El día de la bestia
«El analfabeto político
es tan burro, que se enorgullece
e hincha el pecho diciendo
que odia la política»
Bertolt Brecht
La sola idea de pensarnos gobernados por un emergente de ciertas corporaciones, producido y reproducido por grandes medios de comunicación, con cero experiencia en el manejo de la política, adicto a las redes sociales y violento, sí, violento en las reacciones con el que piensa diferente, en la negación a aceptar la diversidad y el consenso, nos daba pánico.
Pero tratándose de Argentina, todo podía ser posible.
Los argentinos tenemos un ADN de luchas, avances y retrocesos propios de una historia contada por Gabriel García Márquez.
Pero lo que parecía imposible en el año 2022, se dio en el año 2023.
CAUSAS
Muchas fueron las causas que motivaron el triunfo del ultra Javier Milei; podemos citar algunas:
el avance de los ultras en el mundo
la creciente desigualdad social que ha provocado la pandemia
el certero aprovechamiento de esas desigualdades por parte de los totalitarios
el hartazgo de conceptos políticamente correctos que se han visto en parte de la sociedad como nuevas formas de totalitarismo y cancelación
la inoperancia del gobierno macrista (2015/2019)
la inoperancia del gobierno peronista (2019/2023)
la eternización de los problemas sociales de inequidad
el saqueo inflacionario
el secuestro de palabras y valores que eran propios de las fuerzas humanistas como: libertad, democracia, justicia, seguridad.
Las crudas fotos de la pobreza en diversas regiones de Argentina, dan cuenta de una situación de deterioro evidente.
No sólo ha crecido la pobreza, sino que las causas que la provocan parecen cronificarse.
MANUAL ULTRA MUNDIAL
El discurso de los ultras en diversos países de Occidente se basa principalmente en configurar un relato que tiende a responsabilizar de la situación de desigualdad a las políticas estatales de gobiernos más o menos progresistas, o claramente progresistas.
Pero no sólo eso: también construyen muros alrededor de las políticas migratorias, un tema muy difícil de resolver, sobre todo en Europa.
A través de las redes sociales, en las cuales se mueven como peces por el agua y destinando recursos potentes, despliegan un arsenal de noticias falsas, odio, violencia y estigmatización como no se veía desde los crueles días de la Segunda Guerra Mundial.
Cuentan, además, con el apoyo mediático de poderosas cadenas de radio, prensa gráfica y televisión desde las cuales instalan conceptos de alto impacto y un constante descrédito hacia la política, los políticos, y todo lo que signifique ayuda social a sectores más desfavorecidos o redistribución de la riqueza.
En algunos países, también cuentan con el apoyo de sectores clave del Poder Judicial desde donde se instrumentan falsas causas contra ciertos referentes con el sólo objetivo de desgastarlos ante la opinión pública y perseguirlos hasta el hartazgo.
No son pocos los ejemplos de causas inventadas que ocupan la primera plana de las portadas de los medios y luego, cuando se desvanecen y quedan en la nada, casi nadie se entera.
Del manual ultra han salido personajes como Silvio Berlusconi, hasta Trump, desde Meloni, hasta Abascal, desde Le Pen, hasta Orbán, desde Bolsonaro, hasta Milei.
OBJETIVOS
Los objetivos de estos representantes de un sector de la sociedad son muy claros:
enaltecer el nacionalismo
manipular a las masas emocionalmente
polarizar, fragmentar, dividir, rompiendo lazos sociales
instalar los relatos de miedo al otro como forma de manipulación
enaltecer la figura del líder incuestionable
estigmatizar todo lo que signifique diversidad, disenso, pluralismo
atacar todos los resortes de la cultura capaces de fortalecer la democracia
instalar la antinomia: ellos o nosotros, la gente de bien y la gente de mal
¿PARA QUÉ?
Podríamos pensar que, una vez logrados los objetivos descritos anteriormente, ya tenemos una sociedad domesticada que ha aprendido la lección y que está dispuesta a sacrificarse, y en algunos casos como en Argentina, a inmolarse, para superar las etapas que «la vieja política» no pudo superar.
Sin embargo, cuando conocemos los planes económicos, políticos, sociales y culturales de estos partidos ultras, nos damos cuenta de que los beneficiarios son los mismos que en los años 80, sólo que ahora podríamos sumarle las grandes compañías tecnológicas.
Las corporaciones, con matices según qué país, pero en general, prefieren a los gobiernos fuertes que velen por sus intereses y no que beneficien abiertamente a los trabajadores.
Los totalitarios, con el relato instalado y la sociedad disciplinada, logran imponer programas de ajuste salvaje sobre las mayorías cuyos ingresos son transferidos automáticamente a esos sectores minoritarios de la economía.
Así se benefician los laboratorios de medicamentos, las multinacionales del armamento, las poderosas cadenas de distribución de alimentos, las energéticas, los bancos y los sectores financieros en general.
Sin embargo, muchos sectores sociales, incluidos muchos trabajadores, fagocitados por el relato del nacionalismo y la auto defensa, terminan apoyando a esos partidos.
EL CASO ARGENTINO
En Argentina, desde el 10 de diciembre de 2023, y a exactos 40 años de la recuperación de la democracia, gobierna lo impensado hasta no hace mucho.
Javier Milei, con evidentes signos de alteración en sus comportamientos y reacciones, ha obtenido, no obstante, un muy buen resultado electoral basado en una campaña con objetivos muy claros y que ya fueron mencionados.
El «outsider» Milei, triunfa con un discurso que atraviesa a todos los sectores de la sociedad y que se resume en la idea de que había que frenar a la «casta política», responsable, según él, del atraso, la pobreza y la desigualdad.
Pero, así mismo, ya advertía de que el concepto «justicia social» era una aberración, y de que erradicaría aquella frase de «donde existe una necesidad, nace un derecho».
Prometió combatir la corrupción, los privilegios y las causas del deterioro, de manera radical, ni bien asumiera.
Pero, a poco de asumir, nos encontramos con un gabinete integrado por figuras conocidas, algunos ex funcionarios de gobiernos neoliberales anteriores, y otros, responsables del endeudamiento más salvaje que recuerde el país con bonos a pagar en cien años.
Es decir, la casta en el gobierno.
AUTÓCRATAS
En pocos meses de gobierno, el presidente argentino ha demostrado, no sólo no estar a la altura del puesto que ostenta, sino también, una falta de sensibilidad y empatía para con, incluso, sus propios votantes.
Ha liberalizado los precios de los productos y servicios, ha creado junto a su equipo, un mega decreto que barre de cuajo o modifica, más de 300 leyes, ratificando su falta de conocimiento ya que las leyes no se pueden derogar con un decreto, sino con otras leyes.
Ha transformado al país en una empresa donde la lógica que impera es la lógica del mercado.
En los últimos días, ha tenido durísimos enfrentamientos con gobernadores de diversas provincias a causa de la decisión de desfinanciarlas para lograr sus objetivos de domesticación.
Eso que decíamos de: o estás conmigo o no estás.
UN PRESIDENTE SIN SENSIBILIDAD SOCIAL
El mismo presidente, adicto a las redes sociales, se encarga diariamente de atacar a políticos, funcionarios, artistas, legisladores llamándolos «traidores o leales»; algo que nos retrotrae a las épocas nefastas de las dictaduras.
Milei, con sus políticas de saqueo, de entrega del patrimonio nacional y de la soberanía, está llevando al país a un colapso que, incluso, puede ser peor que lo que sucedió en el 2001.
Todo el panorama apunta a que se agudizarán los conflictos y para eso, y desde el minuto uno, cuenta con una política represiva y anti constitucional de la mano de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, una vieja conocida de todos los tiempos oscuros del país.
Mientras todo esto sucede a un ritmo frenético, Argentina cuenta con una oposición que no sale de su asombro, que no tiene líderes claros, y que está haciendo lo posible por reorganizarse, pero que aún no reacciona.
Tal es así, que en los últimos días, lo impensado se ha hecho realidad: que sea un gobernador del derechista partido PRO, el partido de Mauricio Macri, el que le ha puesto sin medias tintas los puntos a Milei en su cruzada de chantaje y extorsión.
El joven gobernador de la provincia patagónica de Chubut, Nacho Torres, ha dicho que la quita del dinero que le corresponde a la provincia por coparticipación es un intento de vaciar a la región por parte del gobierno central; es una decisión política inaceptable y que si fuera necesario, dejaría de enviar su mayor recurso productivo: petróleo.
Torres ha recibido la solidaridad de otros gobernadores de distintos espacios ideológicos.
La desfinanciación ha llegado a todas las regiones del país, poniendo en peligro el pago de sueldos de fuerzas de seguridad, docentes, médicos, entre otros.
La desintegración de la Argentina está en marcha y los capitales financieros internacionales y especulativos están brindando el acontecimiento, pero hasta el FMI, algo insólito, ha advertido de los riesgos de conflictividad social ante tal ajuste.
Sólo cabe ver, una vez más, si los argentinos somos capaces de torcer el rumbo de la historia, o triunfará el totalitarismo que vino, desde la democracia, a detonarla y transformarla en algo desconocido hasta ahora.
PARADOJA
La notable incapacidad de las democracias occidentales en profundizar sus valores, en lograr más igualdad y más equidad, ha logrado que germinen en su vientre, esperpentos que parecía que nunca más íbamos a ver.
Y todo esto, con el voto de los ciudadanos.
Néstor Tenaglia Álvarez
Música de inspiración: Astor Piazzolla «Oblivion»
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