Economistas neoliberales salen en defensa de los intereses económicos de la clase alta española tras el anuncio de un Impuesto a las Grandes Fortunas
Esta etapa de «desescalada» en las medidas de confinamiento pandémico y reactivación económica trae al centro del debate político una cuestión primordial. Hablamos de la financiación de las medidas de corte social para la salida de la crisis económica. Lo que haga ahora el Gobierno es de vital importancia para que no se repitan las consecuencias de los años posteriores a la anterior crisis financiera de 2008. En aquel entonces, se cargó sobre la clase media y trabajadora el peso de la recuperación a través de impuestos y sendas reformas laborales que precarizaron y congelaron sueldos. El paquete de medias del denominado «escudo social» parecen caminar en sentido contrario, pero no pueden financiarse indefinidamente a través de la generación de deuda pública. Se hace imprescindible una profunda reforma fiscal que invierta la tendencia de las políticas neoliberales de las últimas dos décadas. Y es que se dice poco, pero España se sitúa muy por debajo de la media de la UE-23 en lo referente a presión fiscal sobre el trabajo debido a una reducción impositiva sobre las rentas altas durante la larga etapa de la historia reciente dominada por el bipartidismo.
Gráfico: cincodias.elpais.com
Webs especializadas en economía como Cinco días corroboran que hace un año España era el segundo país de la UE con menor presión fiscal sobre el trabajador. Solo Estonia recauda menos en la suma de IRPF y cotizaciones a la Seguridad Social.
A fin de solucionar este desbarajuste en el lado de los ingresos, Unidas Podemos planteó el pasado 12 de mayo un Impuesto a las Grandes Fortunas con el objetivo de paliar las desigualdades que puede provocar la crisis económica del coronavirus. Desde la coalición señalan que el nuevo tributo sustituiría al Impuesto de Patrimonio y gravaría fortunas superiores al millón de euros, consiguiendo una recaudación en torno a 11 mil millones de euros anuales, es decir, el 1% del PIB. La propuesta se llevará a debate a la Comisión para la Reconstrucción Económica y Social del Congreso de los Diputados que arrancará esta misma semana. Las palabras del vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 aclaran las intenciones al respecto: «este Gobierno va a seguir trabajando para que salgamos de esta de forma opuesta a como se hizo en el pasado: protegiendo el empleo y el tejido productivo y usando los recursos de los que disponemos para defender, no intereses particulares, sino el interés del país».
Esta «defensa de intereses particulares» denunciada por Pablo Iglesias queda patente en un dato significativo: según un estudio de Credit Suisse a finales del año pasado el número de millonarios en nuestro país aumentó un 470% en los últimos 9 años -entre 2010 y 2019- y ahora son casi un millón de la población, es decir, de 172.000 personas a 979.000, lo que representa un 2,1% de la población según las últimas cifras de población del INE. Este informe avisa, además, de que la tendencia, lejos de invertirse, va a más: prevé que en 2024 haya en el país un 42% de millonarios más, hasta alcanzar los 1,4 millones en España.
Con estos datos, y a pesar de la obscenidad, encontramos numerosas publicaciones que hoy se escandalizan ante la medida de un impuesto que ha ido disminuyendo su recaudación desde su cesión a las autonomías. El caso de la Comunidad de Madrid es paradigmático, pues el 67,6% de las grandes fortunas del país se refugian allí. Esta Comunidad, gobernada por el PP desde 1995, se comporta en a práctica como un «paraíso fiscal» en cuanto a Patrimonio, ya que el tributo está bonificado al 100% y, por lo tanto, ningún contribuyente paga por él.
Así, la web elEconomista.es, cada día más cercana a los postulados neoliberales, cita únicamente los argumentos de economistas de este palo bajo el titular «El impuesto a los ricos de Podemos recaudará solo el 18% de lo que dice y ahuyentará capitales«. El subtítulo asegura que «la tasa a las grandes fortunas alcanzará 2.500 millones en el mejor escenario» [1], y su fuente: «la opinión de expertos economistas consultados por este diario». ¿Quienes son esos expertos? Alejandro del Campo, fiscalista y socio de DMS Consulting, Esaú Alarcón, fiscalista y socio de Gibernau y asesores, José María Rotellar, profesor de Economía de la Universidad Francisco de Vitoria, y Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis Gestión… Todos comparten algo, que ninguno de ellos ofrece justificación alguna para esa cifra.
El Mundo [2] prefiere atacar la propuesta de otra forma. Con titular «La «irreal» tasa a los ricos de Podemos multiplica por 10 la recaudación del impuesto de Patrimonio» nos dice que «la nueva figura aportaría 11.000 millones, una cantidad que los fiscalistas consideran elevada» según sus propios expertos consultados: Stella Raventós, presidenta de la Asociación Española de Asesores Fiscales (AEDAF) y Jesús Sanmartín, máximo responsable del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF).
Tanto elEconomista y como El Mundo se cuidan de consultar fuentes de Unidas Podemos con las que contrastar esta cifra, o citar a otros «expertos» más neutrales, como son los técnicos de la Hacienda Pública, Gestha, quienes «calculan que el tributo afectaría a 114.000 personas en España» y que «estiman en 9.800 millones de euros la capacidad recaudatoria de este tributo» aclarando que la diferencia entre esta cifra y los 11 mil millones que apunta Unidas Podemos se puede deber a que Hacienda no cuenta con los datos tributarios del País Vasco y Navarra.
No menos tendencioso, El Confidencial [3], otra de esas webs nada neutrales, titula «Las grandes fortunas se preparan para un hachazo fiscal y blindan su patrimonio«. Un «hachazo» de entre un 1 y 3,5%» le falto subtitular para remarcar la dramática expresión.
Son tres ejemplos de una lista de medios impresos o digitales de corte conservador en lo social y/o neoliberal en lo económico escandalizados ante una subida de impuestos ridículos en cuanto a su cuantía para este creciente grupo de millonarios. Gritan a coro junto a quienes se saltaban ayer el confinamiento en barrios como el de Salamanca. Pero no lo hacen indignados por las víctimas del Covid-19, no nos engañemos… Porque a los patriotas de banderita lo que les duele es lo de siempre, su bolsillo.
La lengua de Mordor, que no pronunciaré aquí, es demasiado expresiva para los caracteres humanos, así que me abstendré de citar cualquier panfleto que compience por «ok» o termine en «digital».
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[1] https://www.eleconomista.es/economia/noticias/10539325/05/20/El-impuesto-a-los-ricos-de-Podemos-recaudara-solo-el-18-de-lo-que-dice-y-ahuyentara-capitales.html
[2] https://www.elmundo.es/espana/2020/05/14/5ebc2e54fc6c8398158b45ac.html
[3] https://www.elconfidencial.com/empresas/2020-05-13/grandes-fortunas-patrimonio-impuestos-sociedades_2591855/