Hembrismo postmodernista.
Hembrismo es el machismo más rudimentario aplicado por mujeres a hombres,
en una especie de venganza que preserva el ciclo agresor, el sistema y el machismo.
Shangay Lily
Hace ya tres días que las redes sociales están ardiendo por la publicación de una entrada en un blog en la que, con un lenguaje grosero y argumentos vacíos, una supuesta periodista ha tenido a bien descargar toda su androfobia. El blog de la susodicha está escrito en clave fundamentalista, y en su último post ha atacado sin piedad a los hombres que nos creímos en el derecho de acudir el pasado 8 de marzo a las convocatorias del Día de la Mujer Trabajadora. La explicación era sencilla para la señora ya que, por una cuestión biológica, los hombres no tenemos ovarios ni útero, y por eso no nos afectan los recortes en derechos que están sufriendo las mujeres. Además –y por si este argumento no fuese suficientemente convincente-, advertía que la asistencia de hombres a la convocatoria era incongruente, ya que al tener pene, éramos cómplices de esta situación, pues el sistema patriarcal nos colocaba “en la cúspide de la jerarquía” que oprime a las mujeres.
Podría sostenerse que a mí, como hombre, no me oprime el patriarcado directamente, pero no creo que sea justo decir que no lo sufra. Lo sufro -y lo sufrimos muchos-, ya que como persona progresista tiendo a sentir las injusticias ajenas como propias, y además, como comunista que soy, aspiro a alcanzar un día una sociedad en que la igualdad entre personas sea real y sin diferencias que vengan marcadas desde el nacimiento. Yo no soy negro y voy a convocatorias contra el racismo, como tampoco necesito tratamiento médico y estoy en contra de los recortes en sanidad. Puedo entender que esta periodista no entienda que la empatía pueda darse, y que hasta le parezca ilógico que alguien pueda tener sentido de la justicia y de la igualdad, pero lo que a ella no le parezca lógico no quiere decir que no lo sea. Por otro lado tampoco considero que se nos pueda hacer a todos los hombres cómplices del sistema patriarcal –yo cuando nací ya estaba ahí-, y en todo caso, la estructura no está sostenida sólo por hombres sino también por mujeres que debido a su alienación se han colocado del lado de los machistas por mucho que eso les perjudique. ¿He de recordar cuantos trabajadores y trabajadoras de este país han votado al PP? Eah, pues con esto lo mismo.
Un clásico del marxismo ya dijo que la mejor manera de tergiversar una idea era llevarla hasta lo absurdo, y por eso -yo que soy muy dogmático-, no entiendo que el feminismo pueda entenderse así. Si tenemos en cuenta que para tumbar una estructura resulta indispensable extender la conciencia sobre el problema, creo que apartando de la lucha a la mitad de la población hacemos poco por solucionarlo. Pero a lo mejor me equivoco, y el objetivo pretendido por la bloguera es el de eliminar al antagonista ¿Crear un mundo sin hombres? Sé que parece ridículo –aunque podríamos guardar bancos de esperma-, pero es que es lo único que se me ocurre después de leer el articulito, que no hace sino seguir la misma lógica que aquellos que dicen atacar, juzgando a las personas por haber nacido con un sexo determinado.
Pero el artículo no acabó ahí, ya que la autora, cubriéndose de gloria, quiso atacar a las personas–sí, esta vez pillaron ellas también- que se empeñan en defender un feminismo de clase, afirmando que la lucha feminista no debe atender a estas cuestiones. ¿No hablábamos de jerarquía? Pues yo, señora periodista, al igual que usted, por mucho que sea hombre, sigo y seguiré siempre por debajo de la Duquesa de Alba dentro de este sistema patriarcal, porque el sistema también lo es de clases. Y yo, que soy un antiguo, sigo empeñado en que es necesario abolir cualquier estructura que impida que todos los hombres y mujeres sean iguales, y estén determinados desde la cuna a estar en escalas sociales diferentes.
Lo siento, pero el snobismo postmodernista no me va a frenar, y no le voy a pedir permiso a nadie para seguir acudiendo a todas las convocatorias que se den por los derechos de la mujer. Y así seguiré hasta que un día -que todavía está por llegar pero seguro llegará-, las personas alcancen la plena igualdad, y no se vean obligadas por nacimiento a un puesto en la pirámide social, sean del sexo, etnia, equipo de fútbol o religión que sean, pero recuerde usted, señora periodista postmodernista, que eso sólo llegará cuando no haya clases.