Los tres ejes
Hasta hace unos meses el mapa político español era un estanque. Cuando no gobernaba el PP lo hacía el PSOE, y cuando no les bastaba con sus diputados pactaban con CiU y PNV. Y así hasta nuestros días.
España era previsible, si el POSE lo hacía mal, los votantes flotantes acudían al PP y viceversa. La política española se podía entender entorno a dos ejes: el eje derecha-izquierda, y el eje nacional. Pero llegó la crisis y construimos el 15M.
El mapa político inició una metamorfosis. El tablero ha cambiado. Y por tanto ha aparecido el tercer eje. Lo podríamos llamar el eje dentro-fuera. Este eje refleja los que están dentro del sistema y se han beneficiado con él, y los que han quedado excluidos de este sistema.
La realidad ha cambiado muchísimo. Los que hace 20 años tenían 20 años y se introdujeron en el mercado laboral con trabajos precarios llevan 20 años atrapados en la inestabilidad. Esos repartidores motorizados con motocicletas de 50cc que circulaban sin casco y se pasaban los fines de semana de fiesta se han hecho mayores. Lo que tenían que ser curros temporales para jóvenes han sido la nueva modalidad contractual que han seguido atrapando a las sucesivas generaciones que nos hemos incorporado al mercado laboral.
Podemos estudiar y aplicarnos hasta la saciedad, viajar, aprender idiomas, pero no hay trabajos. Crecimos riéndonos de esa generación de repartidores que habían sido incapaces de hacerse ricos. En el cine aparecían como fracasados gandules que vivían de sus padres o de sus hermanos triunfadores, una generación Peter Pan que impedía el desarrollo de los que les rodeaban.
Un día nos topamos con la realidad, salimos a buscar trabajo dispuestos a comernos el mundo, nos creemos que si alguien no tiene trabajo es porqué no quiere o porqué no ha buscado con ganas. En ese momento palpamos la realidad. La ciudad es una estructura de cemento armado que se defiende de ti. Puertas y calles y paredes. El curro no llega. Aceptamos un trabajo por necesidad, un trabajo que nada tiene que ver con nuestra formación. Un trabajo que podría hacer un mono, cobrando lo que necesitaría un mono para alimentarse de plátanos.
Y aún así, nos tenemos que sentir afortunados por no ser uno de los 6 millones de parados. La frustración aumenta, sentimos sin saber que sentimos.
Afortunadamente llegó el 15M, salimos a las calles, nos vimos las caras, hablamos y vimos que la “la gente no se mueve, la gente no hace nada” desaparecía. Ni solos ni locos. Sí se puede. Si no nos dejáis soñar no os dejaremos dormir. Qué no nos representan.
La gente se interesó por la política, en los bares se hablaba de política, en la radio se hablaba de política, hasta en la tele se hablaba de política.
Hace un año llegó Podemos, y consiguió situar el mensaje de ruptura en los medios (mensaje ya lanzado por IU pero ignorado), y evidenció el tercer eje. Tanto lo usó que se ha convertido en el centro del debate. El concepto se condensó en la palabra “casta” para definir el “ellos”. ¿Pero falta una palabra para definir el nosotros? Espero que no. Si hay que sumar e incluir, lo mejor es no limitar.
El tercer eje sirve para explicar el nuevo tablero, una situación que pretende cambiar lo existente, pero cuando pase esta ola de cambio y movilización, cuando vuelva a surgir una clase media que han asesinado durante esta crisis, entonces veremos si el tercer eje resiste o vuelve a la invisibilidad.