Carlos A Villalba •  Opinión •  21/11/2019

La transición argentina: Soberanía y Fondo

La transición argentina: Soberanía y Fondo

Vamos a proponer un plan económico sostenible

y un acuerdo de pago que podamos cumplir,

pero sin más ajuste”

Alberto Fernández,

Presidente electo de la República Argentina

Mikalojus Konstantinas Ciurlionis. M. K. Čiurlionis National Museum of Art,  Kaunas, Lituania

Transitar significa ir “de un lado a otro” para cualquiera que disfrute de resolver palabras cruzadas. Sin embargo, su concepto originario va más allá del mero desplazamiento mecánico e incluye la idea de “traspaso” y hasta de “cambio”, de hechos, normas o modelos e implica la noción de evolución entre dos estados de una misma cosa.

El 10 de diciembre próximo comienza un gobierno esperado por todas y todos, incluso y a esta altura del partido, por un sector mayoritario de quienes no votaron ni a Alberto ni a Cristina. Junto con esa administración, cuyos componentes desvive a los medios que cada hora se parecen más a apostadores de bingos que importan a pocos, arrancará una etapa de transición.

Algunos sectores que integran el Frente de Todxs, usan de modo incorrecto el concepto y, tal vez, sean los que mejor comprendan el tiempo que viene al describir un camino en el que no se alcanzarán las mieles de la tierra fantaseada sino, “apenas”, se apagarán las llamas del infierno del hambre y la malnutrición infantil, las enfermedades reaparecidas y el abandono de la salud pública, se detendrá el aumento exponencial de familias durmiendo en las calles o la falta de hasta la mínima changa… Un “apenas” que, de lograrse, se parecerá a un remanso en medio de la peor de las tormentas.

La Argentina arrancará ese momento en medio de los condicionamientos estructurales, generados por las políticas de endeudamiento y entrega de la administración de Mauricio Macri y los representantes de las corporaciones económicas, junto a la Unión Cívica Radical y a la Coalición Cívica, y rodeada de presiones internacionales (geopolíticas, además de financieras y comerciales). Junto a las mangueras destinadas a combatir las llamas del incendio, muchos de los sectores que confluyen en el gobierno de Los Fernández, trabajarán para que deje sentada las bases que permitan generar un modelo de desarrollo productivo con inclusión.

Ministras Y ministros

El 20 de noviembre se conmemora el Día de la Soberanía Nacional en la Argentina, en homenaje al heroísmo de un combate perdido en la Vuelta de Obligado que permitió ganar una guerra diplomática contra ingleses y franceses, obligados a reconocer el derecho argentino sobre sus ríos y a solucionar cualquier problema con el Uruguay de modo directo y sin intervención extranjera. En el marco de la conmemoración del Bicentenario en 2010, la entonces presidenta Cristina Kirchner convirtió la fecha en feriado nacional.

Este año, el asueto se trasladó al lunes 18, día en que la ahora vicepresidenta electa se reunió con el inminente jefe del Ejecutivo nacional. Tenía pocas horas de regresar de Cuba, donde acompañó a su hija Florencia en su convalecencia médica cuando Fernández se trasladó hasta el departamento de su compañera, nada demasiado extraño para alguien que aún no está investido como mandatario, que no se debe al protocolo de seguridad que lo atenazará dentro de pocas semanas, que disfruta de salir a pasear a su perro por las calles de su barrio y, porqué no, de visitar a domicilio a una compañera de ruta. Sin embargo, rápidamente, el tránsito de Puerto Madero a Recoleta, y no en sentido inverso, fue interpretado como una “señal” en la “línea de mando” de un dúo que derrotó en solo cuatro años, en primera vuelta, contra los medios de mayor peso en la agenda comunicacional del país y con decenas de miles de dólares recibidos del FMI convertidos en “fondo de campaña“ del macrismo.

«El gabinete está básicamente definido», fue la frase con que se anunció que la lista que circula desde hace 20 días, armada en su mayoría por Alberto, es la que va a llenar los casilleros del decreto de designación de las ministras y los ministros que acompañarán el primer tramo de la administración que empezará a partir de las asunciones.

Ni hubo novedades, ni se produjeron deserciones de peso. Jefatura de Gabinete, Interior, Desarrollo Social, Cancillería, Justicia, Vivienda y Hábitat, Defensa, Trabajo, Infraestructura (u Obras Públicas), desde hace varias semanas tienen dueñas y dueños. También Economía, aunque falta estamparle el visto bueno al nivel de concentración de funciones que abarque, con las de Hacienda contenidas, pero sin definirse aún sobre áreas como las de Producción y Agroindustria, Agricultura, Ganadería y Pesca. Los medios que abrevan con más fruición en los servicios de “inteligencia” que espían, siempre y para todos, apuestan a un Guillermo Nielsen para sentarse en el sillón mayor de ese dispositivo. Matías Kulfas sigue al frente de las apuestas de quienes se informan en la central de la calle México ahora reinstalada en las presidenciales oficinas de Puerto Madero, con ocho salas, tres salones para usos múltiples y seis cocheras con accesos que dan privacidad al futuro Presidente y a sus eventuales visitantes.

Antes de avanzar sobre las funciones cumplidas y a cumplir por el ejecutor de distintas acciones de renegociación de la deuda externa de la administración de Néstor Kirchner, coordinadas por un jefe de Gabinete de nombre Alberto y apellido Fernández, algunos datos más sobre las carteras y sus posibles ocupantes.

El patrón del armado, se mantuvo en los últimos 45 días en función del “mapa” del Frente de Todxs diseñado por su máxima figura electoral: sectores políticos, círculo de confianza -personal y política- del candidato hoy electo, gobernadores e intendentes del conurbano, movimientos populares, centrales obreras, con algunas, muy escasas, novedades de reciénvenidxs.

El esquema se complejizó a partir de la decisión de generar “espacios” federales y multisectoriales, como el programa «Argentina contra el hambre» o el destinado a Seguridad. Este último caso ilustra los motivos de Fernández para no formalizar designaciones, con la intención de “protegerlas” de “ataques” por anticipado contra esas figuras, algo que ya sufre Diego Gorgal, el nombre más publicado para hacerse caso de la conducción del área que, en las últimas semanas, recibió fuego a discreción, que lo relacionó con el PRO, en especial con Horacio Rodríguez Larreta, de quien su mentor, Sergio Massa, es amigo, y con la Administración para el Control de Drogas​ (Drug Enforcement Administration, DEA) estadounidense, de triste presente como agencia de desestabilización de gobiernos constitucionales.

Otro casillero con titular resbaladizo fue el de Educación, con el Rector de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, Nicolás Trotta, al frente de las posibilidades, pero con las universidades del Gran Buenos Aires empujando sus propias opciones hasta último momeno. Un caso diferente fue el de Salud en el que el “número puesto” para opinadores y hasta para muchas de las figuras de los “equipos” del Alberto candidato, Ginés González García, supo que le cabrían “las generales” de la consigna de no incluir ex ministros ni figuras de “cierta” edad, lo que dejó en primera línea a Arnaldo Medina, vicerrector de la Universidad Nacional Arturo Jauretche en Florencio Varela y ex director ejecutivo del Hospital de Alta Complejidad El Cruce, y el ex ministro tucumano Pablo Yedlin, actual diputado nacional que, durante el debate por el aborto seguro, legal y gratuito en el Congreso, “resistió” las presiones de su provincia y de la iglesia y votó a favor de la despenalización, con uno de los discursos mejor fundados en términos sanitarios y sociales, además de ser autor de la nueva “Ley de Vacunas”, que actualiza el marco legal para la prevención primaria a través de su aplicación.

Hay un área que fue penosamente importante durante los tiempos que terminan que es la de Asuntos Estratégicos, hoy a cargo de Fulvio Pompeo, responsable del diseño de la “estrategia de vinculación internacional” macrista, que destiñó el perfil de la Cancillería, se alineó de manera burda con el Departamento de Estado de los presidentes Barack Obama y Donald Trump, en contra de Venezuela y Bolivia, en favor de Mesías Bolsonaro en Brasil y negando el sangriento golpe contra Evo Morales. Gustavo Beliz, especializado en los procesos de reforma del Estado puede ocupar ese lugar o, precisamente, el casillero de Modernización, en la actualidad utilizado para desguazar las plantas de personal y cargar las estructuras jerárquicas de militancia PRO.

La vaca de siempre

Restan definir las nuevas conducciones en YPF, como órgano rector de la política hidrocarburífera de la nueva etapa, y de Aerolíneas Argentinas. La primera de ellas más importante que la mayoría de los ministerios y con la necesidad de definiciones sobre el yacimiento no convencional de Vaca Muerta.

Esta columna ya se refirió en profundidad al tema a través de la nota “Una vaca muy viva: hidrocarburos en la era Fernández”i. Allí se mencionó, en un marco previo a las elecciones del 27 de octubre, la búsqueda de complementariedad, en el marco de un plan energético integral, “que convierta al yacimiento en una herramienta estratégica de generación de divisas -para lo que se requiere la instalación de terminales de licuefacción del gas-, y destinado al consumo interno, con ampliación del servicio de gas domiciliario a los millones de argentinos que hoy carecen del mismo y abaratamiento de tarifas a través de su desdolarización de determinados tramos de la producción y la distribución”.

Desde aquel 16 de octubre a la fecha, se produjeron dos novedades, que no cambian ese diagnóstico. Por un lado una frase de Fernández siendo todavía candidato: “El negocio de los argentinos es que Bahía Blanca sea el puerto de Vaca Muerta porque así vamos a desarrollar este polo. No lo digo acá por primera vez: el puerto de salida de ese polo de desarrollo que es Vaca Muerta tiene que ser Bahía Blanca. Les garantizo que si me toca ser presidente voy a ser el que más trabaje por eso». Le habló a dos sectores, por un lado a los gobiernos de Macri y María Eugenia Vidal a los que les expresó que «tengo claro que el gobierno tiene otro negocio en el puerto de Buenos Aires”.

Por otra parte se dirigió a un actor más permanente como es el poder de las corporaciones, en este caso puntual, representadas por Paolo Rocca y su Techint de la energía, y de las 3,7 millones de toneladas anuales de producción de caños sin costura y los 2,6 millones de tubos con costura, que la convierten en proveedor global.

Avizorando la debacle macrista, ese sector ya había plantado su pliego de condiciones ante los gobernantes del futuro cercano. Primero, establecer un “marco jurídico adecuado y estable”, que revestiría características especiales y con fuerza de Ley. A renglón seguido, reclamaron inversiones estatales específicas, lideradas por la construcción de un gasoducto Neuquén-San Nicolás y una planta de licuefacción en Bahía Blanca, con inversión total de unos u$s 7.000 millones. Con hilo en cada una de sus puntadas, Techint es la que más presiona sobre la construcción del ducto, porque le permitiría evacuar una mayor cantidad de gas de Fortín de Piedra, su yacimiento estrella; se quedaría con la ejecución de la obra, exhibiendo su liderazgo como líder en la construcción de gasoductos y, tercero, concentraría el fluido en su zona de influencia de San Nicolás-Campana, donde asienta sus reales.

La otra novedad fue la existencia de un “borrador” de proyecto de Ley aplicable a quienes inviertan en Vaca Muerta, con beneficios fiscales, garantías jurídicas y disponibilidad de utilidades, supuestamente redactado por Nielsen y su equipo. Fernández fue reservado sobre el tema, tanto como lo fue sobre las negociaciones de la deuda externa contraída por su antecesor. “Lo escucho mucho pero estas cosas la decido yo”, comentó sobre su asesor, una frase que puede aplicarse a cualquiera de los temas que él considera sensibles, en el marco de una conducción muy semejante a la de su mentor Néstor Kirchner, de manejo radial, con incidencia en cada tema y relegando a sus colaboradores al carácter de “asesores de la decisión que tome”.

Las filtraciones de ese papel, no son meras conversaciones fuera de registro, existen incluso versiones digitales que incluyen las 13 carillas del documento atribuido a Nielsen y equipo. El texto afirma que las empresas que inviertan en el yacimiento tendrán beneficios fiscales, garantías jurídicas y disponibilidad de utilidades sin limitaciones, sin obligación de repatriación de las divisas. Según esos anónimos digitales, las ventas de gas licuado no tendrían retenciones aunque, antes de exportar, habría que abastecer el mercado local e invertir en exploración.

Aunque el borrador se esmera en incluir esas “articulaciones” entre las necesidades externas y las internas, el cúmulo de “garantías” hacia las empresas privadas hacen que parezca más bien una versión elaborada por ellas mismas que, seguramente, Nielsen habrá tenido presente a la hora de formular una propuesta, que Fernández revisará con cuidado a la hora de decidir su envío al Congreso, y de decidir el lugar que el supuesto autor ocupará en su gabinete.

Jugando al truco con Kristalina

En la tarde más calurosa de la primavera porteña, contra los 7 grados que enfriaban el atardecer de Washington, los teléfonos enlazaron al presidente, que todavía no es, de un país que sí es deudor del 61% del total de acreencias del organismo que preside quien estaba en el otro lado de la llamada; institución que, antes de que ella asumiese, de manera irresponsable y por decisión estadounidense, concedió al gobierno de quien su interlocutor va a suceder, el mayor préstamo otorgado a un solo país en toda su historia.

Por si no quedó claro, Alberto Fernández, que tendrá que administrar los recursos que Argentina no tiene para pagar la deuda que contrajo Mauricio Macri, habló con Kristalina Georgieva, jefa del Fondo Monetario Internacional.

El “diálogo” empezó durante la mañana del Sur, cuando la búlgara de nombre frágil lanzó una serie de admoniciones durante una entrevista en la que marcó dos «parámetros» a tener en cuenta durante las futuras negociaciones con el futuro gobierno argentino: sustentabilidad de la deuda pública y mantener la gestión “dentro de las restricciones presupuestarias que existen»; además pontificó sobre la necesidad de prestar atención hacia «las personas más vulnerables».

“Nos gustaría saber en qué está pensando el gobierno”, del presidente aún no asumido preguntó al aire la funcionaria y volvió sobre aquello que su Fondo no tiene en cuenta cada vez que gestiona ajustes, tarifazos y recortes presupuestarios en educación y salud como los que realizó la administración Cambiemos: “Reconocemos que la pobreza aumentó en Argentina, por eso cualquier plan que el gobierno ponga en marcha debe tener en cuenta el impacto que tendrá en los más vulnerables”.

Los mensajes de la tarde fueron diferentes. Del mismo modo que les había dicho en la cara a los enviados de Washington durante la campaña, ahora como mandatario electo avisó que “Vamos a proponer un plan económico sostenible y un acuerdo de pago que podamos cumplir, pero sin más ajuste”. Sin mirar para otro lado y tomando nota del desafío matinal de la Georgieva arrancó con un “no me tiene que convencer” de “la relevancia de la viabilidad fiscal”, y le anticipó que “en la situación en la que se encuentra la economía argentina es difícil propiciar un mayor ajuste. No podemos hacer más ajustes fiscales porque la situación es de una complejidad enorme, el nivel de ajustes en la era de Macri ha sido tremendo”.

Cambio y fuera para el otro lado del continente, desde donde respondieron con un casi compungido “Me han conmovido sus prioridades: la reducción de la pobreza y la lucha contra el hambre en un entorno económico que permita crecer y generar empleo, para mejorar la vida del pueblo argentino”. Telón y a terminar de diseñar el plan de negociaciones con la nueva deuda impagable tomada por las corporaciones económicas y los amigos presidenciales, y con el sacrificio del conjunto del pueblo argentino condenado a pagarla, en el marco de una contracción económica del 3,1%, con aceleración de la inflación hasta el 57,3% y una deuda disparada hasta el 93,3% del PBI, según los cálculos del equipo de la propia… Kristalina.

Mangueras y cimientos

Este conjunto de problemas exige una respuesta de doble vía que deberá encarar aquel Gabinete. Mangueras de mucha potencia para controlar la situación de hambre, malnutrición y miseria que vive un sector muy amplio de la población argentina, con 40% de pobres al terminar el año (16 millones de personas) y 7,7% de indigentes, es decir 3,4 millones que no llegan a cubrir sus necesidades vitales.

El Ministerio de Desarrollo Social se encargará de utilizar las herramientas que Daniel Arroyo y sus equipos desarrolló a lo largo de todo el año, con la intención de “parar la caída” de esta “catástrofe social”.

La punta de lanza de ese accionar será el plan «Argentina contra el Hambre”, que abarcará a 8 millones de personas y tendrá carácter integral, ya que incluye aspectos de salud y educación, a raíz de la incorporación de controles de peso y talla.

Permitirá el acceso a la “Canasta Básica de Alimentos» e incluye una tarjeta bancaria orientada al acompañamiento de madres y padres de hijos menores de 6 años que permitirá la compra de alimentos con orientación al cuidado nutricional a través de 13 rubros con «descuentos especiales», además de la mejora de la infraestructura para la distribución de agua potable para consumo humano.

Entre los planes globales figura el apoyo a los pequeños y medianos productores y comercializadores de alimentos y a la agricultura familiar. Las municipalidades y los movimientos populares formarán parte del dispositivo de territorial del Plan, que tendrá un fuerte incremento presupuestario.

El presidente electo se comprometió a institucionalizar un dispositivo paralelo al mencionado, que apunte a la reconversión de la situación de base y no solo a sus consecuencias, complementario de las políticas globales de Producción, Trabajo, Salud, Educación, Vivienda o Ambiente que realicen sus ministerios.

En ese sentido, está en pleno diseño una estructura que se encargue de las problemáticas de la Economía Popular, que ya no es un fenómeno de circunstancia generado por la desocupación y que tendría una solución automática con el reinicio de las actividades laborales; en realidad constituye un conjunto de actividades económicas productivas y prácticas sociales, desarrolladas por los sectores populares que las practican. Está destinada a satisfacer sus necesidades básicas materiales y socio culturales y utilizan, de manera individual o asociada, su propia fuerza de trabajo y los recursos materiales de que disponen. Algo mucho más complejo y organizado que las concepciones “clientelistas”, con usuarios calificados de modo despectivo de “planeras” o “planeros”.

Ese espacio de gestión, cuyo rango aún no fue establecido por Fernández y sus asesores en Reforma del Estado, constituye un programa “productivista”, fuertemente federal y con un formato operativo de “agencia estatal”, que facilita una “autonomía de gestión”, para el cumplimiento de programas y acciones específicas.

Su objetivo principal será reconvertir esos “planes sociales” en puestos genuinos de trabajo, a través de la generación de estructuras de producción en el campo y la ciudad, en articulación con la “Unión de Trabajadores de la Economía Popular”, sindicato que tendría un inminente reconocimiento legal con apoyo de la CGT, producto de la unificación gremial del conjunto de los movimientos populares, que permitirá aglutinar los reclamos mayoritarios del sector.

La estructura gubernamental, por su parte, propondría instrumentos fiscales específicos para el sector y daría vida al Registro Nacional de la Economía Popular.

“Espera urbana” (fragmento). Daniel Corvino

Es el país que viene, con los problemas del pasado y las esperanzas que genera ese futuro tan inminente como complicado, con tantas presiones como expectativas. Es la Argentina, aquella que ganó una guerra perdiendo una batalla en la que las cadenas de Obligado le cerraron el paso a las invasiones que antes se hacían con barcos, del mismo modo que ahora se hacen con endeudamientos, corporaciones y medios de comunicación.

 http://estrategia.la/2019/10/17/una-vaca-muy-viva-hidrocarburos-en-la-era-fernandez/

* Periodista y Psicólogo argentino. Investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (http://estrategia.la/). Miembro de La Usina del Pensamiento Nacional y Popular (http://www.usinadelpensamientonacional.com.ar)

 


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