo de gobierno de Pompa y que sí cobran puntualmente, son las siguientes:
Alejandro Pompa Mingo: 6.746.872 Pts.
Antonio Fernández Retana: 7.147.590 Pts.
Mª José Martínez Aboín: 4.927.808 Pts.
En esta misma línea, se desvela un dato curioso que ya hace frontera con el esperpento, el Ayuntamiento, además de cargar con las correspondientes cotizaciones a la Seguridad Social, le paga al tal Alejandro Pompa un seguro médico privado ―ADESLAS― cuya cuota mensual asciende a 23.000 Pts.
Y no haciendo frontera, sino adentrándose temerariamente en ese esperpento como si se tratara de un novado «callejón del Gato» que por añadidura acogiera la regia sede del mismísimo «tirano Banderas», a todo lo anterior se suma la última pretensión de Pompa: construir una residencia de ancianos junto al cementerio del pueblo.
Ni apostaré por quién será el contratista a quien la fortuna sonría si eso se lleva a término, ni diré que la cosa no resulte práctica y que no ahorre desplazamientos al difunto y a sus deudos, ni que tanta cercanía a la fosa no favorezca la reflexión en las vanidades del mundo y en lo fugaz del tiempo, pero se me hace que la alcaldada resulta un poco luctuosa y aunque Pompa en esto es reincidente, porque ya venía siendo habitual que al lado de ese mismo cementerio se instalara la plaza de toros, columbro que para compensar con la comodidad del sepelio la falta de cirujano; poner a un viejecillo tan vecino a la sepultura, es como poner a ciertos calandrajos a contemplar, pero no catar, un azumbre de buen vino, acto inclemente que aprovecha poco e irrita mucho. Mas así es Carranque, muy hecho a la calamidad por haber tenido siempre más de orza que de pueblo.