Denuncian rearticulación de paramilitares extremistas en Bolivia
La directora de la Red Andina de Información en Derechos Humanos, Kathryn Ledebur, figura hoy entre quienes denunciaron el resurgir en Bolivia de la Resistencia Juvenil Cochala (RJC) con “aparente financiamiento”.
Sin precisar por ahora la procedencia de esas finanzas, la activista de origen estadounidense aseguró en entrevista concedida a La Razón Radio que esa fuerza calificada de extremista e ilegal por organismos internacionales reapareció recientemente con un mensaje amenazador.
Afirmó Ledebur que en medio de los bloqueos de campesinos denominados radicales afines al expresidente Evo Morales que aislaron a Cochabamba, esta tropa de choque reapareció y lanzó un mensaje amenazador a través de sus redes sociales.
“Cochabamba se va a hacer respetar”, advirtió el video compartido en la cuenta de Tik Tok de Milena Soto, una de las cabecillas de la RJC, condenada en junio último a dos años de encierro con medida sustitutiva domiciliaria por la violencia desatada en el contexto del golpe de Estado que desembocó en la renuncia del exmandatario Morales en 2019.
Durante la entrevista, la directora de la red lamentó que la situación es preocupante, debido a que los miembros de la RJC siguen emitiendo convocatorias y provocando a la población.
En 2019, esta tropa de choque respaldó con protestas y acciones violentas la matriz propagandística de un supuesto fraude a favor del Movimiento al Socialismo, nunca demostrado, impulsada por la Organización de Estados Americanos y, posteriormente, al gobierno de facto de Jeanine Áñez impuesto tras la renuncia de Morales.
Fueron los motociclistas de la RJC quienes atropellaron y humillaron a cientos de mujeres indígenas que participaban en una marcha hacia Cochabamba con la exigencia de respeto a la democracia en vísperas del golpe de Estado de 2019.
También sus efectivos secuestraron el 6 de noviembre de 2019 a la entonces alcaldesa de Vinto Patricia Arce, le cortaron el cabello y luego la condujeron descalza y a empujones por las calles, mientras la insultaban y vertían sobre ella pintura roja, actos filmados y colocados en Internet.
El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) en su informe sobre la investigación de la violencia y las masacres de 2019 calificó como paramilitares a la RJC y a la Unión Juvenil Cruceñista, brazo operativo del Comité pro Santa Cruz.
Los pelotones de la RJC recorrían la ciudad de Cochabamba en motocicletas y agredían a todas las personas que identificaban como afines al MAS-IPSP o simplemente por vestir con ropa autóctona, especialmente a las mujeres con pollera (falda típica).
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