Narciso Isa Conde •  Opinión •  19/11/2019

Decadente engendro neoliberal del capital repele progresismos

La clase dominante-gobernante que se ha conformado durante tres décadas de restructuración neoliberal del capitalismo, bajo el mando de lo que se ha engendrado como poder transnacional en el centro estadounidense del sistema mundial, repele violentamente cualquier proyecto de gobierno que implique  algo de soberanía, redistribución de ingresos y reformas; es decir, algo  -y peor si es mucho- de lo que se ha denominado como opción “progresista”, “reformista” o “reformadora”.

Las formulas que no quedan dentro su absoluto control son tan satanizadas y violentadas como las revoluciones radicales.

El imperialismo occidental de estos tiempos, incluidos sus poderes subalternos en el mundo dependiente, no tiene un modelo alterno a los intereses, ideología, cultura y mafias políticas, empresariales, eclesiales y militares que han generado un brutal proceso de concentración de riquezas y poder de decisión mediante la privatización de todo lo público y social, y a través de la recolonización basada en los anti-valores de la supremacía blanca, el discurso único y la depredación de la madre tierra a nombre del progreso y la civilización.

El engendro creado implica convertir todo en mercancía, privatizar el Estado y la política, entronizar la corruptela, negar soberanía, estimular todo tipo de racismo y xenofobia, pervertir políticamente las religiones, manipular a su favor los fanatismos y fundamentalismos, imponer el imperio de la mentira a niveles nunca antes similares y apelar a su acumulado bestial al interior de los cuerpos castrenses y la delincuencia.

·         VIOLENCIA Y MÁS VIOLENCIA / GOLPE TRAS GOLPE.

No hay término medio.

Cuando pierden el control del gobierno, actúan violentamente con ese arsenal perverso como oposición: caso Venezuela bolivariana.

Cuando logran desestabilizar lo que no controlan, operan con una saña bestial desde su nuevo ejercicio gubernamental: caso Bolivia post derrocamiento de Gobierno Evo.

Cuando la indignación popular amenaza la estabilidad de su dominio, vuelcan todas sus alimañas y todos sus odios contra el pueblo movilizado: como pasa ahora en Chile por decidirse su pueblo a ajustar cuentas contra su vetusto y nefasto neoliberalismo y como pasa también en el caso de la rebeldía anticolonial del pueblo haitiano.

Solo esconden sus garras destructivas cuando la derecha que gobierna y la oposición que quiere hacerlo, como engendros de su estrategia, asumen ambas el modelo re-colonizador y corrupto que les conviene: como pasa  ahora en nuestra República Dominicana y otros países del área.

 Así, un cambio moderado (con menos capacidad de defensa), que deja en pie al gran capital y sus instrumentos políticos, ideológicos y culturales, paga prácticamente similares represalias imperialistas que un cambio que implique transformaciones más radicales en el plano político, económico, social y cultural.

·         REFLEXIÓN OBLIGATORIA.

Y esto, a la luz de las respectivas crisis recurrentes de gobernabilidad, tanto de las opciones de centro-izquierda como de derecha y ultraderecha… a la luz de la alta inestabilidad de las olas y contra-olas de cambios políticos y reformas, obliga a reflexionar sobre la necesidad y el modo de pasar a una fase de nuevas transformaciones  estructurales, capaces de arrancar de raíz el poder del capitalismo dependiente, neoliberal y  gansterizado, que gravita determinantemente contra los procesos cambios, ya sea ejerciendo gobierno o actuando desde la oposición anti-gubernamental.

 En esa dirección hay que decir que esta época, más que la de ayer, no permite que los procesos transformadores acepten tranquilamente el monopolio de las armas al servicio de las derechas contra-reformistas y contra-revolucionarias y de su poder económico-social.

Esa relación amerita ya ser sustancialmente cambiada.

Igual hay que redefinir arbitrajes y alianzas, tanto en lo nacional, como en lo internacional.

De una vez por todas hay que descartar y enterrar a la OEA y otras instancias parecidas para ese tipo de roles y entender que en este tipo de pelea debe haber vencidos y vencedores, porque las reconciliaciones no pasan de ser ilusiones frágiles y pasajeras.

Los reveses son útiles cuando se emplea lo acumulado para transformarlos en nuevas victorias de mayor profundidad, a plena conciencia que la decadente dominación de EEUU y aliados no tiene formulas para imponerse, sin que la indignación convertida en fuerza transformadora deje de crecer; realidad  que por sí sola no basta, pero ayuda mucho a todo lo demás.

La oportunidad no está cerrada para las nuevas revoluciones populares de orientación socialista.


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