Javier Caso Iglesias •  Opinión •  26/05/2017

A la tercera va la vencida. Los militantes, por tercera vez dicen Sí es sí, al aparato (Borrell 1998, Sánchez 2014 y Sánchez 2017)

Al final en el PSOE ha ocurrido lo inevitable, lo nuevo ha terminado de nacer y lo viejo ha comenzado su inexorable camino hacia la muerte política. El partido del siglo XXI, el PSOE de Pedro Sánchez, se impone claramente en sus primarias a la formas, usos y costumbres gatopardianas del viejo partido del siglo XX.

Esa vieja versión del PSOE del siglo XX, la que encarnaban y encarnan todos los barones y baronesas del partido toca a su fin; el partido de decir una cosa y hacer la contraria es algo completamente finiquitado. A la ciudadanía, igual que a los militantes del PSOE, no les gusta que la traten como a un idiota. El electorado del siglo XX, ese que actuaba como un hooligan ya no existe. La incondicionalidad no se gana con palabras sino con actos. Actos en los que la vieja guardia del partido ha fallado siempre.  Aquél «No nos falles» que desde poquito después del cambio de siglo coreaban militantes y simpatizantes socialistas fue ignorado totalmente por el aparato de barones y baronesas de un partido que estaba anclado en el siglo XX.

Pero como digo, al final en el PSOE ha ocurrido lo invevitable, lo nuevo ha terminado de nacer y lo viejo, afortunadamente, ha comenzado su inexorable fin hacia su irrelevancia política.

En estas primarias del PSOE ha nacido una organización para afrontar el siglo XXI, una organización que ya ha localizado cuales son sus lastres. Esos lastres de barones y baronesas que en anteriores comicios electorales no hacían creíble la propuesta del PSOE y de ahí sus resultados; pues la ciudadanía, así como los militantes y simpatizantes del PSOE, saben perfectamente que para ganar hay que dejar al candidato contar con su equipo para que así pueda ser consecuente y coherente con lo que se dice y no se caiga, como hasta ahora han hecho los barones y baronesas, en decir una cosa y hacer la contraria.

El partido de los barones y baronesas nunca se ha creído lo que proclamaba y, mucho menos, lo ha aplicado como metodología, como así le indicaba en la carta abierta que en el año 2010 envié a Guillermo Fernández Vara, que fue el presidente del 37 Congreso federal del PSOE.

En esa comunicación le manifestaba que simplemente he pretendido advertir, con datos objetivos y desde la consideración y el respeto, que: ese tu proyecto no se está ejecutando en la práctica; que: ese tu proyecto está defraudando a los ciudadanos; que: ese tu proyecto no cambia las formas de hacer de las personas, más bien ciertas personas están cambiando impunemente las ideas, los principios y las convicciones que el partido aprobó en su 37 Congreso Federal; que: ese tu proyecto se ha vuelto muy conformista y nada incluyente; que: ese tu proyecto no se hace entre todos, que no está siendo de todos y, mucho menos, a favor de todos; que: ese tu proyecto no tiene en cuenta las pequeñas cosas, ni a las personas, sólo atiende a los dictados de los mercados financieros-especulativos.

Guillermo y los barones y baronesas del partido olvidaron pronto, muy pronto, esa metodología que acertadamente se exponía en la ponencia marco al 37 Congreso federal PSOE y que decía:

«La mejora constante de nuestra democracia interna es la mejor salvaguarda de nuestra eficacia política, la forma más eficaz de contar con las mejores ideas y las personas más adecuadas. Frente a los viejos ideales organizativos de la izquierda que separaban el pensamiento de la acción, que producían la concentración de las decisiones en la dirección frente a una militancia que sólo debía ejecutarlas, la acción política democrática exige la unidad del pensamiento y la acción, que cada afiliado de nuestra organización pueda aportar la riqueza de la reflexión que nace de su propia experiencia de militancia política.»

En estas primarias los militantes han hablado alto y claro. Quieren un Secretario General sin lastres y sin tutelas de barones y baronesas. Por fin, esperemos, Pedro Sánchez lo consiga. Consiga hacer lo que ya debería de estar hecho desde el año 1998 si los barones y las baronesas no hubieran torpedeado el mandato de la militancia en el mes de mayo de 1998 cuando José Borrell, el vencedor, obtuvo 21.394 votos más que Joaquín Almunia, el perdedor en las primarias de ese año. Recordemos que José Borrell logró 114.254 votos en ese proceso. Esperemos que Pedro Sánchez consiga ahora ese Sí es sí que le ningunearon tras su anterior victoria en las primarias del PSOE del año 2014 cuando venció claramente al obtener el 48,63% de las papeletas (56.409 votos) a Eduardo Madina.

Los militantes, por tercera vez dicen Sí es sí, al aparato (Borrell 1998, Sánchez 2014 y Sánchez 2017). Esperemos que a la tercera vaya la vencida.

Fuente:
 
Analista Político y Activista Social

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