Libardo García Gallego •  Opinión •  30/11/2016

Fidel, un gigante amado y odiado

Para los de abajo (excluidos, pobres, humillados, explotados) nuestros líderes emblemáticos más notables en los años del 1.900 fueron: Lenin, Stalin, Mao y Fidel, por llevar a la práctica las teorías revolucionarias de Marx y Engels y por la creación y defensa de Estados socialistas; Gandhi y Mandela, por la independencia de India y Sudáfrica del colonialismo inglés y el destierro del apartheid. Brillaron también otros inolvidables luchadores por un mundo mejor, entre ellos Madero, Zapata, Martí, Sandino, Guevara, Allende, Gaitán, Lumumba, Ho Chi Minh, Nasser, Arafat, Gadafi. Todos vivieron y actuaron coherentemente con sus convicciones humanistas, libertarias, solidarias, dedicando sus vidas a resolver, como fuese posible, las demandas y necesidades apremiantes de sus respectivos pueblos. Portando armas físicas o intelectuales siempre dieron ejemplo de sabiduría; maestros teórico-prácticos en Filosofía, Sociología, Política; comprometidos en la construcción de sociedades libres, justas, garantes de los derechos humanos; la mayoría de ellos asesinados por defender a los de abajo. Fidel Castro Ruz es el patriota  cubano y americano del siglo XX, digno de figurar en el mosaico de los héroes invencibles de la humanidad.

 

Hoy todo el mundo está opinando acerca del Comandante Fidel, los estratos inferiores conscientes lamentan su muerte mientras la burguesía y sus áulicos la celebran. Esta contradicción expresa la lucha entre las clases sociales, entre las múltiples concepciones sobre la vida humana, entre los diferentes sistemas de organización económica, social y política, y en medio de la diversidad de posiciones salta siempre la pregunta: ¿Podrá organizarse una sociedad, con diversidad ideológica  y hasta opuesta, dentro de un sistema de bienestar general donde cada persona pueda disfrutar del derecho a ser feliz? He ahí el dilema, posible o imposible?

 

Los partidarios de la igualdad social, de  la distribución equitativa de las riquezas, de la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción, de la autonomía soberana de los Estados, de los Estados garantistas a su población de todos los derechos humanos conquistados hasta el presente, de exigir a cada cual por parte del Estado la fuerza de trabajo que pueda aportar a cambio de la completa satisfacción de sus necesidades, estamos tristes ante la  ausencia del titán cubano, pero al mismo tiempo agradecidos por sus aportes contemporáneos y futuristas.

 

Los acaparadores de tierras, bien o mal habidas; los amigos de la exclusión social, negadores del disfrute de los derechos humanos a la mayor parte de la población; los que apoyan el enriquecimiento a costillas del trabajo ajeno y el disfrute ofensivo de la felicidad por unas pocas personas; los enemigos de la nacionalización de las empresas; los arrodillados ante las imposiciones de los gobernantes de las potencias imperiales; los amigos de amasar riquezas mediante la competencia a muerte y a través de cualquier medio, incluyendo  el asesinato y la corrupción; los cómplices de desmantelar a sus propios países de sus recursos naturales, obsequiándolos a los imperios y a las grandes empresas multinacionales, están de jolgorio por la muerte de Fidel.

 

A pesar de los asesinatos o muertes de los líderes, la búsqueda de la felicidad humana continúa y sólo cesará cuando los Estados y sus gobernantes garanticen los derechos humanos a toda su población.

 

Armenia, 30 de Noviembre de 2016

www.neopanfletario.blogspot.com/

libardogarciagallego@gmail.com

 


Opinión /