Diego Navarro •  Opinión •  25/07/2017

Venezuela: la complicidad de la iglesia española con la guerra civil, Chile y otros países

Todavía me acuerdo del papel que jugaron los sermones y las homilías que pronunciaban los curas y obispos desde los púlpitos de las iglesias en aquella España rural y analfabeta de 1936. ¿Cuánta culpa tuvieron en la provocación de la guerra civil? Además de los banqueros, terratenientes y algunos militares…

También me vienen a la memoria todas las huelgas y protestas callejeras diseñadas por Kissinger y sus secuaces en Chile entre 1970 y 1973 y que terminaron con el golpe de estado contra Allende. Existe suficiente información de este tema y me limitaré a escribir un hecho verídico, poco conocido.

Fue en abril de 1973 cuando Salvador Allende le pidió a su amigo Marcos Ana ayuda para que hablara con los huelguistas mineros. Y Marcos viajó desde Paris hasta la mina del Teniente al norte de Chile, allí se instaló un tiempo en uno de los barracones y participó en las asambleas y en los conversatorios de los trabajadores; su mensaje siempre fue claro: “Estas acciones diseñadas por los capitalistas consisten en el aumento de los precios de los productos básicos para provocar el encarecimiento de la vida”. Son las mismas que sufrimos entre marzo y julio de 1936 en la España gobernada por el Frente Popular; fueron armas del fascismo para enfrentar a los trabajadores contra el Gobierno de la República y el resultado es bien conocido por vosotros: una guerra que perdimos y que no duró unos días sino cerca de 3 años y que sufrimos cientos de miles de represaliados (asesinados,encarcelados,transterrados, familias rotas…, etc.)”. Marcos Ana que era un símbolo para todos los trabajadores de América Latina no llegó a convencerles en ese momento, aunque años después algunos de los sobrevivientes exiliados del pinochetazo se encontraron con él en Madrid y recordando aquel encuentro lamentaron no haberle hecho caso.

El aparato de comunicación y propaganda financiado por la CIA para Venezuela sigue “los principios de violencia controlada para derrocar gobiernos” a fin de evitar el repudio a la injerencia del Imperio y lograr, en cambio, simpatías y aprobación para los movimientos conspirativos. Es un arma política diseñada a medida por el profesor Sharp y por encargo de la CIA (encargada de su ejecución), que fabrica golpes de Estado «blandos» como los ocurridos en Lituania, Serbia, Ucrania, etc.

En 2005, el presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace, el periodista francés Thierry Meyssan, publicó un trabajo de investigación titulado Golpes de Estado con suavidad y disimulo, que recomiendo su lectura.

En esas páginas pone en evidencia los nexos de Sharp y Helvey con la CIA y su labor conjunta en la propagación de conspiraciones y la desestabilización de gobiernos no aliados al Imperio.

En estos momentos el Imperio USA dirige un ataque frontal contra el Gobierno legalmente constituido de la República Bolivariana de Venezuela y utiliza a los títeres de la MUD como soldados ejecutores de sus órdenes.

Las clases populares venezolanas que aun con dificultades sobrevenidas por la espiral de ataques que sufren no pueden caer en la trampa tendida por el Imperio.

Aprendamos la lección de España, Chile y otros países.


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