Alejandro Floría Cortés •  02/10/2016

Se reajusta el bipartidismo en España y poco más

En las últimas semanas se ha consolidado como referencia en no pocos debates en las redes sociales un interesante artículo del historiador Carles Sirera, de título «El origen franquista de nuestro bipartidismo» [1], en el que sitúa las raíces intelectuales del PSOE en una corriente falangista discípula de Ortega y Gasset y en el antiguo Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.

 

Sostiene Sirera que aquel «nuevo PSOE del interior” – en contraposición a aquel genuino del exilio, premeditadamente aislado y olvidado – ”sustituyó a los falangistas. En algunas ocasiones, con desvergonzados cambios de chaqueta y, en otras, con una simple evolución natural de padres falangistas a hijos socialistas, pero todos de bien y en el mismo lado de la guerra civil». Vamos, que aquello de “ocupar” espacios políticos llevándolos al límite de su elasticidad no es nuevo y, por descontado, mucho más rentable que perder energías en tratar de desarrollar otros alternativos, lo cual, sistémicamente, es imposible.

 

Aunque han pasado más de treinta años, recuerdo perfectamente a mi madre llamando la atención sobre este punto: los medios hacían uso de aquella “evolución natural” como un excitante recurso publicitario, una (falsa) rebeldía como valor de cambio y de frescura,… simple gatopardismo muchos años antes de que se popularizara el término. Lo cierto es que el trasfondo del asunto quedaba muy lejos de la comprensión popular en aquel momento: el argumentario político para el R78 [2] había sido diseñado en departamentos universitarios absolutamente alejados del imaginario social [3] y la promesa del Estado del Bienestar era un insospechado telón de acero socio-político y cultural.

 

El PSOE que hoy conocemos nunca fue ni “socialista” ni “de izquierdas”, por más que se empeñen los medios y los interesados en repetirlo hasta la saciedad, sin otro objeto que el de seguir deformando y manipulando la débil e inconsistente politización de individuos y colectivos de este país. Lo de “socialista” va más allá de la apropiación indebida, por más que lo quieran disfrazar de hurto con abuso de confianza., por más que lo saturen de adjetivos. Lo de ser “de izquierdas”, por su parte, no es más que la mitad de una dicotomía falsaria, la ilusión de la libertad de la alternancia política.

 

La crisis del PSOE hoy, en la que Pdr Snchz [4] no va más allá de ser un desubicado hombre de paja, no es más que una mera reordenación de posiciones en un contexto global en el que el pensamiento hegemónico neoliberal ya lo ha ganado todo. Poco importa cómo se redistribuyan los espacios políticos, por más que se espectacularice el asunto y legiones de trepas especulen sobe sus posibilidades en el circo de tres pistas del R78. En este punto, Podemos tiene la función meramente subsidiaria [5] de saneamiento y renovación de la misma cosa, que en el abuso de esa liquidez que tanto les fascina, puede parecer algo diferente, sin serlo. ¿Se repite la historia?

 

Lo cierto es que Josep Borrell refería ayer (30/09/16) que el PSOE debía hablar con Podemos pues «muchos de los hijos de los socialistas están allí». El propio Borrell designó en el Consejo de Ministros de 28 de junio de 1991 como director del gabinete del entonces secretario de Estado para las Políticas del Agua y Medio Ambiente, Vicente Albero Silla, a José Antonio Errejón Villacieros, padre de Íñigo Errejón [6]. Es difícil que esto no le resulte, incluso al más profano, un tanto endogámico o que el contenido de la cita [3] no le haya hecho pensar en el laboratorio de la Complutense y en los bandazos discursivos y la creatividad ideológicos de sus voces más notorias [6].

 

Que una de las corrientes del PSOE ha transmutado en una corriente en Podemos es, por otra parte, indiscutible. El neo-socialdemócrata Pablo Iglesias, que no forma parte de la referida corriente, pero se empachó con Maquiavelo, sigue, por su parte, apropiándose de las palabras y desvirtuando el lenguaje, y, siempre, tomando por el pito del sereno a sus electores [7]. El mismo cínico que en alguna súbita iluminación concluyó “que las cosas se cambian desde las instituciones, esa idiotez que decíamos cuando éramos de extrema izquierda de que las cosas se cambian en la calle y no en las instituciones es mentira“ sigue espoleando la imaginación de sus clases medias, alimentando la esperanza de recuperar la bonanza perdida. A Ferraz revuelto,…

 

Disuélvanse, no hay nada que ver. Se reajusta el bipartidismo en España y poco más.

 

[1]

«El origen franquista de nuestro bipartidismo»

http://communia.es/2016/07/31/el-origen-franquista-de-nuestro-bipartidismo/

 

Se recomienda también la lectura de: “Cómo descubrí que me había salido del consenso” por el mismo autor

http://communia.es/2016/07/27/como-descubri-que-me-habia-salido-del-consenso/

 

[2]

R78, como apócope de Régimen del 78

 

[3]

Advierte, de hecho, Sirera en su artículo que “el poder de los académicos para tejer y reconfigurar países es mayor del que podemos concebir y, cuando éstos saben escribir oportunamente las tesis que son gratas a los dirigentes políticos y diseminarlas por todo el mundo intelectual, la verdad puede ser totalmente reconstituida hasta un punto que sólo las crisis que quiebran todas aquellas convicciones demostradas más allá de toda duda, las famosas aporías, permiten ver el torpe zurcido bibliográfico que justifica las barbaridades más grotescas”.

 

[4] En el momento en que se escriben estas líneas, Pedro Sánchez dimite como Secretario General del PSOE.

 

[5]

Operación coleta o cómo el poder empresarial extorsiona a IU

http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/02/operacion-coleta-o-de-como-el-poder.html

 

[6]

La influencia de Laclau y Mouffe en Podemos: hegemonía sin revolución

http://www.tercerainformacion.es/antigua/spip.php?article90411

 

[7]

La crisis del PSOE como crisis de régimen

http://blogs.publico.es/pablo-iglesias/1068/la-crisis-del-psoe-como-crisis-de-regimen/