De mediocres e intelectuales neutrales
En este mundo tan lleno de apolíticos y de individualistas, predomina un tipo de seres que presumen de ser neutrales siempre. Me refiero a aquellos que desde la comodidad de les ha dado su vida primer-mundista han llegado a creer que estan por encima del bien y del mal en todo momento, aún cuando una persona o todo un pueblo necesitarían de toda nuestra compresión, movilización y apoyo. Como decía aquella canción de Habeas Corpus, “Más Allá del Bien y del Mal”, “cuando se está mas allá del bien y del mal es demasiado fácil dejar de pensar en los demás”. Y es que al final, el que piensa de esta manera deja de actuar y de solidarizarse con los oprimidos, ya que tan solo buscan satisfacer sus egos al comprenderlo todo desde una óptica equidistante, y en sus tronos de superioridad intelectual se sienten superiores moral y éticamente a los que sí se implican en los conflictos.
Luego hay otro sub-grupo de éste, que a menudo trata de situar al mismo nivel a víctimas y verdugos, republicanos y franquistas, feministas y machistas, demócratas y golpistas, oprimidos y opresores… y es que ¿quién no ha escuchado alguna vez el “que se maten entre ellos, son iguales los unos a los otros” cuando hay una agresión fascista a un joven antifascista? También he escuchado varias veces lo de “yo no apoyo ni a israelís ni a palestinos, mejor sería que una bomba nuclear los borrase a todos del mapa”. Con el golpe de estado de Honduras, vemos como se juega día a día a justificar el golpe, aunque de manera que no sea demasiado evidente mintiendo de nuevo sobre si el presidente había cometido ilegalidades, si la consulta era inconstitucional, aceptando cesiones y chantajes de los golpistas.
Este tipo de gente ya no solo abandona a la parte que más sufre, la parte que necesita todo el apoyo, el pueblo que ve cercenadas sus libertades, sino que colabora de una u otra forma con los opresores, con los poderosos, con los que tuvieron siempre la sartén por el mango.
Por último, quería recordar la famosa cita, atribuída erroneamente a Bertolt Brecht, pero que es de Martin Niemöller:
“Primero vinieron por los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí, pero para entonces ya no quedaba nadie que dijera nada.”