Libardo García Gallego •  Opinión •  06/11/2017

Desnudando algunas creencias comunes

“Trabajando se consigue plata”:

Cuando de la noche a la mañana surge un nuevo rico a quien no se le conocían activos de ninguna clase y ganaba sólo un salario mínimo con que sostenía su hogar de 4 personas, la pregunta de siempre es: ¿Cómo lo logró? Las respuestas: “Se ganó una lotería”, “Los padres le dejaron una buena herencia”, “Logró ser elegido en un cargo público y aprovechó su permanencia allí”. Ocasionalmente responden: “Esa persona fue juiciosa, su fortuna fue construida con sudor y lágrimas, a nadie le robó un peso”. O como nos decía un profesor de sociología, con quien discutíamos demasiado: “Es que trabajando se consigue plata”. ¡Qué fenomenal mentira! Trabajando se consigue algo de dinero para comprar el mercado, pagar el arriendo y los servicios y hasta para beberse unas polas una tarde a la semana, pero para comprar un chalet o un centro comercial en Miami, en la sabana de Bogotá, en Montería o en el Quindío. Imposible!, así sea un abstemio y ahorrador de bicocas.

Lo que da plata sin poseer capital es la fuerza de trabajo: contratar trabajadores. Esos son los que producen riqueza. Los trabajadores, obreros, asalariados, son los que dejan un excedente no pago llamado plusvalía. Cómo? Muy fácil. Quien contrata un trabajador por 48 horas semanales, repone su fuerza de trabajo, el de su familia y la depreciación de las máquinas o herramientas en 36 horas aproximadamente. De manera que le quedan 12 horas de ganancia, de plusvalía. Y así, acumulando ese mayor valor generado por el trabajador y que el contratista no le pagó es como se enriquecen los empresarios. Esto fue lo que descubrieron David Ricardo y Marx.

Claro que en el sistema capitalista el capital gana más que el trabajo pues los intereses suelen ser usureros de tal manera que en un año el capital puede crecer en un tercio, es decir, un 33% de interés anual de usura. Y si no preguntémosle a Sangriento Angulo, ¿Cómo amasó su capital actual?, o a Efromovich o a los hijos de Alvaro Uribe o a cualquier oligarca terráqueo. ¿Cuántas veces paga Ud. un crédito de $50 millones a 15 años? Eso es tan rentable que aun queda para pagarle a los trabajadores el fondo pensional.  

Lastimosamente, los trabajadores son tan humildes y, en ocasiones, tan ignorantes que le agradecen a los patrones por el salario que les dan. Recuerdo cómo un trabajador de Postobón me decía alguna vez: “Gracias al doctor Sarmiento que me dio trabajo”. Le refuté: “No, señor, el que debe agradecerle es el señor Sarmiento a quien Ud. le aportó plusvalía durante tantos años haciéndole crecer su capital”.

Debido a tantos años de sistema capitalista, más su reciente modalidad neoliberal, las riquezas del planeta se han ido acumulando en unas pocas personas y la pobreza se ha extendido a la mayor parte de la población. Y lo grave es que mientras los pobres no entiendan el porqué de esta injusta concentración de la riqueza seguirán rezándole a los dioses para que su familia pueda vivir, alimentarse, tener techo y salud, educarse o rogándole a los empresarios por un empleito.

Por ello la necesidad de que cada individuo conozca los principios básicos de la Economía Política, pero no solamente desde la óptica burguesa sino también desde la proletaria. Es imprescindible este saber, igual que otros que suelen ocultarse, para que todas las personas, desde la niñez hasta la adultez mayor, puedan distinguir y elegir a conciencia qué es lo más conveniente para la construcción de una sociedad digna y feliz.

Armenia, 2 de noviembre de 2017

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