Democracia interna al gusto de Izquierda Abierta.

Esta semana la democracia ha sufrido uno de los atentados más flagrantes que la Historia de la Humanidad haya conocido jamás. No piensen ustedes que me refiero a los hechos en Venezuela o Ucrania, que eso no es nada comparado con lo que pasó en Madrid. ¿Qué? ¿No se han enterado? …pues no sé dónde viven: Willy Meyer ha sido elegido nuevamente para encabezar la lista a las europeas por Izquierda Unida, gracias al apoyo de una holgada mayoría (77% de los sufragios) del Consejo Político Federal, máximo órgano de dirección del movimiento de izquierdas entre congresos.

La prensa y las redes sociales están ardiendo, una vez más IU ha acabado con la democracia interna al imponer la mayoría a la minoría, y al permitir que el PCE se saliese con la suya, y su candidato fuese elegido relegando a la pobre Izquierda Abierta a un lugar ridículo en la lista. Es cierto que Tasio Oliver de IA, colocado en noveno lugar, merecía un poco más por el porcentaje de votos, pero es que las “feminazis” de IU han tenido a bien respetar la cuota de la mujer, y además han dado entrada en la lista a representantes de otras organizaciones y movimientos de izquierda como la Chunta Aragonesista, ICV o Anova.

Desde luego podrán gustar más o menos los mecanismos de la elección, pero no creo que quepa discutir su legitimidad democrática… la democracia es así de puta, y tiende a irse con la mayoría. Aun así, Izquierda Abierta, está hablando de normas creadas ad hoc, y de respeto a su candidato que ha sido elegido en un proceso de primarias abiertas en las que han participado 1200 personas que, como todos sabemos, representan a  47 millones de españoles. Olvidan los ecosocialistas que esas normas ya estaban funcionando desde hace años, cuando su flamante Gaspar Llamazares era coordinador general de la coalición y llevó a IU a cosechar los peores resultados electorales de su historia. Tampoco se acuerdan estos de las primarias que se disputó ese mismo personaje con Marga Sanz –entonces candidata del PCE- y de cómo, milagrosamente, numerosos militantes del PCE, entre los que me incluyo, nunca recibimos la papeleta de voto que prepararon para justificar la elección de Gasparín. Desde Izquierda Abierta esgrimen defender la esencia de IU, pero quieren expulsar de la lista a los representantes de movimientos sociales y además, vuelven a olvidar aquellos tiempos en que IU se desnaturalizó acercándose al PSOE, tanto que casi desaparece, todo para ocupar un espacio centrista, en consonancia -según el análisis de algunos de los suyos- a la demanda electoral española. Los que ahora defienden la esencia de la izquierda no dicen dónde acabaron las Rosa Aguilar, o los Rubén Fernández, José Francisco Mendi o Félix Taberna.

Pero da igual, el pasado no importa, porque la campaña ha comenzado y como bien es sabido, en el amor y en la guerra todo vale y por eso, hasta los medios de la derecha están defendiendo a los pobres de IA, cuando poco o nada dicen del modelo de democracia interna del PP o el PSOE que, como todos sabemos, son de un exquisito que ríanse ustedes de la CNT. El ataque ahora ha llegado a lo personal, y se centra en la figura de Meyer, del que han aparecido multitud de acusaciones por la red, una de las cuales me ha parecido de lo más zafia, aquella que hace referencia a que tiene una hija, Amanda, colocada a dedo en la Junta.

Para el que no lo sepa, Amanda Meyer es la Secretaria General de Vivienda de la Junta de Andalucía, y es, probablemente, la máxima responsable y cerebro del Decreto Ley de Función Social de la Vivienda, ese brillante proyecto que ha sido recurrido por el gobierno central y que -de no ser por ello-, habría permitido la expropiación de viviendas a los banca para no dejar en la calle a las familias víctimas de la crisis. A pesar de su juventud, Amanda se ha destacado desde muy pronto como una magnífica jurista, que representó a la Asociación 11M ante la Audiencia Nacional, y que ha desempeñado diversos trabajos alejados de la política, y a los que accedió exclusivamente por su valía personal. Amanda lleva mucho tiempo militando y, desde sus tiempos en la Juventud Comunista, ha ocupado distintos cargos de responsabilidad, entre los que destaca su pertenencia a los máximos órganos de PCE e IU. No es sólo la hija de Willy Meyer, y si eso formase parte del currículum, yo añadiría que lo es también de Julia Hidalgo, una reconocida e histórica dirigente comunista represaliada por el franquismo, que hoy ejerce de portavoz del Movimiento Democrático de Mujeres.

No es de recibo acusar a un adversario político con la familia, y menos cuando estos argumentos caen por sí solos ya que la hija casi tiene más importancia en el partido que su padre, pero como he dicho, parece que todo vale. Lamentablemente los voceros anticomunistas de Internet, que gustan tanto recordar los parentescos, no suelen tener tiempo de publicitar la magnífica labor que tuvo Meyer como eurodiputado, y como, casi en solitario, mantuvo con dignidad una posición anticapitalista en el Parlamento Europeo en tiempos muy difíciles para la izquierda.