Notitia Criminis •  12/07/2008

El PSOE de Toledo dice que tiene «tolerancia menos cero» con los corruptos

Hablando de los últimos acontecimientos del caso Seseña, el Secretario de Organización del PSOE de Castilla-La Mancha, Patrocinio Gómez (en la foto) Ha subrayado la “TOLERANCIA MENOS CERO” con la corrupción. Recordó que “José Luis Martín no es militante socialista desde hace 4 años” y añadió que si “uno sale” como él “poco podemos hacer más de lo que ya hemos hecho”. En tal sentido, reconoció que a su partido no le gusta que un ex dirigente socialista aparezca “presuntamente” vinculado con un escándalo de corrupción, pero insistió en que el PSOE tiene “miles de concejales y alcaldes, todo gente honesta que trabaja por su pueblo y por sus ideas”.

Según esto, parece que la expresión “tolerancia menos cero” ha de entenderse como algo que va más allá de lo dicho repetidas veces por el entonces Secretario de Organización José Blanco y por el actual Ministro de Justicia: No es tolerable que imputados por casos de corrupción continúen en sus cargos públicos o sean presentados por los partidos en sus listas electorales. Por lo tanto, ir más allá de esto deberá entenderse como una actuación fulminante contra los sospechosos de corrupción, por supuesto, contra los formalmente imputados e, incluso, la toma de acciones judiciales de denuncia o querella contra esos mismos sospechosos o imputados.

Pero se interprete como se interprete la original expresión “tolerancia menos cero” los hechos se empeñan en demostrar que no es más que una vana letanía.

Ciertamente no es sólo el PSOE el que merece título de Magister Dixit et non Facit (expresión con la que en la tradición medieval alemana se designa al Diablo) Ayer, mientras Soraya Sáenz de Santamaría presentaba en Estepona un paquete de medidas contra la corrupción, Rajoy se lucía en Castellón junto a Carlos Fabra (en la foto) presidente de la Diputación de esa provincia, a quien se le imputan una buena cantidad de delitos contra la Administración y la Hacienda pública, y decía de él que “es un ciudadano y un político ejemplar” y pidió ¿cómo no? que se respetara el principio de presunción de inocencia de Fabra.

Sin embargo, dado que en Derecho la mancha de una mora con otra verde no se quita, hay que seguir preguntándose si ha habido “tolerancia menos cero” o, por lo menos, “tolerancia cero”, en Seseña, pero también con Alejandro Pompa Mingo, alcalde de Carranque y Presidente de la Mancomunidad de Municipios de la Sagra Alta.

Opino que en Seseña no la ha habido, ni mucho menos, pero lo que si ha habido en el caso de Carranque es una protección incondicional y más que notoria de altos cargos del PSOE toledano y de miembros del Gobierno de Castilla-La Mancha hacia Pompa. Hay que recordar a Fernández Vaquero diciendo aquello de “cuadrilla de bandoleros”, añadiendo que la denuncia por la que entonces estaba imputado Pompa (y ahora también, solo que las imputaciones han aumentado) Se refería a una insignificante permuta de 3000 metros cuadrados y que lo que había tras la denuncia era una turbia conjura orquestada con propósitos siniestros.

Como en todos estos casos suele ocurrir, si es que no ocurre siempre, Pompa se apresuró a declarar a la prensa que era objeto de una maniobra de acoso “barriobajera dirigida a expulsarle de la Alcaldía. En esto fue secundado, como he dicho, por altos cargos del PSOE y por miembros del Gobierno regional, como, por ejemplo, el Consejero Lamata, que no tuvo empacho en acompañar a Pompa y a otros imputados en la inauguración de la espléndida Casa de la Cultura que PEYBER había construido en Carranque; o posteriormente por el propio Barreda.

La tesis exculpatoria mantenida por todas estas personas es la siguiente: Todos los denunciantes tienen motivaciones impuras. La motivación impura del denunciante actúa como eximente completa de cualquier acto cometido por el denunciado; luego el denunciado, si es “de los míos”, siempre es inocente.

Lo que ocurre es que este argumento, por muy enraizado que esté en una opinión pública aletargada y por muy efectivo que sea en un país que aportó al mundo antiguo la expresión devotio hispanica, un pacto por el que guerreros escogidos se lanzaban a buscar la muerte en un ataque suicida cuando su jefe tribal moría en batalla; es radicalmente aberrante.

Las motivaciones que a unos u otros nos hayan llevado a investigar y, en su caso, denunciar en los Tribunales o ante la opinión pública, los actos de Pompa y los que se suceden en Carranque, carece por completo de relevancia jurídica a efectos de la admisión de las querellas y de la imputación de los sospechosos, porque cuando la notitia criminis llega a los órganos de la Justicia, lo que estos tiene que examinar, por imperio de la Ley, no son los motivos del denunciante, sino la existencia de los hechos denunciados y su condición delictiva o no; y si en un primer examen hay indicios de delito se acepta la acusación y se imputa a los presuntos autores.

Eso, exactamente, es lo que ha ocurrido en el caso de Pompa y por eso el alcalde de Carranque, ya haya sido denunciado por Manos Límpias, por I.U. por la Fiscalía Anticorrupción o por el lucero del alba; en estos momentos está imputado por una docena larga de delitos y por eso Pompa demuestra irrefutablemente que la expresión “tolerancia menos cero” es una mera, aunque muy audaz, patraña.

Y decae, también aquí, la universal coletilla que en estas situaciones siempre sale a la luz: “hay que dejar actuar a la Justicia y respetar el principio de presunción de inocencia”, porque que la Justicia actúe y que se respete la presunción de inocencia no obstaculiza en absoluto que ad cautelam se aparte a estas personas del poder y del dinero que, presuntamente, han estado y están usando en su beneficio o en el beneficio de terceros y que, entre tanto cursa la investigación, queden en entredicho, sean puestos, literalmente, en inter dicto, sin que eso sea ninguna violación del principio de presunción de inocencia, porque lo que este principio dice es que nadie puede sufrir una pena sin una sentencia firme previa y fundada en pruebas suficientes, y ser apartado o suspendido en el ejercicio del poder político no es ninguna pena ni ninguna condena, porque la cosa pública no es una canonjía.

En definitiva, a Pompa no le ha procesado “Manos Limpias”, sino el Juzgado número 2 de Illescas y, además, a instancias del mismo Fiscal que ahora denuncia al ex alcalde de Seseña José Luis Martín.

Por lo tanto ¿va a aplicar de una vez el PSOE de Toledo su principio de “tolerancia menos cero”? ¿Qué harán Fernández Vaquero, Patrocinio Gómez y los demás responsables del partido en Toledo, en Castilla-La Mancha y en el ámbito estatal, si en los próximos días la situación jurídica de Pompa se complica considerablemente más y crece el número de los delitos de los que los Tribunales le acusan formalmente? ¿Habrá “tolerancia menos cero” o, por el contrario, “prudencia”, petición de respeto por el principio de presunción de inocencia e, incluso, defensa numantina de un alcalde, de quien se resaltará su “honradez, honestidad y los bolsillos de cristal” en idénticos términos que los dedicados por José Bono a Antonio Barrientos, el ya ex alcalde de Estepona, preso por corrupción?.


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