No volverán
La mentira es una condición de existir histórica de las clases dominantes, un arma blandida con inigualable maestría y éxito asombroso. Ella acompañó la construcción de jerarquías y estados, formaciones economicosociales y teorías ideologizadas.
La apoteosis de la mentira se da con el surgimiento del fascismo, por esencia la expresión política terrorista de las capas más reaccionarias de las clases dominantes, apoyadas en la época del imperialismo –para darse sustento de masas–, en sectores disociados de la pequeña burguesía y aun en proletarios completamente desorientados, amén de lumpen. Disociados y desorientados precisamente por el falseamiento inducido, persistente y organizado de la verdad.
La derrota que sufrió el fascismo en la 2GM no lo destruyó, solo le produjo mutaciones convenientes al sistema de dominación.
Hoy vemos al imperialismo, en una situación que podría denominarse de pánico ante el futuro, actuar desbocadamente, con criminalidad ilimitada, destruyendo naciones, sojuzgando y asesinando líderes y pueblos, robando sus recursos y arrogándose en exclusiva el orden democrático y el derecho de imponer al mundo su fascismo quintaesenciado.
Con lo cual maneja a las burguesías y oligarquías dependientes en los países “periféricos”, tal como ocurre entre nosotros, donde se ha puesto en marcha de nuevo la máquina conspirativa –mentira, violencia y odio igual a fascismo– encaminada a llenar de sangre y dolor a Venezuela. Piensan convertir el día primero del mes que viene en un septiembre allendista, pero lo que conseguirán será un 13 de abril más decisivo y ajusticiador. En un día o en cuantos sean necesarios.
Porque el pueblo de Bolívar y Chávez, ahora bajo el liderazgo colectivo encabezado por el ya veterano revolucionario Nicolás Maduro, el Continuador, sabrá hacerles frente y derrotarlos, para preservar y profundizar la marcha de la Revolución Bolivariana.
¡No volverán!