Invierno Rojoi •  04/11/2014

El sistema teme perder la batalla, ante los próximos comicios electorales

picado

Roberto Mérida Fernández

El sistema está desconcertado. No pueden comprender lo que pasa pese a que la clase obrera lo entiende muy clarito: la subida de la izquierda y el cambio es imparable ya; porque a diferencia de éstos, el sistema se ha acostumbrado, desde hace ya demasiado tiempo, a vivir separado, alejado y a espaldas del pueblo. Así que no piensan en su mismo lenguaje, ni saben funcionar con su misma lógica. Se han acostumbrado a hablar otro idioma, a vivir en una quimera, un universo virtual paralelo, donde la única verdad son sus propias reglas de juego. Aquellas que se han inventado para salir ganando y mantener sus privilegios y vivir a espaldas del pueblo, sin tener que trabajar, sin ser parte del mismo; pudiendo vivir del trabajo ajeno. Esa verdad que habían elevado a la categoría de absoluta ahora carece de consistencia, de estabilidad, amenaza con derrumbarse ante la introducción de nuevas normas y reglas de juego, con las que no contaban, sobre el tablero, normas que vienen de los movimientos sociales adaptadas al mundo de la política electoralista. Un verdadero cabayo de Troya que se les viene encima. Su universo se derrumba, y todo carece de certeza, por más que se afanan en mantenerla, en “forzarla”, en tratar de “buscarle explicación” dentro de sus viejos esquemas que se niegan a mutar y a revisar. Y en consecuencia todo, para ellos, carece de sentido.

Ante lo desesperado de la inminente posible pérdida de su modus vivendi privilegiado recurren a todo tipo de agresiones, verbales y simbólicas, pero también políticas, mediáticas y económicas. El último de sus ataques es tratar, en un intento desesperado por ganar la partida y salvaguardar su régimen, de recondicionar la tendencia de voto a su favor manipulando las encuestas, y crear contratendencia. Ya que si Podemos, o la suma de Podemos e IU les rebasa muy probablemente uno de ambos pilares del bipartidismo, como son PP y PSOE, pase a verse perjudicado por el reparto de la ley d’Hondt y esa ley electoral hecha a su medida pase a volvérseles en contra, como un arma de doble filo, desestabilizando todo el sistema bipartidista y haciendo que carezca de sentido.

Su artimaña se traduce en lo siguiente: arrojar supuestas “predicciones” electorales, que más que fruto de un estudio estadístico serio parecen producto de la “futorología”, pero que a menudo resultan contradictorias tanto con encuestas actuales arrojadas por otros medios y fuentes como con encuestas anteriores del mismo medio, de hace escasos meses. Sin embargo en todas ellas predomina una misma constante: tratar de arrojar a IU un exiguo porcentaje residual en previsión de voto, de poco menos que dos tercios ó tres cuartas partes menos que la subida experimentada tanto en los últimos comicios europeos como en los penúltimos generales, y a Podemos un porcentaje que a duras penas logre rebasar al PP y que, sumados, Podemos e IU, queden a menos de la mitad que un futurible pacto PP-PSOE conjunto: que será probablemente la estrategia con la que traten de salvar la próxima partida.

Veremos por cuanto les dura, en los próximos 4 años, cuando vuelvan a repetirse los comicios y un grueso de la población identifiquen a PP y PSOE como lo mismo + lo mismo.


Invierno Rojoi /