Tiempos Modernos •  24/12/2014

Comer y hablar

Comer y hablar

La Navidad siempre me pilla por sorpresa. Cuando intuyo que algo está pasando ya es demasiado tarde, ya me encuentro en la tarde del día 24. Mi padre me pide ayuda para atar el cojín que usaremos como Tió, y luego él se distrae pintando una cara en un folio que añade al perturbado cojín. En medio de este proceso llega mi abuela, que se viste con sus ropas de guerra y se encierra en la cocina para cocinarnos todo lo que se le ocurra en forma de tapa, mi madre asiste como pinche y alumna avanzada.El guion sigue según lo previsto, llegan mis tías y tíos, mis primos y primas, comemos, hablamos, comemos, bebemos, turno para apalear al cojín esperando que nos dé algún regalo, seguimos bebiendo y hablando, apuramos el espacio que queda en nuestro interior intentando no dejar demasiada comida sobre la mesa, las sobras son directamente proporcionales a la ofensa que sentirá mi abuela y posterior discusión en que mi madre dirá que cada año le dice que no haga tanta comida, mi abuela contesta que si no llega a cocinar tanto se quedan cortas. Mis tíos, tías, primas y primos se van y se llevan a mi abuela, porque ella tiene cosas que hacer el 25 por la mañana, recojo la casa y caigo en un sueño que me llevará hasta el mediodía del día siguiente.

Me despierto con la música que viene del comedor, mi padre se ha vuelto a emocionar con algún disco de música clásica, llego a la cocina y ya hay actividad, me regañan por estar todavía “así”. La comida del día 25 la celebramos con unos amigos que son mi familia virtual, comemos, bebemos, hablamos, comemos, y cuando estoy a punto de estallar es la hora del postre. La sobremesa termina porque los mayores van al teatro y llegan tarde. Paso la tarde con mi hermana en el sofá. Por la noche salgo con los amigos por el barrio, ninguno busca fiesta.

La mañana del 26 se parece a la del 25, con la diferencia que vamos a casa de mi tía Dolors, en la cocina están mi abuela y su hermana pequeña compitiendo cuál de las dos cocina más y en el menor tiempo posible. En el comedor esta toda mi familia materna, unos treinta. Comemos todos en la misma mesa, hablamos, nos lo pasamos bien y a media tarde, siempre antes de cenar, nos volvemos a casa después de pasar las fiestas en familia.

717

Andreu Llabina

 

**Este artículo se publicó en el número 717 de la revista El Ciervo en diciembre del año 2010


Tiempos Modernos / 

Andreu Llabina.

@andrullabi

Barcelonés del 86.

Historiador.

Miembro de Observatori Internacional de Conflictes Estela Barcelona.

He colaborado en Tercera Información Catalunya.

Colaborador habitual en la revista de pensamiento y cultura El Ciervo.