La escombrera de PEYBER en Villaverde
Estos son algunos datos, que reproducimos por su evidente interés, publicados por MADRIDIARIO.ES.
En Perales del Río, una pedanía de la llamada “capital del sur”, Getafe, y de la que dista unos seis kilómetros, viven más de 7.000 vecinos. Y todos ellos se quejan de lo mismo: “Toda la mierda de Madrid viene a parar aquí”, afirma rotundo Nicanor Briceño, presidente de la Asociación de Vecinos de Perales del Río. Y continúa diciendo que “aquí están jugando con la salud de los vecinos del barrio, con la salud de los vecinos de Getafe”.
Y es que esta pedanía, que está pegada a Villaverde Bajo, está rodeada de infraestructuras dedicadas al tratamiento de residuos de todo tipo: la incineradora de Valdemingómez, tres depuradoras y una planta de secado de lodos. Además, en breve, tendrán también una escombrera. Hace unas semanas, el Ayuntamiento de Madrid aprobó la construcción de una planta de tratamiento de residuos inertes que aunque estará en el término municipal de Madrid, se situará a unos 200 metros de las viviendas de Perales del Río y a 150 metros de un colegio de monjas y una guardería.
“Estamos hablando de muchas infraestructuras que hacen que se vaya degradando la zona. Es de hecho, la zona de Europa que concentra más instalaciones de este tipo”, dice Miguel Ángel Romero, concejal del barrio de Perales. El presidente de la asociación de vecinos opina igual y asegura que “todo está alrededor de las casas, y en muchos casos, ni se cumple la distancia mínima que marca la ley”. Según la legislación de la Comunidad de Madrid sobre actividades nocivas, molestas, insalubres y peligrosas, las infraestructuras destinadas al tratamiento de residuos tienen que estar como mínimo a 2000 metros de las viviendas. Sin embargo, en Perales del Río no se cumple.
De hecho, la evaluación de impacto medioambiental que realizó la Comunidad de Madrid en 2005 corroboraba que en algunos casos sólo hay 100 metros de distancia entre la escombrera y la población urbana. Además, en esa misma evaluación medioambiental se reconocía que los animales y la flora podían tener problemas de salud. En cambio, “en ningún párrafo se refiere a la salud de las personas”, señala el presidente de la asociación de vecinos. Sin embargo, la Comunidad de Madrid dio el visto bueno a la nueva planta de inertes.
Aunque no existe un informe concreto sobre cómo podría afectar a la salud de los vecinos, los médicos del centro de salud del barrio advierten de que “el establecimiento de una planta de residuos inertes en la zona básica de Perales del Río, dado la existencia de otros posibles contaminantes no nos parece adecuada, ya que puede añadir otra fuente de contaminación ambiental”. A pesar de que no hay ningún informe que lo corrobore, según los vecinos, Perales del Río está por encima de la media en la detección de cánceres.
Pero los getafenses no son los únicos afectados. Y es que a tan sólo 20 metros de la futura escombrera y en frente de la depuradora de Butarque, se levanta el poblado chabolista El Ventorro de la Puñalá, donde malviven unas 200 familias en condiciones infrahumanas, sin agua corriente y sin electricidad, y con el añadido de los malos olores y la suciedad de la zona. “Aquí se vive muy mal. Con esos olores tan fuertes parece que te vas a ahogar, y por las noches es mucho peor”, dice César García, uno de los vecinos de El Ventorro, quien añade “además, aquí los mosquitos parecen que te van a comer de lo grandes que son”.
Historia de una escombrera
Los trámites para la concesión de las licencias y los permisos se iniciaron en el año 2002. Posteriormente, en 2005 se publicó en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid, pero al contrario de lo que suele ser el procedimiento habitual, “el Ayuntamiento de Madrid no informó al Ayuntamiento de Getafe, como administración afectada, por lo que no se pudo alegar”, argumenta el concejal. De lo mismo se queja Nicanor Briceño. “No nos hemos enterado del tema hasta este mismo año, ya que en el BOCAM sólo decía licencia de construcción de una planta de inertes en tal sector, pero nosotros no conocemos el Plan General de Ordenación Urbana, como para saber que se refería a esta zona”.
El día después de las elecciones la empresa constructora empezó las obras. “Ha habido una ocultación permanente de lo que se iba a hacer en esos terrenos. Ni han puesto vallas, ni carteles que anuncien que se iba a hacer ahí”, critica Moreno. Desde el primer momento, los vecinos de Perales han paralizado en varias ocasiones el comienzo de las obras, y han llevado a cabo diversas movilizaciones para impedir su construcción.
La futura planta de tratamiento de residuos inertes acogerá unas 12.000 toneladas de residuos y polvo, y generará unos niveles de ruido de unos 90 decibelios. A eso se le suma, que habrá un trasiego de camiones por la zona de entre 200 y 300 vehículos pesados. Además de la eliminación de escombros, la planta podrá tratar hasta 10 toneladas de residuos peligrosos, “a tan sólo 250 metros del río Manzanares”, según el concejal.
“Lo único que pedimos es que no se construya la escombrera, que el secado en planta de lodos sea térmico y no al aire libre, y que las depuradoras funcionen mejor”, advierte Briceño. Por su parte, el concejal de Perales del Río concluye que “seguiremos luchando para evitar que se construya la planta de inertes u otras infraestructuras similares en la zona. Además, hemos llevado el tema a Europa, y estamos elaborando un informe jurídico y técnico para emprender todas las acciones que fueran pertinentes para que no se construya la escombrera”.