Geraldina Colotti •  Opinión •  11/12/2019

Venezuela. La larga marcha de medios alternativos

Venezuela. La larga marcha de medios alternativos

Entrevista con Simon Arrechider. Es muy joven, pero ya tiene varios cargos importantes en la revolución bolivariana. Actualmente es director de medios comunitarios y alternativos y del canal de información Radio Nacional de Venezuela (RNV). Lo encontramos en el Congreso Internacional de Comunicación que acaba de terminar en Caracas, al final de un intenso día de reuniones y debates.

¿Cuál es la importancia de este congreso en la difícil situación que atraviesa el país?

La comunicación juega un papel fundamental en esta guerra de cuarta generación donde el enemigo pone todo su peso en tratar de desestabilizar al pueblo, sembrar el caos. Una de las principales razones por las que mantuvimos nuestra revolución es que el enemigo no ha podido penetrar psicológicamente en el pueblo venezolano. Parte de este mérito se debe a la lucha y a la movilización en defensa de las conquistas de la revolución, pero también a la comunicación, a la formación que genera conciencia en el pueblo y que es un bastión importante del proceso bolivariano.

En los países capitalistas, generalmente son las personas que tienen el doble de edad que ustedes, quienes ocupan cargos ejecutivos en ciertos sectores. ¿Por qué es diferente en Venezuela?

A los 22 años ya era presidente de la juventud de Caracas, también trabajé con Otaiza, fui director municipal antidrogas en el municipio de Caracas, un trabajo muy gratificante basado en la prevención en escuelas secundarias y escuelas. La revolución ha dado a los jóvenes un papel de liderazgo, absolutamente diferente de la política de descarte practicada por la derecha. Esta es una revolución que debe durar con el tiempo, por lo que los jóvenes nos estamos entrenando para gobernar durante los próximos cien años en este país y en el continente. Quien, como yo, tiene 35 años, ya está preparando generaciones sucesivas para tomar el relevo y hacer lo mejor.

Durante el último sabotaje de la red eléctrica, RNV jugó un papel muy importante, ¿cómo viviste esos días y qué lecciones aprendiste?

El primer día del ataque al sistema eléctrico, Isbemar Jiménez, presidenta de la radio, estaba esperando la información oficial. Cuando nos dimos cuenta del alcance del sabotaje, supimos que nos esperaba una ardua tarea. Nos quedamos en la radio, para transmitir hasta el final, primero en 4 o 5, luego llegaron otros. Nos pusimos en contacto con todos los medios alternativos y comunitarios para conectarlos con la emisora y aumentar la señal. El pueblo comunicador ha tenido un papel importante. Abrimos los micrófonos para contrarrestar las noticias falsas que se estaban ejecutando en las redes sociales y hablavan de saqueos. Mentiras negadas en vivo por las personas que llamaron y contaron lo que realmente sucedió. Ese período, después del primer y luego el segundo ataque al sistema eléctrico nacional, fue el periodo en lo que aprendí más sobre la radio de todo el tiempo que e dirigído el canal. Transmitimos durante 9 horas sin interrupción, pasando información con gran sentido de responsabilidad porque una noticia mal dada podría generar caos. Éramos conscientes del papel que jugamos. Con su firmeza, Isbemar nos dio lecciones de periodismo. Fue una experiencia muy interesante, una interacción con todas las personas, que permanecieron alertas e intentaron comunicarse en todos los sentidos. Hubo personas que salieron a la calle con una batería de automóvil, un teléfono celular o una canaimita, transmitieron lo que estaba sucediendo a todo un barrio a toda una urbanisación. Durante 30 días seguidos hemos sido tendencia en twitter. A veces incluso nos atacaron en las redes sociales, demostrando que estábamos haciendo un buen trabajo.

La ley de comunicación, en Venezuela, ha reducido el latifundio mediático, dando espacio a la información alternativa. ¿Qué tan lejos queda por completar?

La organización del poder popular y, en este caso los medios comunitarios alternativos son parte de un proceso no lineal pero espiral en el que se desarrollan diferentes niveles de organización que dan voz al pueblo. En esto hemos dado pasos gigantes. En todo el país hay unos 650 medios comunitarios alternativos que se expresan en diferentes formas: radio, televisión e incluso la prensa. A pesar de la guerra económica, seguimos innovando y aumentando el nivel de organización y la capacidad de planificar esfuerzos para hacer que los pocos recursos que tengamos dé sus frutos. Nos falta un poco más de comprensión del momento histórico, todavía tenemos que refinar las formas de organización y el método de trabajo para transformar los medios alternativos y comunitarios en una gran fuerza colectiva. No puede haber un medio comunitario alternativo separado del pueblo comunicador, de lo contrario, la ventaja obtenida es solo para las personas que forman parte de ella, pero el contenido potencial no se utiliza plenamente. La revolución bolivariana es dinámica, se reinventa constantemente. Hay nuevas formas de comunicación que nacen o se están desarrollando: en la milicia bolivariana, en el Clap, en los consejos municipales, en las comunas. Una fuerza que debe canalizarse para evitar perder energía y recursos y maximizar las posibilidades que tienen los medios alternativos y comunitarios.

¿Qué expectativas tienen los medios comunitarios en este congreso?

Todos los espacios aquí delegados a la organización y a la reunión son, por así decirlo, el cerebro que nos permite intercambiar conocimiento y saberes: para incorporar y cohesionar esta gran fuerza representada por los medios alternativos y comunitarios con el pueblo comunicador. Estoy convencido de que a partir de este espacio, y de la calidad existente en RNV, habrá un salto orgánico en el país que nos permitirá establecer redes de comunicación internacionales. Estamos midiendo nuestros proyectos y nuestras expectativas, pero también observamos los de otros países hacia nosotros, lo que también hemos visto en otros congresos internacionales. Muchos de los que vienen de otros países están impresionados por nuestro nivel organizacional. Esto nos llena de orgullo, pero también es un incentivo para no acostarnos, porque sabemos que todavía hay mucho por hacer.


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