El ocaso de los dioses
«Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo»
Albert Camus
Ética
¿Cómo?, ¿Errejón?
Dice la Real Academia Española respecto a la palabra «ética»: Conjunto de principios y normas que rigen la conducta humana, relacionados con el sentido del bien y del mal.
Mucho se escribirá por estas horas, ¿y por qué no?, por estos días y semanas sobre el caso Errejón quien ayer, «dimitió» o fue «dimitido» de su escaño y de la vida política partidaria de España.
¿Quién lo iba a decir?, podríamos escuchar por ahí. Y con razón.
Pero fue necesaria la valentía de varias mujeres que primero en privado, y luego en las redes, echaron a correr un río de pólvora que es sinónimo de padecimiento, miedo, incertidumbre y realismo extremo.
¿Cómo puede ser posible?, podríamos agregar.
Un chico ejemplar
Un buen chico, lúcido, de oratoria envidiable, con una trayectoria plagada de compromiso humanista, de pronto, resulta ser un monstruo que se quita la máscara y comienza a ser denunciado.
En la retirada, esgrime argumentos poco convincentes, propios de una personalidad manipuladora y, en ese terreno, pasa de ser presunto victimario a víctima.
El tema tiene muchas ramificaciones y, al menos en mi caso, abundan, como siempre, las preguntas más que las respuestas.
Preguntas
Si como anoche dijo una periodista de eldiario.es, este tema se comentaba y se sabía desde hace bastante en los pasillos del Congreso, y no solamente:
¿Qué espacio de credibilidad ha construido la fuerza que lo amparó hasta ayer?
¿Por qué un espacio que se auto define como de izquierda, progresista y feminista se llamó a silencio?
Ayer, en un programa de televisión, el exvicepresidente y ex líder de Podemos, Pablo Iglesias, dijo que desde hace un año estas cosas se sabían…
¿Y entonces?
Entonces: ¿por qué esperó Errejón un año (o más) para apartarse de la primera línea política y así evitar un daño aún mayor a las mujeres supuestamente abusadas y a la formación política?
Queda claro que nuestros comportamientos van mucho más allá de nuestras definiciones ideológicas, aunque muchas veces, estén emparentados.
No nos extraña que un político de una fuerza ultra que no cree en la violencia machista, sea un machista violento.
Tampoco, que un evasor serial, no considere la evasión como un delito, y oferte al organismo competente «llegar a un arreglo».
Mucho menos, que un fascista admire a un dictador.
Pero es curioso que una persona tenga un discurso sensible, humanista y feminista, y sus acciones vayan en sentido contrario.
Otro caso
Hace unas semanas, también se ha conocido que el expresidente de Argentina, Alberto Fernández, está siendo investigado por las denuncias presentadas por su ex mujer donde lo acusa de violencia machista, manipulador psicológico y perversiones varias.
Caramba, otro caso de una persona que se definía como «feminista» dentro de un gobierno tibiamente progresista.
No sabemos cómo terminarán las investigaciones ya que soy un convencido de que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario.
Sin embargo, creo también que el Estado tiene la obligación permanente de acompañar a las víctimas, mientras la justicia investiga a los supuestos victimarios.
Festejo ultra
La derecha y los ultras estarán por estas horas nadando en sopa.
Sacarán beneficio, como los buitres con la carroña.
Pero es importante saber que de esos sectores no esperamos lecciones de ningún tipo; sobre todo, cuando son negadores compulsivos de la violencia de género y del feminismo.
También son negadores de la corrupción.
Sólo hay que ver cómo se cubren entre ellos con ciertos jueces amigos o cómo terminó el expresidente del PP, Pablo Casado, cuando intentó pedir explicaciones a la baronesa de la lengua larga y los protocolos vergonzantes.
La reacción fue tirarlo por la ventana y a otra cosa.
Deberíamos exigir que no sean hipócritas, pero no solamente a ellos.
¿Suma?
Es insoportable saber que fuerzas que se auto perciben transformadoras, hayan ocultado o hayan hecho oídos sordos, a las tibias denuncias que se daban a conocer en el Congreso sobre los comportamientos de Errejón, como lo expresó anoche en un programa de TV la periodista Esther Palomera.
Gran favor le hacen a una sociedad que está bastante harta de las tragicomedias de palacio y de los insultos furtivos.
Si ser de izquierda es tener grandes ideales de transformación de la sociedad, sepan que estos procedimientos favorecen a todo lo contrario.
Laberinto
Raymond Carver dice en su poema «Límites»: «Entendí que la traición es otra forma de nombrar la derrota, el hambre».
Y Camus, a propósito del tema en cuestión, pareciera responder: «La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas»
En este absurdo laberinto de contradicciones, señalados y silenciadas, pasillos y cloacas varias, también queda flotando cierta ambigüedad entre la superioridad moral que esgrimen algunos partidos, y los hechos de la vida cotidiana.
Doble moral
Recuerdo algunos casos que van de la mano de ese doble discurso que duele mucho más cuando venden hacia afuera un relato falso, de compromiso social, cuando puertas adentro hacen todo lo contrario.
Personas vinculadas a la cultura en Argentina, por ejemplo, claramente de «izquierdas», pero con empleados en B, sin depositarles los aportes jubilatorios o de la obra social por años, sin pagarles aguinaldo ni vacaciones.
Robando, para ser exactos en la definición. Conozco casos muy cercanos.
Ahora, eso sí, nunca faltaban a las marchas en defensa de los trabajadores, sobre todo, si había cámaras de televisión.
Creo que nos merecemos políticos y referentes mejores, pero claro, esos políticos y referentes, son el espejo de la sociedad. ¿Y entonces?
Lo que vendrá
La policía investigará, la justicia tomará cartas en el asunto, y tendremos que soportar el ruido de la derecha fascistoide.
Pero la peor parte se la llevan las víctimas de estos maltratos.
Otro tiempo es posible
Creo que si cada uno hiciera lo mejor allí donde se encuentra, podríamos aspirar a una sociedad mucho mejor.
También es cierto que uno no deja de ser lo que piensa que es ideológicamente pese a estos impostores.
A fin de cuentas, lo que quedará será lo mejor que supimos conseguir como individuos, luego colectivos, y finalmente, sociedad. Nunca al revés.
Creo que todo nace en el individuo.
Errejón se podrá mirar al espejo y gritarse las verdades o seguir mintiéndose. Es su problema.
Tal vez nunca haya asumido que al ser un «representante» de un sector, el examen frente al espejo debería haber sido mucho más honesto y nunca dañino.
Recuerdo al entrañable escritor Julio Cortázar quien escribió: «En algún lugar debe haber un basural donde están amontonadas las explicaciones. Una sola cosa inquieta en este justo panorama: lo que pueda ocurrir el día en que alguien consiga explicar también el basural»
Y en eso estamos.
Néstor Tenaglia Álvarez
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