Hayat Al Houayek Atieh •  Opinión •  19/05/2021

“Como si fuéramos veinte imposibles”

Nada aterra más al ocupante como esta unidad palestina; como esta fractura en el complejo de la debilidad; como ese soplo que aviva el fuego.

“Como si fuéramos veinte imposibles”

“Es el fuego que se encuentra bajo las cenizas”, escribió un periódico occidental en su editorial, y continuó: “las cenizas del sueño de “Oslo” y el sueño del Estado; las cenizas de la causa política por la que se ha sustituido la cuestión de la mejora de las condiciones de vida, convirtiendo así a los palestinos simplemente en gente necesitada, frustrada y dividida; por lo tanto, cada vez que estas personas se levantaban, arrojaban piedras o lanzaban cohetes, los israelíes se sorprendían por el simple hecho de que no se sometían y no se rendían; todo se reduce a olvidar el concepto de dignidad, y esto es lo que Hamas y la Yihad Islámica avivan y lo vinculan con al Quds (Jerusalén); tienes que estar inconsciente para no entenderlo”.

En el texto del periódico hay mucha verdad y algo de error; lo más importante en el primero es que el sentido de dignidad y junto con al Quds (Jerusalén) como punto central, son el imperativo de pertenencia e identidad para cualquier pueblo cuya patria y cuyos derechos son usurpados; y estos existen antes que “Oslo”, y antes de todas las organizaciones y facciones que llegaron a encarnarlo, y que sólo de ahí han adquirido la legitimidad de su existencia.

Por tanto, este levantamiento popular no es meramente una expresión de frustración con un proyecto, sino la herencia de una serie de etapas en una revolución que no ha parado desde que el sionista comenzó a implementar su “mito totémico” al confiscar esta tierra; desmintiendo incluso antes de que llegue el enfrentamiento militar, las palabras de quienes alguna vez dijeron: “los mayores mueren y los pequeños se olvidan”… los pequeños son los que hoy luchan; han soplado las cenizas de la desesperación por la que han apostado los sionistas desde el dicho de Jabotinsky en el muro de acero: “estos palestinos seguirán luchando contra nosotros como los indígenas luchan contra la ocupación hasta que eliminemos su último rayo de esperanza”.

La esperanza y la fe se han impuesto como una llamarada que no se extingue, y no pueden apagarla todas las cenizas de las fuerzas que respaldan a los sionistas, desde los extranjeros, hasta los árabes afrancesados que han renunciado a su identidad… han soplado las cenizas del programa de Netanyahu elaborado en los años noventa: en el que redacto con detalle en su libro estratégico: “Seguridad y paz: erradicar el terrorismo” en el año 1995, en el que pedía confinar a la resistencia a lo que llamó el “enclave de Gaza”, alejando de ello a Cisjordania y el resto de Palestina transformándolas en bantustanes sin conexión entre sí.

Pero es la conexión del espíritu con la identidad, como la brisa que no la puede contener una barrera o un bloqueo, ni las diferencias políticas e ideológicas; una brisa que se convirtió en un viento huracanado que sopló las cenizas e hizo resonar la voz de Tawfiq Ziad desde la tierra de Nazaret, “Como si fuéramos veinte imposibles… en Lod, Ramla y Galilea… aquí tenemos un pasado, un presente y un futuro” un grito que escuchan los beduinos del Negev y las palestinos de la diáspora”.

Después de “Oslo”, George Habash dijo: “No puedo renunciar a mi sueño de volver a Lod”; ojalá él hubiera vivido para ver la bandera palestina ondeando sobre el municipio de Lod, setenta años después de la masacre de Lod y veintiocho años después de Oslo.

Estupefactos se percibían estos rostros  occidentales, que pensaban que habían terminado con esta carga, así como los rostros árabes que hacían alardes de haber dividido entre ellos la ropa de Yousef (el profeta); la sangre caliente circulaba por las venas del pueblo… un pueblo, que había sufrido la falta de oxígeno a causa de la conspiración.

Siguiendo el ritmo de la lucha sobre el terreno, se libra la batalla política y mediática; todos recuerdan lo dicho de que lo que hizo más efectiva la segunda intifada fueron los medios satelitales, y todos saben cuánto influyeron las palas mediáticas en la ruina de la “Primavera Árabe”; todo el mundo contempla hoy los medios de la resistencia y algunos observan los cambios en los medios internacionales.

Una extraña señal nos hace recordar las lágrimas de Ramia al Ibrahim en “al Mayadeen” a las lágrimas de Jaber Ubeid en “Abu Dhabi News” mientras cubría la masacre de Jenin, con la diferencia de que Ramia no lloró una tragedia, sino más bien fue un arrebato de dignidad, esperando expresar una causa que se niega morir, a pesar de todo lo que hicieron los arquitectos de la “Primavera Árabe”, el “Acuerdo del Siglo” y la normalización, para enterrarla. ¿Cómo puedes erradicar  un sueño que tiene miles de siglos de existencia?

El proceso de seguimiento de los medios conduce a una gran cantidad de observaciones con las que hemos comenzado, y la cual debemos estudiar, especialmente en los medios internacionales que parecen apoyar a la Intifada (el levantamiento); y hoy nos conformamos con cuatro de ellos:

Primero: lectura del cambio en el discurso de algunos medios internacionales; por ejemplo, leemos en Le Monde: “La tragedia palestino-israelí, una lucha que el mundo decidió olvidar y que los acontecimientos le volvieron a otorgar vigencia; decidieron olvidarla ya sea por aburrimiento o por algunos cálculos… un conflicto sin solución no puede ser un conflicto que se debe olvidar… durante años, los palestinos han sido privados de sus derechos, tierras y libertades… la confiscación de las tierras de Shaikh Jarrah representaría solo una etapa de una crisis”.

Estas son palabras sabias, pero vienen acompañadas con un llamado redundante a la administración de Biden para que intervenga; Biden ciertamente no quiere a Netanyahu, pero eso no afecta su lealtad hacia la entidad sionista.

Se repiten los titulares que solo hablan de detener la escalada… ¿Pero a cambio de qué? ¿Y por medio de quién? Compite la mediación egipcia con la mediación turco-qatarí; la primera está relacionado con Arabia Saudita y los Emiratos, y por tanto con Washington y su necesidad de calma es obvia, siendo las razones más importantes el miedo a que se extienda el fuego y cambie las ecuaciones; la segunda es que las armas llevan el sello de Siria e Irán y, por lo tanto, la situación constituye una expansión y profundización de la influencia de la resistencia a expensas de la capitulación.

Segundo: la precisión en la capacidad de vincular los derechos nacionales y los derechos de lo sagrado; no hay duda de que la mezquita de al Aqsa está presente en la conciencia de todos los musulmanes y los árabes, musulmanes o cristianos, porque es un símbolo con dos connotaciones: la primera es religiosa, islámica, y la segunda es nacionalista y se relaciona con la  soberanía palestina; las dos connotaciones son inseparables en la consciencia de quien cree en la causa a lo largo  y ancho de la nación; sin embargo, para los que han normalizado sus relaciones y para los musulmanes que no les ocupa el derecho palestino, la tierra y la soberanía, el derecho a rezar en la mezquita de al Aqsa se asemeja al derecho a rezar en la sagrada Meca o en el Vaticano, e Israel puede garantizarlo si controla la ciudad santa, otorgando un visado (esto también aplica a los lugares sagrados de los cristianos); de ahí la necesidad de estar muy consciente en cuanto al discurso mediático que tiene que hacer énfasis sobre el derecho a la soberanía sobre los lugares sagrados, y no solo el derecho de rezar en estos lugares, por lo tanto, vincular este asunto con la judaización de Jerusalén, y vincular los dos asuntos a la condición obligatoria, que es la permanencia de la población palestina en la tierra palestina, por lo tanto, el tema de Shaikh Jarrah debe estar presente en su simbolismo, y vincularlo a lo anterior.

Si la influencia de los medios depende científica y principalmente de los llamados “símbolos influyentes”, entonces no hay duda de que la mezquita de al Aqsa se encuentra en primer lugar; sin embargo, el simbolismo de Shaikh Jarrah también tiene dos connotaciones: la primera es la naturaleza de la ocupación de reemplazo y la adhesión de los ciudadanos a su tierra, y la segunda es el nombre de Shaikh Jarrah, uno de los comandantes de Saladino y su médico quien participó con él en la liberación de al Quds (Jerusalén), y quien estableció en la ciudad una orden sufí que aún existe hasta el día de hoy.

Tercero: en el enfoque religioso, a veces, se puede asumir la falta de conocimiento, pero a menudo se debe asumir la intención; cuando el locutor de al Jazeera le pregunta a un joven cristiano palestino de Jerusalén: «¿Has venido en solidaridad con los que se han alzado?» y este le grita: “¿De qué solidaridad hablas? ¿Acaso vengo de fuera? Soy palestino, esta es nuestra tierra, hombre”.

Puede que no valga la pena detenerse para dar un breve vistazo, pero cuando encontramos en “al Jazeera” en un solo día, tres temas traducidos que reflejan una sola sugerencia:

Un largo artículo sobre cristianos evangélicos en los Estados Unidos, y este trata en su totalidad de que estos forman la columna vertebral del apoyo a “Israel” debido a su fe y que su número es cincuenta millones y los relaciona con el  Libro de Josué, el fundador de la limpieza étnica; esto une lo correcto con lo incorrecto; es cierto que todo lo que contiene aplica a aquellos que son llamados “los cristianos sionistas” y su número es 25 millones, pero no aplica a los otros, como a los seguidores de la iglesia presbiteriana por ejemplo, que boicotean oficialmente los productos de los asentamientos, y se solidarizan con Palestina y cumplen funciones de ayuda dentro de Palestina, así como colaboran en esto con la organización Islámica CAIR en Estados Unidos; entonces, ¿por qué generalizar? ¿Por ignorancia? ¿Para dirigir una acusación religiosa? ¿O será para abatir la moral?

Por otro lado, el sitio mismo publica una traducción tomada del sitio de noticias francés LCI, en el que el sitio define las etapas de tensión en Palestina señalando que son siete, y no ubica las casas de Shaikh Jarrah y la cuestión de los asentamientos sino al final, centrándose solo en las oraciones en la mezquita de al Aqsa, como si la disputa fuera solo una disputa religiosa.

Finalmente, la traducción de un importante artículo de David Hearst quien presagia una tercera intifada, vinculándola a la voluntad de “Israel” de judaizar Jerusalén, y pensando que puede enterrar al estado palestino mediante la normalización con los países árabes, comentando: “Es imperativo que los líderes de Israel ahora se den cuenta de lo poco que es esto” y describe la batalla de Shaikh Jarrah como una batalla de existencia sin fronteras.

Sin embargo, comete errores importantes:

El primero es que vincula la criminalidad de “Israel” con las ilusiones de la derecha israelí y Trump… no, esto es el sionismo y americanismo, con su derecha y su izquierda, y el problema no terminará con la caída de Netanyahu, no es el cambio de administración lo que les pone fin, sino la fuerza, lo más revelador de todo.

El segundo error señala que los palestinos ahora se han dado cuenta de que están solos, como sucedió en levantamientos anteriores; y la realidad es que todas las calles del mundo árabe e islámico, e incluso las calles del mundo, indican que no están solos, sino que es la división vertical entre un eje de resistencia y un eje rendido, es lo viejo y lo nuevo.

En cuanto al tercer error, señala: “Todos los palestinos participan en este levantamiento, a diferencia de sus predecesores… las protestas en al Aqsa atraen tanto a cristianos como a musulmanes, laicos, religiosos, nacionalistas e islamistas”; esto tampoco es del todo correcto puesto que, la segunda intifada llevó el nombre de “la Intifada de al Aqsa”, y fue el levantamiento de todos ellos, de hecho, esta participación unánime es lo que la resistencia palestina ha conocido históricamente desde su primer día, por parte de sus líderes, cuadros y sus militantes; lo nuevo, y que merece la atención, es el levantamiento en los territorios ocupados en el cuarenta y ocho, de las ciudades, a los beduinos del Negev, que llevan décadas en conflicto con el gobierno israelí, que quiere erradicarlos de sus tierras y hogares porque se encuentran cerca de Dimona, y ellos rechazan y se resisten, como los habitantes de Shaikh Jarrah.

A cambio de semejante confusión, las palabras de los líderes palestinos fueron claras, como si estuviera aclarando las cosas; Ismail Haniyeh se centró en su discurso en términos claros: “el pueblo palestino está unido con todos sus componentes y corrientes en la batalla para defender a al Quds… nadie puede quedar atrás en la batalla por al Quds” y que “el frente de al Quds es el frente a la nación, el frente de los musulmanes y cristianos libres” y que “todos los intentos de normalización, de falsificación de la conciencia y de difundir una cultura de derrota, están siendo destruidos hoy sobre la roca de la solidaridad con al Aqsa”,  pero lo más importante entre lo que señaló fueron dos titulares y son de que: la ecuación de vincular Gaza con al Quds, Cisjordania y los palestinos de los  territorios del cuarenta y ocho, significa la ecuación de la resistencia junto con la identidad, una ecuación a la que las Brigadas de al Quds le agregaron la diáspora: “Gaza, Cisjordania, al Quds, el interior ocupado y la diáspora”, y esto fue lo que dijeron todos los líderes que escuchamos durante los últimos días.

Para la ocupación, nada es tan aterrador como esta unidad palestina; acabar con el complejo del abatimiento; es como soplar las cenizas para avivar el fuego; amenazan con una guerra terrestre, pero ¿Acaso no les recuerda la batalla terrestre el sur del Líbano, que en 2000 marcó un giro histórico que encendió  la Intifada de al Aqsa, y marco con su sello el año 2006?

¿No les recuerda el terror que significa la propagación del fuego a otras plazas árabes, sacudiendo la humillación acumulada durante décadas, especialmente en los llamados países del Anillo?

Es un terremoto, cuyo eco se escuchó desde el Valle del Jordán, con las masas del pueblo que marchaban hacia la frontera exigiendo que se abra, después de veintisiete años desde “Wadi Araba”.

Fuente: https://espanol.almayadeen.net/articles/1481992/como-si-fu%C3%A9ramos-veinte-imposibles


Opinión /