Alerta ante los posibles impactos ambientales generados por el proyecto de recuperación del río Manzanares en Getafe
- La Plataforma Ecologista Madrileña considera que el “Proyecto de recuperación ambiental del río Manzanares a su paso por el T.M. de Getafe (Madrid)», promovido por la Dirección General del Agua, contiene actuaciones preocupantes y de dudosa legalidad.
- Los colectivos ecologistas alertan ante los impactos generados en la fauna y en la flora al facilitar el uso público en lugares hasta ahora inaccesibles y de gran valor ambiental.
- La construcción de una red de caminos y pasarelas en el entorno del río Manzanares resulta incompatible con la normativa del Parque Regional del Sureste.
Los colectivos que conforman la Plataforma Ecologista Madrileña (ARBA, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, GRAMA, Jarama Vivo y LIberum Natura) ha presentado una batería de alegaciones al Proyecto de recuperación ambiental del río Manzanares a su paso por el T.M. de Getafe (Madrid)», promovido por la Dirección General del Agua, cuyo periodo de información pública finalizó el martes 3 de febrero. Aunque el proyecto presenta aspectos positivos que supondrán una mejora sustancial del entorno fluvial (especialmente en lo que supone la eliminación de construcciones en las cercanías de Perales del Río (Getafe), la recogida de residuos o la retirada de escolleras y motas en varios puntos), hay algunos puntos sobre los que existen dudas sobre su efectividad o alcance, así como otros sobre los que se considera directamente que generarán usos incompatibles con la conservación del entorno fluvial.
Aunque el proyecto aborda la solución a algunos problemas morfológicos del río Manzanares en este tramo, deja de lado abordar la alteración de su régimen hidrológico. Se trata de un tramo gravemente alterado por la regulación en su cabecera (presas de Manzanares y del Pardo) así como por los efluentes continuos de las plantas de tratamiento de aguas residuales. Para la Plataforma Ecologista Madrileña resulta vital acometer el régimen hidrológico, proporcionando, al menos, un régimen estacional más parecido al natural y propiciando crecidas ordinarias anuales y extraordinarias cada algunos años. Ello redundaría en menores costes del proyecto ya que ayudaría a recuperar los hábitats degradados y a asegurar la sostenibilidad a largo plazo del ecosistema fluvial. Además, otras intervenciones planteadas (como la revegetación, la eliminación de especies exóticas invasoras o la eliminación de obstáculos) podrían no ser efectivas en el tiempo.
Otro aspecto criticado es la limitación de algunas medidas, como la creación de un ecosistema de bosque mediterráneo en la vega del río o como la retirada de motas y escolleras. Estas defensas fueron construidas en el pasado para estabilizar las orillas y proteger a las fincas colindantes de las crecidas del río, pero que han generado una alteración morfológica del río y mermado las funciones ecológicas del mismo. Aunque se pretende actuar sobre más de 1 km de motas y escolleras, se pasa por alto las escolleras y motas existentes aguas arriba de la EDAR Sur así como en las escolleras existentes en la margen derecha por debajo de la misma.
Uso público incompatible con la conservación del espacio
Al contrario de lo que se afirma en el proyecto, los accesos a los visitantes no se han diseñado teniendo en cuenta las zonas más sensibles, evitando las zonas de ribera o las zonas sensibles para las poblaciones de aves. Se prevé una red de senderos (entre caminos adecuados y nuevos) con una longitud total de 16,8 km y 5 pasarelas sobre el río y el canal del Manzanares. Estos buscan permitir la conexión entre el Parque Lineal del Manzanares y el término municipal de Getafe, con los que “dinamizar actividades de ocio y cultura, satisfacer la creciente demanda de rutas recreativas y poner en valor el entorno cultural y paisajístico”. Esto supondrá poner a disposición de miles de potenciales visitantes el acceso a un espacio natural protegido hasta ahora inaccesible. El Estudio de Impacto Ambiental (EIA), a pesar de reconocer este impacto sobre la fauna y la vegetación del uso público planteado, se pospone su valoración hasta la fase de funcionamiento, lo que supone un enfoque reactivo en lugar de preventivo. Esta red de caminos es especialmente preocupante por su cercanía a la ribera del río en varios kilómetros y por propiciar el acceso a como todo el sector aguas debajo de la EDAR Sur. En esta zona existen importantes colonias de especies protegidas (milano negro) y es lugar frecuentado por grandes concentraciones de aves como varias especies de limícolas, garzas, martinetes o cigüeñas blancas. Las condiciones de tranquilidad propiciadas por la existencia de público se verán modificadas radicalmente.
Por otro lado, estas actuaciones tendrán lugar en zonas de Reserva Natural (Zonas B) del Parque Regional del Sureste. Estas zonas, las segundas con mayor protección del espacio protegido debido a sus valores ambientales, someten diversas limitaciones al uso público con fines generalistas, así como a la realización de infraestructuras y construcciones. En definitiva, distintas disposiciones legales de Plan de Ordenación de los Recursos Naturales han sido pasados por alto.
A juicio de la Plataforma Ecologista Madrileña los ecosistemas fluviales tienen funciones esenciales de corredores ecológicos y más en este caso que están en espacios naturales protegidos a nivel regional y que son zonas Red Natura 2000. Estas funciones, y los objetivos de conservación de estos espacios deben estar siempre por encima de los usos recreativos o de ocio. Estos usos deben desarrollarse, de forma ordenada, en zonas tampón que debería haber tenido en cuenta el planeamiento urbanístico de Getafe, sin que tengan que ser utilizados espacios naturales de gran valor ambiental.
En resumen, los colectivos que forman la Plataforma Ecologista Madrileña (ARBA, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, GRAMA, Jarama Vivo y Liberum Natura) consideran que deberían ser replanteados en profundidad las infraestructuras de uso público del proyecto por ser incompatibles con la conservación del espacio y, en muchos aspectos, contrarios a la normativa del Parque. Además, plantean que deberían abordarse cambios en cuanto al régimen hidrológico, a la retirada de motas y escolleras o a las revegetaciones.