TeleSur •  Internacional •  27/08/2017

José Huenante y José Vergara: Los «Santiago Maldonado» de Chile

El caso del joven argentino Santiago Maldonado, ha revivido la historia de José Huenante y José Vergara: los detenidos desaparecidos de la democracia chilena, de los que el Estado no se hace cargo.

José Huenante y José Vergara: Los «Santiago Maldonado» de Chile

José Huenante y José Vergara tienen más cosas en común que sus nombres: ambos son los dos detenidos desaparecidos desde el regreso de la democracia en Chile, y ambos también fueron llevados por Carabineros, la Policía estatal.

José Huenante

José tenía 16 años cuando desapareció en manos de la policía, el 3 de septiembre de 2005. Hoy, estaría a pocos días de cumplir 28, pero nunca más regresó. El joven, apresado en Puerto Montt, su ciudad natal, se encontraba bebiendo junto a un grupo de amigos en la población Mirasol cuando fue llevado tras una redada policial. Cuando su familia acudió al día siguiente a la comisaría, preguntando por su paradero, Carabineros negó haberlo detenido.

José Huenante
Foto: archivo familiar

 

José Vergara

Diez años después de la desaparición de Huenante, la historia se repitió con José Vergara, el 13 de septiembre de 2015, en la población La Tortuga de la ciudad de Alto Hospicio, al norte del país. El joven de 22 años padecía esquizofrenia. Fue en medio de una crisis cuando sus familiares llamaron a la Policía para intentar calmarlo, como lo habían hecho en ocasiones anteriores. Pero esa vez fue la última: José fue llevado por Carabineros, y no regresó más. 

Tal como sucedió con el adolescente de Puerto Montt, la policía también negó en un principio haber tomado detenido al joven. Sin embargo debieron desmentir esta información cuando uno de los exuniformados involucrados en el caso confesó que Vergara fue abandonado por los funcionarios en la carretera. 

José Vergara
Foto: archivo familiar

 

Investigaciones

En el caso de Huenante, los primeros informes apuntaron a tres carabineros: el sargento 2º Juan Ricardo Altamirano Figueroa; el cabo 1º Patricio Alejandro Mena Hernández; y el cabo 2º César Antonio Vidal Cárdenas, responsables de su desaparición y de alterar el libro de detenidos y el libro de kilometraje de la patrulla en la que fue transportado el adolescente.

En esa oportunidad, los funcionarios fueron dados de baja por la institución, pero luego reintegrados en 2010. El Ministerio Público dejó la investigación en manos de Fiscalía Militar, la que en el transcurso de los años ha rechazado en varias oportunidades procesar a los policías. Actualmente, los uniformados siguen sirviendo como carabineros.

«Todos sabemos que fue el actuar de Carabineros el que provocó la detención, secuestro y desaparición de nuestro hijo, hermano, sobrino José Huenante. A pesar de ello la Fiscalía Militar refuta drásticamente las únicas pruebas que arrojó la investigación y sin seguir investigando, descarta la participación de Carabineros, decretando de esta forma la impunidad sobre nuestro José», aseguró la familia en una declaración pública en 2015.

Afiche con el rostro del adolescente de origen mapuche, desaparecido en 2005.
Foto: Radio Villa Francia

 

Con respecto a José Vergara, fue la Fiscalía Militar la que inicialmente tomó el caso y procesó a los carabineros involucrados sólo por detención ilegal y falsificación.

Sin embargo, al mismo tiempo se abrió un proceso paralelo con el Ministerio Público que, según denuncian los familiares del desaparecido, avanza con lentitud.

«Mientras no se conozca su paradero, vivo o muerto, esta es una desaparición forzada de persona, que constituye una violación de derechos humanos y que hace responsable al Estado de Chile», aseguró el abogado querellante del caso, Enzo Morales, quien exigió un fiscal exclusivo y el ampliamiento de la investigación el tiempo que sea necesario. 

Familiares de José Vergara
Foto: Radio Villa Francia

 

Actualmente, en el caso de Vergara, existe el testimonio de testigos protegidos, quienes afirman que los funcionarios de Carabineros «lo golpearon hasta morir y después lo enterraron en el desierto camino a Pozo Almonte», sin embargo las investigaciones permanecen estancadas.

“No queremos que pase lo de José Huenante, que hace 10 años desapareció y que hasta el día de hoy no aparece su cuerpo. En ese caso, los carabineros fueron juzgados por la Justicia Militar y fueron sobreseídos, volviendo a su trabajo de funcionarios públicos”, dijo el abogado de la familia.

Marginalidad

Nicolás Binder, periodista y autor del libro La vida breve de José Huenante, aseguró en 2013, que los factores socioeconómicos y étnicos -Huenante es de origen mapuche- determinaron las investigaciones.

«Es impresionante el contraste brutal entre cómo se investiga la desaparición de una persona con plata y de una persona pobre y marginada», constató el comunicador durante el proceso de reportaje.

Opinión que también se refleja en las palabras de Enzo Morales, abogado del joven de Alto Hospicio, quien en 2015 sostuvo que en el caso de su defendido existe discriminación y prejuicio: «Ellos (los familiares del joven) son permanentemente discriminados por el gobierno regional y en particular por la Intendenta Claudia Rojas, que nunca los ha escuchado. Si fuera un hijo de una persona con influencia política o de buen estatus económico, estarían buscando con mayor esmero».

El caso del joven artesano Santiago Maldonado, desaparecido desde el 1 de agosto de 2017 en Argentina, cuya detención y posterior desaparición, se provocó también por funcionarios policiales, ha revivido en Chile las historias de José Huenante y José Vergara, por la similitud no sólo del procedimiento ejecutado por los agentes de la seguridad estatal, sino también por las respuestas esquivas por parte de las autoridades frente a los casos.

Sin embargo, la reacción de la sociedad argentina dista de la que ha tenido la ciudadanía chilena con sus desaparecidos en democracia. Ni José Huenante ni José Vergara son hoy un tema de importancia nacional para Chile. Sus historias y sus nombres son enarbolados solamente por algunos medios de comunicación al margen de la hegemonía periodística del país; por organizaciones sociales y de derechos humanos; y principalmente por sus familiares, quienes intentan día a día que no vuelvan a desaparecer por segunda vez.


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