Santos y pecadores •  11/07/2024

No solo se muere de frío

Hay un consenso generalizado que dice que el frío mata más que el calor.

Suele asociarse con la imagen que dice que los que menos tienen o no tienen nada, padecen más el frío invierno del mundo, que el sofocante verano.

Hay algo de tango en eso, pienso. O, melodrama, según se mire.

Usted, dicen, en pleno verano sufre menos el calor que el frío en el invierno.
Y creo que no es tan así.

Morir se muere igual; de frío, de calor, de hambre, de amor o de ausencia.

Cuando te tenés que morir, te morís y no hay tu tía.

En estos días tremendos de calor infernal, aquí en el norte del planeta, y perdón por lo poco original de «calor infernal», uno sabe que también hay personas que fallecen.

Y fallecen sin aire, sin piscina, sin mar, sin río cerca. Sin nevera llena, ni moto de agua.

La cuestión, primordial si se quiere, es cómo se vive y no la estación que estemos transitando, porque al final, da lo mismo.

Yo he conocido a personas muertas en vida. Por ejemplo, atadas a un escritorio, o a sus prolíficas colecciones de títulos universitarios, o a sus másters.

También a sus poderes efímeros, o a sus enciclopedias famosas, o a sus puestos jerárquicos, o a sus posicionamientos sociales o a los personajes que inventan para los incrédulos y necesitados.

Y mire usted, qué curiosidad, también he conocido a personas vivas en vida.

Por ejemplo, llevando orgullosas sus bondades y sus desobediencias.

Sus dioses, sus memorias, sus patios de infancia, sus miserias, sus amores imposibles.

Sus billetes de lotería, sus crayones, sus disonancias, sus resacas, sus títulos de primaria o secundaria, sus golpes, y así.

Por eso creo que hay consensos discutibles, sentido común de utilería que se va momificando entre la gente como eso de: «el éxito depende de ti».

En fin, reflexiones sin importancia en calles solitarias que hierven, desde una ciudad con candados en la lengua, donde solo importan los que ganan, los reconocidos, los premiados, los selectos habitantes que creen estar vivos y con una ajenidad que espanta.

Néstor Tenaglia Álvarez


Santos y pecadores / 

Néstor Tenaglia Álvarez

 https://nestortenaglia.wordpress.com/

Comunicador y escritor argentino: En 1989 comienza una experiencia comunicacional en Radio Nacional Esquel, Patagonia, Argentina, por lo cual es convocado por la Dirección Municipal de esa ciudad para realizar trabajos de prensa y difusión. A partir de 1992, en Buenos Aires, comienza el programa de radio "SANTOS Y PECADORES "que se extenderá en el tiempo hasta 2018. Allí vincula las letras con las entrevistas, convoca a importantes músicos, historiadores, artistas y vuelca periodísticamente todas esas experiencias en lo que se denomina "radio arte". Con una fuerte impronta en los derechos humanos, colabora para el periódico Madres de Plaza de Mayo, organismo mundialmente conocido. La poesía ha sido siempre la forma de encarar los proyectos comunicacionales, anclando las temáticas en cuestiones marcadas por sucesos históricos y también atemporales. Su trabajo comunicacional le ha valido algunos premios y varios reconocimientos. En 2005, la Editorial Dunken edita "La gran apuesta", antología poética donde participa con el texto "Mapuche". En 2020, Ediciones La Esfera Cultural (España) edita "El club de los relatores" donde participa con el texto "Un árbol gigante" siendo premiado entre más de seiscientos participantes. En 2021 gana el segundo puesto en el Concurso Relatos de Otoño que organiza Ediciones Embrujo, por lo que su relato "Viento de octubre" forma parte de la antología "Flor de Otoño y otros relatos" editada en el mismo año. En 2022, forma parte del Libro editado por la Falla Sant Nicolau Mosquit de Gandia, titulado "Construim" con el poema "Tierra removida", traducido al valenciano. También, en 2022, es seleccionado para participar de una antología como resultado del Fallo del III Certamen Literario de Relato y Poesía, organizado por el Ayuntamiento de Encinas Reales, Córdoba, Andalucía con su poema "Hoja en blanco". Es director de contenidos en su sitio, "Periodismo en Cronopia" Actualmente reside en la Comunidad Valenciana, desde 2019.
Primer año en España A un año de varias fotos: abrazos, lágrimas, miedos, incertidumbre, canciones, porvenir, un avión en Ezeiza rumbo a Madrid, un sol radiante. Qué rápido pasamos por el tiempo. En estos días la red me recuerda últimos brindis, palabras con significado profundo, sonrisas, regalos, buenos deseos. No somos originales; el mundo está hecho de adioses y bienvenidas. Cuando uno se aleja, invariablemente algo sepulta y, a la vez, algo siembra. Toda evocación conlleva cierta nostalgia y la rara sensación de observar con el zoom de la mirada que permite discriminar lo bueno, lo malo y lo feo de cada sitio, de cada época, de cada persona, pero también, permite reflexionar sobre las propias sombras, los propios demonios y hacer de la distancia una experiencia de búsqueda y aprendizaje.