Carlos de Urabá •  Opinión •  22/10/2019

Paco Ignacio Taibo II y la Coca-Cola revolution

Paco Ignacio Taibo II y la Coca-Cola revolution

El director del Fondo de Cultura Económica de México “refresca su felicidad” con “las aguas negras del imperialismo”

Predicar con el ejemplo, la coherencia, ¡la coherencia! si alguien es un personaje público tiene que ser muy cuidadoso con la imagen. Una persona importante que se exhibe ante las cámaras de la prensa, la televisión, las redes sociales, los canales de Internet debe ser responsable y consecuente. Y en este caso ya es el colmo que el mismísimo director del Fondo de Cultura Económica haga propaganda a marcas yanquis como Coca-Cola, la principal multinacional del imperio. Se trata de un pecado imperdonable porque Paco Ignacio Taibo II es un intelectual de izquierda de reconocido prestigio. Según los críticos es un genial y laureado escritor, toda una institución en México como lo demuestra su trayectoria y la publicación de libros, miles de ejemplares vendidos, el best seller y éxito editorial garantizado. Y ahora López Obrador, a pesar de la polémica que supuso nombrar a un no nacido en México en un puesto institucional, tras reformar la Constitución lo nombra director del Fondo de Cultura Económica (la principal editorial mexicana a nivel nacional e internacional)

La pregunta es: ¿acaso Coca-Cola necesita más propaganda? Y especialmente la de Paco Ignacio Taibo II. México es el primer país consumidor de Coca-Cola del mundo, el estado de Chiapas, que es uno de los más pobres, bate todos los récords.  Este elixir de la eterna juventud es un componente fundamental de la dieta de los mexicanos. Especialmente entre las clases populares porque tres litros de Coca-Cola cuestan 35 pesos, o sea, menos de dos dólares y eso es una ganga. 

La mejor manera para comenzar la jornada es desayunar tacos con Coca-Cola, una pausa en el trabajo con Coca-Cola, al almuerzo o la cena más Coca-Cola y así se contabilizan cinco o seis botellas diarias. “Las aguas negras del imperialismo yanqui” tal y como lo calificaba el che Guevara, el ídolo de Paco Ignacio Taibo II y al que le dedicó una amplia biografía intitulada “Ernesto Guevara, también conocido como el che”

México sufre desde hace décadas una alarmante epidemia de hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer y obesidad a causa de las bebidas gaseosas y la denominada “comida chatarra”. Dolencias que se han cronificado y que solo conducen a una lenta agonía. La Coca-Cola es un veneno dulce que mata en silencio a miles de ciudadanos que inocentes se dejan engatusar con sus lemas ¡con amor compártela!   ¡destapa la felicidad! o ¡la chispa de la vida!  

¿Cómo es posible que un niño en vez de leche tome Coca-Cola? Y hasta a los bebés se les da biberón con Coca-Cola. Claro, si los gringos son grandotes, rubios y de ojos azules por algo será. Lo cierto es que nuestro pueblo se va quedando enclenque y con el cerebro jibarizado por lo que las consecuencias en un futuro no muy lejano serán gravísimas. Y con razón nos dominan tan fácilmente: malnutridos y subdesarrollados y con un bajo nivel intelectual que perdurará por el resto de la vida.

Nos están aniquilando con la alimentación procesada industrialmente, una dieta insalubre plagada de aditivos, conservantes, colorantes, grasas saturadas, azúcares y quién sabe que otros componentes químicos letales. Con razón los índices del cáncer se disparan hasta cotas jamás conocidas. Y este sí que es un asunto serio porque si no se toman las medidas preventivas oportunas dentro de unos cuantos años se multiplicarán por cinco la cantidad de enfermos y el sistema de salud mexicano irremediablemente colapsará. La prevención significa prohibición y ningún gobierno se va a atrever a cerrar las fábricas que producen, por ejemplo, Coca-Cola o Pepsi Cola pues estaría atentando contra el libre mercado que es uno de los principales pilares del neoliberalismo. 

Pero la propaganda que se emite con asiduidad a través de los medios de comunicación o el inclemente bombardeo que sufren a los consumidores fáciles de manipular los arrastra a comprar convulsivamente. Para los pobres la Coca-Cola es su bebida preferida pues es barata y placentera, tiene un gusto especial y adictivo que encanta desde chicos a grandes. Y encima el director de Fondo de Cultura Económica tiene la desfachatez de dar sus conferencias con una lata o una botella de Coca-Cola sobre la mesa y cuando tiene sed ¡destapa la felicidad!     

Las ganancias de Coca-Cola en América Latina son infinitas, imposibles de cuantificar porque la Coca-Cola es un monstruo de mil y un tentáculos que ha devorado a otras empresas multinacionales, bancos, medios de comunicación, TV, cine, deportes, centros de estudios, universidades, prostíbulos… El capital que maneja Coca Cola supera al PIB de muchos países del Tercer Mundo.  

Entonces vemos que es imposible neutralizar la eterna dependencia con EEUU en todos los campos, económico, político, cultural, espiritual, mental. Nos tienen dominados de una manera zafia y perversa en nuestro inconsciente colectivo.

El señor Paco Ignacio Taibo II, perteneciente a la crem de la crem de la intelectualidad mexicana continua con un discurso antimperialistas, anticolonialista y antisistema; hace una brillante disertación sobre el siniestro neoliberalismo y ansioso por refrescar sus ideas se embucha un largo sorbo de “la chispa de la vida”.  

En México nadie se atreve a hacer una campaña contra Coca-Cola ni mucho menos un boicot, aunque ese veneno siga aniquilando a miles y miles de ciudadanos. Pero acordémonos que el deber del estado es el de proteger la integridad de sus ciudadanos especialmente los más jóvenes. Y para colmo Donald Trump tiene acciones en la Coca- Cola y para rematar en sus mensajes vía Twitter insulta alevosamente a los mexicanos llamándolos “delincuentes”, “violadores”, “contrabandistas”, “drogadictos” y “ladrones”, pero en vez de bajar el consumo ha estimulado la pasión por ese brebaje “bueno hasta la última gota”

Coca-Cola va a batir en México este año 2019 el volumen de ventas en un 6%.  Lo que significa nada menos y nada más que 190.000.000 millones de pesos. Superando así el presupuesto total de la Secretaria de Salud Pública para este ejercicio del año 2019 que es aproximadamente 123. 209.000 millones de pesos -para un país de casi 130 millones de habitantes.

Cada lata o botella de Coca-Cola contiene el demonio del tío Sam que patrocina la industria armamentística, los golpes de estado, organiza grupos paramilitares, ordena a los sicarios matar sindicalistas que reclaman los derechos de los trabajadores, soborna y extorsiona, pone y quita gobiernos en Latinoamérica y el mundo. Su poder criminal globalizador es omnipotente y omnipresente. Coca-Cola es la marca comercial más famosa del mundo, aliena, embrutece y lobotiza los cerebros de sus víctimas. Es como Dios que está en todas partes, en los cinco continentes y no dejan de crecer. Definitivamente seguimos colonizados y ya ni siquiera los marines tienen que desembarcar en nuestras costas, sino que a través de los medios de comunicación y las redes sociales nos mandan, ordenan y determinan cuales deben ser nuestros gustos, que debemos comer, beber, vestir, y hasta a amar, Coca Cola es el máximo símbolo del “american way of life”, la libertad y la democracia.

Carlos de Urabá 2019


Opinión /