Libardo García Gallego •  Opinión •  21/03/2017

La ética murió y la dignidad humana agoniza

La ética era la parte de la filosofía que estudiaba lo correcto o equivocado del comportamiento humano, los actos morales y su aplicación a nivel individual y social, tratando de explicarlos en forma racional, fundamentada, científica y teóricamente. (Ver: https://www.significados.com/etica-y-moral/)

Los valores éticos son guías del comportamiento que regulan la conducta del ser humano, siendo los más relevantes: justicia, libertad, responsabilidad, integridad, respeto, lealtad, honestidad, equidad, entre otros. Los valores éticos se adquieren durante el desarrollo de cada individuo, influenciado por el entorno familiar, social, escolar y mediático; con estos valores se aspira al logro del bienestar colectivo y la convivencia armoniosa y pacífica de la sociedad. Una vez que la persona comprende la importancia de estos se enfrenta a un constante juicio ético, esto es, a razonar y determinar qué acción, conducta o actitud es la más acertada en cada momento, de acuerdo con las normas y valores impuestos por la sociedad.

(Ver: https://www.significados.com/valores-eticos/)

Los recientes escandalosos casos de corrupción, a nivel local, regional y mundial, nos demuestran que los conceptos anteriores ya no son tenidos en cuenta y que lo que prevalece hoy es el oportunismo, el individualismo, el afán de enriquecimiento inmediato, el desprecio por la normatividad de convivencia social. Se ha reanimado el concepto de Hobbes: “El hombre es un lobo para el hombre”. El capitalismo en sus últimas etapas ha tirado a la basura los valores altruistas y ha impuesto en su lugar una nueva escala competitiva donde ya no son indispensables los méritos, la calidad, la eficiencia, el servicio social, todo esto ha sido sustituido por sobornos, inclusive hasta se han montado oficinas para valorar y entregar las coimas con las cuales se compran adjudicaciones en licitaciones amañadas.

Hemos regresado a los viejos dichos: “Medio mundo vive del otro medio”, “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”, “El mundo es de los vivos”, “Si le dan papaya, cómasela”, “Robó pero hizo”. “Trabajando no se consigue plata” Esta es la Ética popular, la que aplicaron con Odebrecht, entre otros colombianos: Gabriel García Morales, Enrique Ghisays, Eduardo Assad, Miguel Peñalosa, Mateo Restrepo, Plinio Olano, Daniel García, Eduardo Zambrano, Rafael Nieto, María Fernanda Valencia, Otto Rodríguez, Otto Nicolás Bula, Luis Fernando Andrade, Bernardo “Ñoño” Elías, Iván Mustafá, Andrés Giraldo, Oscar Iván Zuluaga (lista tomada de Revista SEMANA), y los del combo de La Guajira, Oneida Pinto y varios gobernadores, alcaldes, diputados y concejales, avalados por Cambio Radical; más tantos otros ladrones imperdonables de: Reficar, EPS (Saludcoop, Coomeva, Caprecom, etc.), Foncolpuertos, el Guavio, Transmilenio los contratos en el Distrito Capital, Dragacol, Agro Ingreso Seguro, Isagen, Invercolsa; más muchos personajillos con apariencia de buena gente: Fernando Londoño, Angela Montoya, Gral. Hernán Martínez, Mg. Jorge Pretelt, Carlos Palacino, Com. Gerardo Rivera, etc., etc., …..

La corrupción se ha extendido por toda la sociedad mundial, en los poderes públicos, incluyendo Altas Cortes, Fuerzas Militares y de Policía, y en el sector privado. Los casos pululan en Colombia, América y el mundo entero.

Volver a la vida decente parece ser imposible, pues si a lo anterior se añade la extrema y creciente pobreza mundial, la profunda desigualdad social, la desocupación galopante al compás de la mecatrónica, la vida ostentosa e insultante de los multimillonarios, la progresiva destrucción del planeta, el crecimiento incontrolado de la población humana, la lucha entre las clases sociales se acentúa, las guerras se avivan y multiplican y el odio se propaga.

La única posibilidad de construir un mundo feliz es mediante: 1. una nueva educación que con una filosofía humanista y solidaria desaliene y forme seres pensantes y creativos; 2. la garantía del disfrute colectivo de  todos los derechos humanos, limitando algunos de ellos como el de la propiedad privada, y 3. la redistribución democrática de las riquezas.

Pero como  estas condiciones son utopías irrealizables por ahora, entonces no nos quejemos de corrupción,  inseguridad, insurrección y terrorismo.

Armenia, Marzo 14 de 2017

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