Libardo García Gallego •  Opinión •  04/10/2016

La recocha de Uribe y su banda

“No hay peor ciego que quien no quiere ver”. La terquedad del expresidente Uribe es ciega totalmente, su glaucoma está avanzado y no es reversible, es muy posible que no pueda volver a montar a caballo y mucho menos a tomar tinto mientras cabalga o que sea incapaz de contar las reses de sus ubérrimos potreros. Los psicólogos y psiquiatras deberían analizarle su enfermedad y, si es del caso, recomendarle algún hospital mental para que repose allí el resto de vida.

 

Claro que sus seguidores son igualmente esquizofrénicos. Ninguno(a) da muestras de cordura. Gritan, vociferan, patalean, insultan, pitan, pero carentes de racionalidad, nada de lógica. Sólo mentiras y tergiversaciones del Acuerdo habanero.

 

Parece que a cada militante de la banda del Centro Demoníaco le hubiesen asignado una mentira para que vaya por el mundo difundiéndola y tratando de convencer con ella a los desinformados e ingenuos.  Si escuchamos al nefasto Pachito, este sale con el cuento que con la Corte Especial de Justicia que juzgará a quienes delinquieron a cauda del conflicto se le dará un portazo a nuestra Corte Suprema de Justicia, como si esta no pudiera hacerlo. ¿Y por qué no lo hizo antes de que se produjera la extradición de los paramilitares o por qué no juzga a tantos imputados de delitos antes de ser remitidos a la Corte Interamericana de DD. HH.? Otro calificó de inconstitucional el derecho a la identidad de género, además de dañino para el credo y la moral de los católicos. La Cabal salió con una horrible andanada contra los militares, tildándolos de vendidos por haber aprobado los Acuerdos para poner fin a la guerra. Lo mismo sucede con la despalomada Paloma, con el chafarote Rangel, con el voltiarepas Bustamante y con los demás del combo. Ninguno(a) da pie con bola.

 

Pero el peor áulico del gamonal del Ubérrimo es el nuevo Torquemada, el actual monseñor Builes, para quien matar liberales era saludable para el catolicismo; para el inquisidor moderno, el incinerador de libros, entre ellos “Cien años de soledad”, matar homosexuales, comunistas o izquierdistas son ofrendas divinas. ¿Cómo así que quien fuera Procurador General de Colombia, se atreve a afirmar que el fin del conflicto fue un Acuerdo entre el terrorista Timochenko y el burgués Santos? De dónde acá Ordóñez resultó lungo o proletario? No se acuerdan del fastuoso casorio de su adorada hijita? Hoy cuando ya existe el derecho humano a la libertad de cultos los Cruzados del OPUS DEI saltan con la amenaza en las redes sociales de asesinar ateos o no creyentes en su dios. Y para colmo de males, este Inquisidor del Siglo XXI dizque será el candidato presidencial de la fanaticada católica en el 2018. Y no sería raro que la ignorancia y el fanatismo religioso de los colombianos eligieran este troglodita.

 

Se siente pena ajena oyendo a Uribe calificar de “recocha” el histórico acto firmando el Acuerdo para terminar la guerra fratricida de medio siglo. En ese vocablo peyorativo, despectivo, se resumen la envidia, el odio, la venganza, la sed de sangre, el desamor patriótico, la abulia o apatía por el futuro del país, su afinidad con la élite responsable del atraso colombiano, el interés por continuar la guerra, la falta de identidad con el pueblo pueblo. Recocha fue la que armaron Uribe y sus compinches, presentándose ante el mundo como furiosos guerreros enemigos de la paz.

Armenia, 29 de Septiembre de 2016

 

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