Se repite el modus operandi, el clasismo, esta vez contra Aina Vidal
Medios de comunicación propiedad del establishment conservador nos recuerdan cada día que el acoso y derribo contra políticos/as ubicados a la izquierda o en el centro del arco parlamentario tarde o temprano no distingue de nombres.
En su día, el Grupo PRISA se cebó con Julio Anguita, burlándose de él caracterizándolo hasta la saciedad como Don Quijote de la Mancha. Luego, cuando dejó de ejercer en activo, se le redimió, porque ya no se consideraba peligroso. Era la época en la que el insigne comunista le sacaba los colores a Felipe González por pactar la gobernabilidad antes con CIU que con Izquierda Unida, entre una infinidad de motivos.
La diana se ha colocado en los últimos años en Pablo Iglesias, quien tuvo la osadía de llegar a vicepresidente en un país bajo el control mediático de la derecha. Luego en Irene Montero, como ocurriera antes con Bibiana Aido, ambas ministras de Igualdad. Pero también se puso la mira sobre ministras que cargaban con otras carteras, y que aunque no defendiesen específicamente a las mujeres llevaban el estigma de la juventud. Véase a Leire Pajín, que tuvo que soportar los insultos de uno de los tipos más asquerosos de la política española, el alcalde del PP de Valladolid, Javier León de la Riva: “Cada vez que veo la cara y esos morritos pienso lo mismo, pero no lo voy a contar aquí”.
El catálogo de lindezas que se han soltado con total impunidad contra Irene Montero es tanto o más grave, y mucho más amplio. Es la lengua de Mordor, que no emplearé aquí. Dejemos a ese alcalde pepero como único e infame ejemplo.
De sobra son conocidos los factores que estimulan la baba y el insulto desde estos altavoces: primero, la capacidad de influencia en la política del Estado, y justo a continuación, ciertos agravantes, tales como: ser mujer, defender la igualdad o los derechos LGTBIQ+, denunciar sin pelos en la lengua las injusticias o los desmanes del poder político-económico, ser joven y -por supuesto- llegar al Congreso desde la clase trabajadora (o clase baja). Por último, cuestiones raciales, aspecto físico o forma de vestir, recuerden el robo del acta de Alberto Rodríguez, perpetrado con la connivencia del PSOE.
Cuando un político/a en activo reúne la mayor parte de esas características debe saber que -como decía- ya sea temprano o ya sea más adelante, será colocado/a en un paredón frente a todos esos creadores de la opinión publicada. Carguen, apunten… fuego a discreción.
Aina Vidal -que es para colmo, catalana- será quien represente a Sumar en el debate televisado a siete de esta noche, en RTVE. Recordemos que el debate a cuatro tuvo que descartarse por manifiesta cobardía por parte del candidato del PP, Nuñez Feijóo. Y -por tanto- el debate no tendrá la misma trascendencia, pero es claro que Vidal debe ser reprendida…
El titular de El Confidencial es el siguiente: A qué se dedicaba la candidata de Sumar a las elecciones, Aina Vidal, antes de ser política [*]. Juro que al segundo de leerlo vinieron a mi cabeza otras noticias como la de Antena 3 de hace tres años: El polémico pasado como cajera de supermercado de la ministra Irene Montero.
Ya tenemos el marco, el clasismo. Porque tres años después de recordar a Montero su «oscuro» pasado medios de comunicación, tuiteros, youtubers y otros genios del tiktok seguían dando la brasa con lo mismo. Recuerdo al instante uno de los mejores tuits para contraatacar en mayo de este año;
Detrás de cada liberal hablado de la cultura del esfuerzo, hay un clasista riéndose del obrero por trabajar. https://t.co/qEfGy01VwK
— purepoison 💜✊🏻🌱🔻 (@xsPurePoison) May 31, 2023
Porque a Montero nunca se le perdonó, como decía, ser mujer, joven, activista, de izquierdas y -para colmo- venir de una familia obrera y trabajar como cajera. Se ha dicho, pero hay que repetirlo cuantas veces haga falta ¡Válgame dios! ¡Una cajera de supermercado en el Congreso! ¡Cuánta indignidad!
Hoy, El Confidencial -lo tomo como ejemplo, porque hay otros- repasa el coherente recorrido parlamentario de Vidal para seguir:
Las negritas son de El Confidencial… De aquí, se salta a su pasado sindicalista, que muchos observamos como motivo de orgullo. Otros, como los redactores de este medio, como una mancha en el expediente.
Por último nos recuerdan que fue «miembro de UNRWA, Asociación Española contra el Cáncer, Esplais Catalans, Amnistía Internacional y Médicos Sin Fronteras» y confieso que me pierdo sobre si consideran digno el final de su currículum.
Tiene su gracia el abismo entre la mirada sucia de estos individuos con la de quienes contemplamos curros como el de camarera o dependienta como un trabajo más con un único impedimento, el de la precariedad laboral.
Vidal estudió en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), pero que tuvo que abandonar esos estudios por problemas para compaginarlos con trabajos en precario.
A Aina Vidal le habría gustado ser veterinaria.
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[*] https://www.elconfidencial.com/espana/elecciones-generales/2023-07-13/a-que-dedicaba-candidata-sumar-aina-vidal-antes-politica_3693320/
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