Santos y pecadores •  17/01/2024

«La palabra subversiva, o la potencia de nombrarse para desalambrar»

El otro día leí un breve concepto que me pareció sumamente esclarecedor. 

Lo escribió alguien a propósito de la presentación de un libro de historia.

Decía: “Nombrarse es desalambrar”.

En ese mismo sentido, podríamos expresar que lo que se nombra, adquiere un contenido único porque desmaleza lo que no se nombra.

La palabra es mucho más que un símbolo; es la posibilidad de hacer visible lo invisible.

Hoy, que todo es imagen, cabe reflexionar sobre el significado de lo que se nombra como elemento de comunicación, pero además, de quebrar el silencio de lo que, pareciera, no existe.

Y ahí está la palabra para nombrar y nombrarse.

A su vez, resulta necesario que lo que se nombra sea un contenido con potencia, con sentido, para desalambrar lo que está sujeto.

Cualquier palabra dicha no puede desalambrar; es ahí donde los seres que bregamos por un mundo más justo, igualitario y diverso redoblemos la apuesta no tan sólo para nombrarnos, sino para subvertir lo establecido por el oscuro poder.

Si la palabra es leída o escuchada, cada uno la asimila con su tono propio y le da una significación a la altura de la historia personal del que lee. 

La modulación corre por cuenta del que habla, pero de igual manera, es recibida con los valores y sentidos del que escucha.

Hoy en día, es común que muchos sintamos que nos han arrebatado ciertas palabras: libertad, por caso, o democracia. Y esto es parte de una batalla cultural más profunda en donde nos han cambiado los roles.

Para los ultras, por caso, la democracia progresista es sinónimo de tiranía, y la libertad es la que ellos pregonan, condimentada con elementos xenófobos y supremacistas.

En tiempos depredadores, la palabra adquiere mayor importancia porque desde el poder se atenta contra ellas, que nacieron libres y tienen vuelo propio.

Por eso se silencian voces en los medios.

No es casual que entre los miles de despedidos, los que trabajan con la palabra ocupen un lugar no menos importante. 

No sorprende que los que tenemos, todavía, un micrófono a nuestro alcance, o una computadora, tengamos cada día más dificultades en llegar al oyente o al lector; las razones económicas también son formas de limitar la palabra; aun así, siempre hay corredores para hacer circular la voz y compartir lo que se nombra.

La palabra liberadora siempre encuentra su lugar en el mundo para llegar, incluso, en idiomas que no entendemos, pero el símbolo, lo nombrado, hace su aparición en medio de la desaparición que fomenta el sistema. 

Por eso es habitual encontrar en las cárceles, paredes escritas con consignas, retazos de canciones o poemas.

De hecho, en las cárceles o centros clandestinos usados por las dictaduras, se han fotografiado escritos que intentaron sobrevivir al genocidio y vieron la luz en otro tiempo.

Las palabras que nos nombran son subversivas; se rebelan contra el diccionario de museo, o del márketing, o de la banalidad. 

No hacen de la estupidez una virtud.

Nombrarse es desalambrar.

Es bueno darle forma a esa idea, para que el silencio solo sea un remanso elegido y no una normativa del poder de turno para hacer invisible lo que molesta.

Néstor Tenaglia Álvarez


Santos y pecadores / 

Néstor Tenaglia Álvarez

 https://nestortenaglia.wordpress.com/

Escritor y radio apasionado argentino / español: En 1989 comienza una experiencia comunicacional en Radio Nacional Esquel, Patagonia, Argentina, por lo cual es convocado por la Dirección Municipal de esa ciudad para realizar trabajos de prensa y difusión. A partir de 1992, en Buenos Aires, comienza el programa de radio "SANTOS Y PECADORES "que se extenderá en el tiempo hasta 2018. Allí vincula las letras con las entrevistas, convoca a importantes músicos, historiadores, artistas y vuelca periodísticamente todas esas experiencias en lo que se denomina "radio arte". Con una fuerte impronta en los derechos humanos, colabora para el periódico Madres de Plaza de Mayo, organismo mundialmente conocido. La poesía ha sido siempre la forma de encarar los proyectos comunicacionales, anclando las temáticas en cuestiones marcadas por sucesos históricos y también atemporales. Su trabajo comunicacional le ha valido algunos premios y varios reconocimientos. En 2005, la Editorial Dunken edita "La gran apuesta", antología poética donde participa con el texto "Mapuche". En 2020, Ediciones La Esfera Cultural (España) edita "El club de los relatores" donde participa con el texto "Un árbol gigante" siendo premiado entre más de seiscientos participantes. En 2021 gana el segundo puesto en el Concurso Relatos de Otoño que organiza Ediciones Embrujo, por lo que su relato "Viento de octubre" forma parte de la antología "Flor de Otoño y otros relatos" editada en el mismo año. En 2022, forma parte del Libro editado por la Falla Sant Nicolau Mosquit de Gandia, titulado "Construim" con el poema "Tierra removida", traducido al valenciano. También, en 2022, es seleccionado para participar de una antología como resultado del Fallo del III Certamen Literario de Relato y Poesía, organizado por el Ayuntamiento de Encinas Reales, Córdoba, Andalucía con su poema "Hoja en blanco". Es director de contenidos en su sitio, "Periodismo en Cronopia" En 2024, la editorial Diversidad Literaria de Madrid, selecciona su poema "Hallazgo" para formar parte de la antología poética "Versos en el aire". Actualmente reside en la Comunidad Valenciana.
Primer año en España A un año de varias fotos: abrazos, lágrimas, miedos, incertidumbre, canciones, porvenir, un avión en Ezeiza rumbo a Madrid, un sol radiante. Qué rápido pasamos por el tiempo. En estos días la red me recuerda últimos brindis, palabras con significado profundo, sonrisas, regalos, buenos deseos. No somos originales; el mundo está hecho de adioses y bienvenidas. Cuando uno se aleja, invariablemente algo sepulta y, a la vez, algo siembra. Toda evocación conlleva cierta nostalgia y la rara sensación de observar con el zoom de la mirada que permite discriminar lo bueno, lo malo y lo feo de cada sitio, de cada época, de cada persona, pero también, permite reflexionar sobre las propias sombras, los propios demonios y hacer de la distancia una experiencia de búsqueda y aprendizaje.