El Ayuntamiento de València cierra el centro de alojamiento municipal para personas sin hogar “El Carme”
El 23 de abril el Ayuntamiento de Valencia pretende cerrar el centro municipal de alojamiento del Carme, destinado a la atención de personas que se encuentran sin hogar, con largas trayectorias en calle, patología mental y/o adicción.

Un centro que, además de ofrecer servicios de pernocta, alimentación, higiene, acompañamiento social, atención psicológica, etc., atiende situaciones de urgencia y cuenta con plaza para mascota. El Ayuntamiento lo cierra después de cerca de 10 años ofreciendo un servicio valorado tanto por las personas atendidas (a quienes no ha consultado), como por las entidades del sector, o incluso, por el mismo Ayuntamiento.
Esta decisión hemos de enmarcarla en la deriva que están tomando los Servicios Sociales, o más bien en el hecho de que, con el gobierno actual, los Servicios Sociales van a la deriva.
Así, el Ayuntamiento es contradictorio en cuanto a lo que dice y lo que hace. Dice que el sinhogarismo es una realidad que requiere atención en la ciudad de Valencia, que faltan plazas de alojamiento y, periódicamente (con cada censo de personas sin hogar, con cada noticia sobre limpieza de personas sin hogar en el cauce del Río, etc.), promete nuevos recursos con el fin de limpiar su imagen. Sin embargo, mientras dice todo esto, a hurtadillas y sin hacer ruido, cierra el recurso municipal de alojamiento que tiene para esta población.
Apreciamos una tendencia hacia la opacidad, la externalización y la precarización. El centre El Carme era gestionado por una entidad del tercer sector que ganó un proceso de licitación que garantizaba la transparencia, algo que va en la línea de ofrecer estándares mínimos de calidad. Lo ideal sería que el fin de esta etapa diera paso a una nueva en la que tanto el personal como las instalaciones fueran realmente municipales, esto es, publificación de los servicios. Sin embargo, sospechamos que el cierre de esta etapa implica un retroceso y que, de abrirse un recurso alternativo para el mismo perfil poblacional, se hará por adjudicación a dedo y a bajo coste, primando criterios economicistas frente a la calidad del servicio, lo cual supone una precarización tanto de las condiciones de vida de las personas atendidas como de las condiciones laborales de las personas trabajadoras.
Más allá, tememos que la nueva fórmula de financiación se base en ayudas económicas irrisorias a entidades del tercer sector (que, por supuesto, no cubrirán el total de gastos del servicio) y un mayor grado de externalización que exima al Ayuntamiento de toda responsabilidad (dejando de ser un recurso municipal). Nuevamente, la simiente para la precarización de la atención y de las condiciones laborales, y el retorno a un modelo basado en la beneficencia en lugar de derechos.
Volvemos además a los contratos inestables y a la improvisación. Si bien es cierto que se han anunciado nuevos procesos de licitación para recursos orientados a otros perfiles poblacionales en exclusión residencial, como es el previsto para 50 hombres en situación de calle que no presenten adicción ni patología mental, resulta significativo que el concurso quede desierto. Una cuestión que responde, tanto a la inseguridad del contrato (que es cortoplacista y no ofrece continuidad en el tiempo) como al desconocimiento de la realidad del sinhogarismo (puesto que la demanda se orienta a plazas para personas con problemáticas añadidas).
Por todo ello, exigimos a los actuales responsables municipales que reconsideren su decisión y desarrollen una política social en materia de atención a las personas sin hogar basada en principios de calidad, publificación y atención integral a esta población en situación de exclusión.
Texto elaborado por las trabajadoras y trabajadores del centro municipal para personas sin hogar El Carme.