Libardo García Gallego •  Opinión •  14/07/2019

¿Es posible construir la sociedad ideal?

Aunque la mayor parte de la humanidad comparte el ideal de crear una  sociedad en la cual prevalezcan la paz, la justicia y la igualdad, hasta el presente ello sólo ha sido posible parcialmente en algunos países. Explicar el por qué es una tarea muy compleja en la que trabajan biólogos, psicólogos, sociólogos, psiquiatras, entre otros especialistas, pues el ser humano es el único organismo viviente capaz de pensar y elegir lo más conveniente para sí mismo, para su familia y para el resto de la sociedad.

Sin embargo, infinidad de enfoques irreconciliables entre sí han impedido construir de manera consensuada un modelo de organización social que deje satisfechos a todos. Para algunos, la humanidad debe vivir en permanente competencia de capacidades por la obtención de recursos y beneficios y quienes mejor lo hagan tienen derecho a disfrutarlos, sin limitaciones de ninguna clase y quienes son incapaces de competir o pierdan tendrán que padecer las consecuencias.

Debido a las desigualdades naturales esta competencia siempre la van a ganar los mejor dotados y más capacitados y los demás serán perdedores. Por lo tanto, los ganadores deberían ser solidarios con los perdedores y compartir con ellos los excedentes logrados. Mas como los ganadores suelen ser avaros y egoístas, se niegan a compartir los excesos de ganancia con los perdedores, acusándolos de ser viciosos, negligentes, perezosos.

Obsesionados por construir una sociedad pacífica y justa para todos sus individuos, aferrados a la inteligencia, a la racionalidad humana, son muchos quienes le apuestan a la discusión política para llegar a consensos beneficiosos para las partes enfrentadas y que la lucha entre clases sociales antagónicas no puede hacerse con las armas tradicionales sino con meras palabras y lógicos raciocinios. Esta opción viene planteándose desde el siglo de las luces, pero el exterminio de numerosos  pueblos por parte de los poderosos, de los ambiciosos, parece testimoniar que están equivocados.

Inclusive, los fanáticos religiosos creen que las desigualdades sociales obedecen a decisiones divinas que los humanos no podrán resolver jamás. En consecuencia, las palabras de Hobbes son un axioma “El hombre es un lobo para el hombre”, según el cual la forma natural de la vida humana es la guerra, la lucha permanente entre grupos que conciben el mundo de diferentes maneras.

Una sociedad ideal, sin abismales desigualdades sociales la veo en Cuba, de la cual otros reniegan dizque porque es una dictadura, que no se puede progresar como en el capitalismo, que todos son pobres, es decir, que no hay espacio para la competencia y la búsqueda de una vida con las mejores comodidades. Me satisface saber que allí no se muere nadie de hambre, que la educación y la salud son servicios gratuitos y de óptima calidad. Si no estuviera bloqueada por su vecino del norte mucho mejor sería su vida.

Mientras existan magnates como Trump, negacionista del calentamiento global y opositor perseguidor de los regímenes políticos diferentes a Estados Unidos, los judíos que consideran una obligación exterminar al pueblo palestino, fanáticos religiosos que se suicidan y cometen actos terroristas en nombre de la grandeza de Alá, gobernantes que impiden el ingreso a sus territorios de migrantes procedentes de antiguas colonias suyas a las cuales extrajeron sus recursos o personajes que se oponen a la enseñanza del Materialismo y del Marxismo, no será posible edificar una sociedad donde todos vivan felices. La educación crítica es el camino. Y ahí queda la pregunta: ¿Es posible construir la sociedad ideal?

Armenia, Julio 5 de 2019

 

 


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