En España la huella de carbono de un militar es seis veces más alta que la de un ciudadano. La de un empleado de la industria militar es siete veces superior
Un nuevo informe del Centro Delàs de Estudios por la Paz, en colaboración con Ecologistas en Acción, estima que el cómputo de las emisiones GEI (Gasas de Efecto Invernadero) del conjunto del sector militar en España en el año 2023 sería de 5.144.754 tCO2e, que equivaldría a 4 2º por trabajador de la industria militar. La investigación actualiza diferentes estudios realizados a nivel europeo, basándose en las limitadas datos disponibles, ya que ni las empresas del sector militar ni los estados están obligados a informar de las emisiones del ámbito militar.
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Las distintas Conferencias de las Partes sobre el Cambio Climático (COP) no han sido capaces de incluir el ámbito militar en la obligatoriedad de reducción de emisiones GEI dada la negativa de los estados a hacerlo. La COP de París (2015) aconsejó a los estados la voluntariedad de proporcionar dicha información dejando a discreción de cada país el hacerlo. El Estado español no es una excepción, y aunque no facilita ninguna información de las emisiones GEI de las Fuerzas Armadas (FAS), el estudio de 2021 “Under the Radar. The Carbon Footprint of Europe’s Military Sectors” , de la Izquierda del Parlamento Europeo, redactado por dos reconocidos expertos, Stuart Parkinson y Linney Cottrell, analiza las emisión de carbono del sector militar (fuerzas armadas e industrias militares) de algunos de los países miembros de la Unión Europea: Francia, Alemania. A partir de esta investigación se ha estimado que las emisión de las FAS españolas alcanzaron en 2019 las 1.900.000 tCO2e, representando un promedio de 23,8 tCO2e por cada militar español . Si se actualizaran estas datos aplicando la evolución del gasto militar español entre 2019 y 2023, con un aumento del 45%, las emisión totales de las FAS españolas en 2023 serían 4.048.707 tCO2e, que representarían 34,69 tCO2e por militar.
Respecto a la industria militar española, tampoco se dispone de las emisiones del conjunto de las empresas suministradoras de material de defensa y otros productos en las FAS. De estas empresas, unas 400 según el Ministerio de Defensa, sólo 9 informan de sus emisiones y huella de carbono: la empresa pública Navantia de astilleros navales militares (la parte militar de Navantia emitió 567.899 toneladas de dióxido de carbono en 2023, lo que representa 132,5; la industria de ingeniería electrónica Indra (1.724 tCO2e en 2023; 54,05 tCO2e por empleado); Sener (132.808 tCO2e; 61,7 tCO2e por empleado) y GMV (3.654 tCO2e; 26,4 tCO2e por trabajador), ambas también del subsector de la ingeniería; Thales España , transnacional del ámbito de la electrónica y la ingeniería industrial (18.722 tCO2e; 53,4 tCO2e por empleado); Aernnova Aerospace fabricante de componentes para el sector aeronáutico (7.495 tCO2e; 24,3 tCO2e por trabajador); Industria de Turbo Propulsores (ITP Aero) , fabricante de motores para aviones militares (1.548 tCO2e; 2,69 tCO2e por empleado); Expal/Rheinmetall , fabricante de explosivos y municiones de diferentes calibres (solo hay datos de 2022 y sin contabilizar las emisiones de alcance 3: 2.135 tCO2e; 3,09 tCO2e por trabajador). Y la más importante de todas ellas, la aeronáutica Airbus España , que agrupa a cuatro empresas (Airbus Defence and Space, Airbus Military, Airbus Helicopters y Airbus Secure Communications), que no informan de su petjada de carbono, pero sí la empresa matriz con sede en Francia, con lo que se ha aplicado la proporción de la producción militar. Según este cálculo, Airbus Defence and Space y Airbus Helicopters en 2023 emitieron a la atmósfera 231.502 tCO2e, de las cuales un 85% son en producción militar que suponen 196.776 tCO2e y representan 25,6 tCO2e por empleado.
Nueve de las más importantes industrias militares españolas analizadas emitieron un total de 921.048 tCO2e en el año 2022, una media de 59,35 tCO2e por empleado. A partir de esta fecha y la producción de las empresas militares restantes, el informe hace una estimación especulativa de lo que podría representar el total de las emisiones de todo el sector industrial militar en España: 1.096.047 tCO2e que, dividido por los 25.515 empleados que tiene este sector, significaría 42,95 tCO2e por trabajador .
El informe hace algunas comparativas para ubicar la dimensión de estas emisiones militares:
–Un automóvil consume entre 4 y 6 litros por 100 km, mientras que el avión militar EF-2000 Eurofighter consume entre 600 y 1.100 veces más (entre 2.300 y 7.000 litros de queroseno por hora de vuelo).
–El total de las emisión militares españolas de 2019 fue de 2,79 millones de tCO2e, equivalente al 78% de las emisión de la ciudad de Barcelona (3,6 millones de tCO2e) y el triple de las emisión de todo el transporte rodado de la ciudad, que fue de 935.574 tCO2e.
–En 2023, fueron de 4,97 millones de tCO2e en 2023, lo equivalente a la contaminación que emiten 2,9 millones de automóviles.
–En 2023 cada ciudadano español habría emitido a la atmósfera una media de 5,72 tCO2e, mientras que cada militar español emitiría seis veces más (34,7 tCO2e) y cada empleado de las grandes industrias militares 10,3 veces más (59,3 tCO2e).
-Las emisión de tCO2e del Departamento de Defensa de Estados Unidos se estimaron en 59 millones de toneladas y las asociadas a la producción de armamento en 153 millones de toneladas, así la actividad militar de EE.UU. fue la responsable de la emisión de 212 millones de tCO2e durante el año 2017, superiores al total de países como Bélgica y Portugal y convirtiéndolo en el mayor emisor institucional del mundo .
–Las emisiones de la aviación civil mundial representan el 2% de todas las emisiones GEI, mientras que las militares están entre un 4 y un 8% del total.
–Un automóvil consume entre 4 y 6 litros por 100 km, mientras que el avión militar EF-2000 Eurofighter consume entre 600 y 1.100 veces más (entre 2.300 y 7.000 litros de queroseno por hora de vuelo).
“Las estimaciones de las emisión GEI de la industria militar y las Fuerzas Armadas españolas que este informe presenta van acompañadas de una demanda de transparencia y control en las emisión del sector, entendiendo que, por su rol esencial en la crisis climática, deben ser igualmente sometidas a escrutinio, tal y como exigimos desde la campaña Descarbonizar Es Desmilitarizar” .