La vida en el panel derecho de El Jardín de las Delicias •  20/11/2014

Réquiem por una duquesa española.

Réquiem por una duquesa española.

No hemos hecho más que conocer la muerte de Cayetana Fitz-James Stuart, y ya todos los medios nos están bombardeando con homenajes y breves hagiografías sobre la figura de la duquesa catorce veces grande de España. Sobre su muerte a los ochenta y muchos años de edad, creo que poco cabe decir, más que solidarizarse con su familia por haber perdido a un ser querido, aunque este se haya marchado después de una larga vida sin demasiados problemas a los que hacer frente.

No se puede negar que la duquesa de Alba, aristócrata entre los aristócratas españoles, supo levantar simpatías en su Andalucía, tierra en la que no sólo la derecha más rancia adoraba a su señora, ya que el PSOE, haciendo gala de su coherencia, la llegó a nombrar hija predilecta de la región, e incluso erigió una estatua suya en Sevilla. Chouvinistas, imbéciles sin nada mejor que hacer, marujonas y demás fauna sevillana –de esa que sólo sale en ocasiones así para dejarnos al resto de sevillanos como tontos del culo ante los medios-, a buen seguro ya estarán sacando sus mejores galas para acercarse al Palacio de Dueñas, para así chupar cámara un ratito y recordar lo buena que era esa mujer que se acaba de morir.

Yo, sobre si era buena o mala persona no quiero dejar dicho nada aquí, entre otras cosas por respeto y porque nunca me ha gustado demasiado la prensa rosa. Tampoco es intención mía recordar cuando llamó delincuentes a los jornaleros del Sindicato de Obreros del Campo, o como su familia percibe subvenciones millonarias de la Unión Europea, ni tampoco como entre todos mantenemos gran parte de su patrimonio artístico declarado Bien de Interés Cultural,.. Desde luego que todos esos beneficios que ella disfrutaba no eran culpa de ella, sino del corrupto sistema en que vivimos, y que permite a familias enteras vivir sin ayuda alguna, mientras se favorecen patrimonios millonarios. No, desde luego no era Cayetana la responsable de haber nacido en una familia privilegiada, ya que los culpables hemos sido todos los españoles por no haber sabido frenar a tiempo esos beneficios de clase que todavía hoy disfruta la aristocracia.

Sobre lo que sí deseo llamar la atención es sobre su figura como duquesa, y como se evidencia que todos estos espontáneos homenajes, no se están rindiendo hacia ella por haber sido simpática, extrovertida o amante del arte, sino por una condición adquirida por nacimiento: su título aristocrático, que no representa otra cosa que una herencia anacrónica y feudal, signo de desigualdad y de injusticia. El ducado de Alba en Andalucía simboliza además los latifundios que contrastan con los miles de jornaleros empobrecidos y sin tierras; representa el derroche de una duquesa que se casó por todo lo alto en 1947 mientras media Sevilla se moría de hambre; y personifica en definitiva, el drama histórico de una región que fue condenada a la pobreza por una elite que la castigó a ser periferia dentro de España para mantener los privilegios de unas pocas familias.

Cada homenaje que se rinde a una duquesa es un insulto a aquellos que lucharon por conseguir acabar con las desigualdades del Antiguo Régimen. Es como mínimo ofensivo que a alguien se le homenajee por ser rico, o por haber heredado miles de hectáreas que se mantienen en manos muertas mientras los jornaleros son condenados a la miseria, y sólo por eso he decidido que en los próximos días no voy a encender el televisor. Me cuesta decirlo como andaluz y sevillano que soy, pero ahora mismo, observando este triste espectáculo comprendo perfectamente lo que quiso decir Juan Carlos Aragón en un pasodoble que una chirigota gaditana cantó allá por el año 99, coincidiendo con la boda de la hija de Cayetana:

Si este pueblo se disparata

con la boda de un matavaca

y la niña de una duquesa,

si este pueblo se le arrodilla

a una espada y a una mantilla

este pueblo me da vergüenza,


La vida en el panel derecho de El Jardín de las Delicias / 

Alejandro Sánchez Moreno (Sevilla, 1982.)

Profesor de secundaria e historiador. Actualmente es doctorando de la Universidad de Málaga en una tesis sobre los inicios del comunismo andaluz. Realizó sus estudios en las universidades de Sevilla, Toulouse II Le Mirail, Complutense de Madrid y Autónoma de Madrid. Ha trabajado desde hace años en el campo de la docencia. Es miembro de la Fundación de Investigaciones Marxistas y de los órganos locales del PCE e Izquierda Unida en Sevilla.

Sus publicaciones han girado fundamentalmente hasta ahora en torno a estudios historiográficos, siendo autor de diversos artículos publicados en Chile y España.

Su primer relato de ficción “La Catarsis de Clío”, fue seleccionado por la Latin Heritage Foundation para formar parte de un libro recopilatorio de “jóvenes promesas de la literatura hispanoamericana” (Hijos de la Pólvora. Antología de relatos hispanoamericanos, Latin Heritage Foundation,Washington, 2011.)

El autor del blog ha presentado recientemente su primer libro “José Díaz, una vida en lucha”, biografía del dirigente obrero José Díaz Ramos que ha sido publicada por Almuzara y además, próximamente verá la luz su segunda monografía sobre un importante episodio represivo de la Andalucía franquista.