Sin mujeres no habrá cambio
Todavía sonrío. Todavía leo las noticias con mariposas en el estómago. A lo largo de estas semanas he estado segura de que lo conseguiríamos, he dudado de si seríamos capaces, he llorado, reído, me he enfadado, he aprendido, he dormido poco y soñado mucho. Y ahora miro hacia atrás y sólo puedo sentirme orgullosa de todo lo que hemos conseguido. Entre todas, con gente que ni siquiera conozco y que sé que comparte mi alegría. Gente que se sabía protagonista del cambio, que se creyó el “Si Se Puede” y empezó a hacer lo único que podía hacer: empezó a trabajar, a explicar a quien quisiera escuchar –incluso a quien no- que era nuestro turno, que se acababan los años de aguantar y quejarse en el bar. Que nos tocaba a nosotras, que ya no nos valía con la indignación.
A lo largo de estas semanas me he cruzado con muchas personas y en la mayoría me he reconocido como parte del cambio que viene, que ha llegado. Tengo la certeza de que estamos haciendo Historia y nos queda por delante un camino que, sin duda, no será fácil, pero que llevamos mucho tiempo deseando recorrer. El marco de la política tradicional ha dejado paso a un marco de cooperación en el que, además, las mujeres hemos tomado la palabra, esta vez, sin quedarnos en segunda fila.
“Sin mujeres no habrá cambio”. Hemos estado en cada espacio, mano a mano con nuestros compañeros, sabiendo también que era nuestro momento y que el cambio que tanto deseamos no será posible sin nosotras, sin el Feminismo. Hemos luchado por nuestras reivindicaciones, por visibilizarnos. Y la noche del 24 de Mayo, el cambio tuvo rostro de mujer. Ada, Manuela o Mónica, somos muchas de nosotras. Somos las mujeres que defienden el derecho a la vivienda, las profesoras, las profesionales de la sanidad, las amas de casa, las estudiantes, las que lucharon hace 30 años y han vuelto a enseñarnos el camino, las cuidadoras, las abogadas, las ingenieras, las migrantes…
Vamos a construir ciudades habitables, que pongan la vida en el centro. Estamos organizadas, somos muchas y hacemos política en cada área, no sólo vamos a defender nuestro derecho a decidir cómo y cuándo ser madres. Me siento orgullosa de compartir espacio con compañeras que han ofrecido verdaderas lecciones de política, que han sido y son imprescindibles para que este cambio no vuelva a guardar nuestras reivindicaciones en un cajón. Compañeras que supieron leer el momento político, que no se dejaron vencer por ataques organizados de quien se sabía al borde de perderlo todo. Compañeras que, renunciando a una posición fácil, han trabajado y siguen haciéndolo para un proyecto común en el que recuperemos todo lo que nos han quitado estos años.
Tania, Inés, María, Esther, Paz, Carolina, Bea, Eva, Araceli, Luisa, Carolina, Hermi y tantas otras.
Seguimos