Redacción •  Actualidad •  01/02/2022

Denuncian que los nuevos planes hidrológicos no frenan el derroche de agua para regadío, ni toman medidas serias contra la contaminación del agua

  • Ecologistas en Acción señala como el principal problema del Plan Hidrológico el abuso en el acaparamiento de agua que se contempla para regadío. Afirman que “estamos dilapidando un recurso imprescindible y la ganancia es pírrica”.
  • Creen que es urgente conectar la Mancomunidad de Tentudía y Valencia del Ventoso con el sistema de almacenamiento del Matachel-Alange, para asegurar el abastecimiento de consumo personal en zonas de escasez de lluvia.
  • En zonas como las Vegas Altas y Bajas se recibe una altísima carga de fertilizantes y fitosanitarios, que inciden directamente en las aguas y en la expansión del camalote. En el Tajo la situación “es preocupante”, superando 243 veces el umbral establecido para plaguicidas peligrosos como el glifosato. Muchas poblaciones no disponen de depuradoras eficientes.
Denuncian que los nuevos planes hidrológicos no frenan el derroche de agua para regadío, ni toman medidas serias contra la contaminación del agua

Recientemente se han presentado públicamente los borradores de los planes hidrológicos del Guadiana y del Tajo, que estarán vigentes hasta 2027. Ecologistas en Acción ha presentado propuestas y críticas a ambos planes.

Abuso de las reservas de agua

Estos dos planes, elaborados por sus respectivas confederaciones hidrográficas, que son organismos dependientes del Ministerio para la Transición Ecológica, todavía “siguen en buena medida las políticas desarrollistas basadas en el hormigón”, la construcción de nuevos grandes embalses y el aumento de regadíos, en el actual contexto de cambio climático. Ecologistas en Acción hace notar que esto se refleja en el abuso de acaparamiento de agua que se contempla para regadío “nos resulta sorprendente que el Plan no parezca tenerlo en cuenta esto, se limita los efectos sobre el agua”. Señalan que en las previsiones y escenarios solo se trata la no concesión de nuevos regadíos, “obviando que lo que nos ha llevado hasta aquí han sido las concesiones ya existentes”. Ya en el Plan, que finalizaba en 2021, Ecologistas en Acción propuso una reducción del 25% de la demanda de agua para este objetivo, a día de hoy mantiene que ese decrecimiento debe ser el mínimo que se planifique de cara a 2027. Por otra parte, apunta que es necesaria una moratoria a la concesión de nuevos regadíos y la revisión a la baja de todos los existentes, los cuales considera “responsables en buena medida de la mala situación en que se encuentran nuestros ríos y acuíferos”. Asimismo, piden medidas para contabilizar aisladamente la actividad agroganadera de las cuencas de las que está conectada a las redes de abastecimiento municipal.

La situación actual es, según Ecologistas en Acción Extremadura, “de pertinaz expolio de una Reserva exhausta que, no sólo repercute en la cantidad de agua, sino en la calidad, por la contaminación inducida por los mismos factores y agentes que esquilman el agua en la región”. La conclusión es que “estamos dilapidando un recurso imprescindible, que la ganancia es pírrica y que los costes son muy superiores al beneficio obtenido”. En ese sentido, apuntan que a día de hoy no existen excedentes, se agotan los recursos y las concesiones decaen.

Por otra parte, cuentan que la Comarca de Tierra de Barros presenta una “preocupante situación” debido a que los cauces de sus arroyos y ríos han sido despojados de la vegetación de ribera, son arados hasta el mismo borde de los cursos de agua, haciendo desaparecer. los pequeños arroyos por estas labores. Esta situación ha multiplicado los efectos de los episodios de inundaciones en los últimos años. Consideran que, en este Plan Hidrológico, se debe contemplar la elaboración de un Plan Especial para la Comarca de Tierra de Barros en el que se estudie la restauración hidrológico-forestal de todos sus cauces. Con el fin de contribuir a evitar desbordamientos y arrastres asociados, “es imprescindible renaturalizar los tramos urbanos de ríos y arroyos de esta cuenca, que actualmente presentan el aspecto de meras acequias hormigonadas”. Señalan como urgentes los casos de los ríos Rivilla y Calamón en Badajoz, el río Albarregas en Mérida y los arroyos Chico y de Bonhabal, en Villafranca de los Barros.
Caudales ecológicos y escasez de lluvias

Ecologistas en Acción cree que aunque en el Plan hidrológico del Tajo se ha avanzado, incrementando ligeramente el caudal mínimo en zonas protegidas, este aumento es insuficiente. Hacen notar que tampoco se han considerado de forma especial las reservas naturales fluviales que deberían incorporar un caudal ecológico mínimo del 90% de su caudal en régimen natural. Apuntan que “es imprescindible” articular mecanismos que eviten la presión a la que se está sometiendo a las cuencas, debido al incremento de la superficie de regadío y “que aún será mayor con la puesta en marcha de los planes de regadío de Tierra de Barros y de Monterrubio de la Serena” dentro del actual contexto de escasez y cambio climático.

Por otra parte, creen que habría que interconectar las Mancomunidades situadas al Sur y Sureste de la provincia de Badajoz con otras Mancomunidades que dispongan de más capacidad de almacenamiento de agua, de forma que se pueda asegurar el abastecimiento para consumo de boca en zonas de escasez de lluvia. En particular, afirman, es urgente la conexión de la Mancomunidad de Tentudía y Valencia del Ventoso con el sistema de almacenamiento del Matachel-Alange.

También apuntan que hace falta una mayor implicación y voluntad de la Confederación Hidrográfica del Guadiana en la erradicación de especies invasoras piscícolas en los cauces y masas de agua, y recuerdan que después de 17 años, no han eliminado el camalote, ni logrado su control tras ingentes cantidades de dinero invertido.

Contaminación de las aguas

La gestión de las aguas residuales en el tramo medio del río Guadiana, que es el que más afecta a Extremadura, es muy deficiente para la organización ecologista, “hay numerosas poblaciones en las que no existen depuradoras eficientes, están paralizadas o la depuración es insuficiente”.

Respecto a la contaminación difusa, creen que este Plan también debe prestar una mayor atención al control y mitigación de la contaminación procedente de la actividad agrícola, teniendo en cuenta que en zonas como las Vegas Altas y Bajas se recibe una altísima carga de fertilizantes y fitosanitarios, que inciden directamente en la calidad de las aguas, pero también en la expansión incontrolable de plantas invasoras como el camalote. “A ello se ha de sumar el continuo incremento de las explotaciones ganaderas, especialmente de tipo intensivo”. Igualmente, creen que una medida efectiva e inmediata para amortiguar los impactos agroindustriales sería la recuperación de los márgenes fluviales y los bosques de galería asociados a ellos.

En el Tajo, hay que destacar también los vertidos de origen urbano (hasta un 76% de las masas de agua superficial, y un 88% de las subterráneas se encuentran afectadas), sobre todo los procedentes de vertederos, que afectan hasta a un 96% de las aguas de carácter subterráneo. La información aportada en estos planes es insuficiente para valorar si el programa podrá garantizar que el agua tenga un buen estado en 2027. Por lo que afirman que es imprescindible reincorporar la información sobre la evolución histórica de las masas de agua subterráneas, que sirva como contexto para comparar con la situación actual.

En cuanto a la contaminación por nitratos en el Tajo, se indica que en 5 masas de agua superficial se superan los 40 mg por litro. Se indica además que en el caso de los lagos, 19 embalses de la cuenca tienen un estado eutrófico, y 4 un estado hipereutrófico. Por otra parte, se considerarían afectadas 14 masas de agua subterránea y otras en riesgo de estarlo. Estas zonas afectadas deberían considerarse como zonas vulnerables. Por otra parte, no se conocen los programas de actuación a aplicar en las zonas vulnerables. La organización también cree que habría que tomar medidas que tiendan a mejorar el sistema de depuración de aguas residuales, especialmente las de carácter urbano, y tomar medidas especiales para mejorar la calidad del agua a su paso por el Embalse de Valdecañas y el Parque Nacional de Monfragüe.

El estudio realizado por Ecologistas en Acción sobre la superación de umbrales de plaguicidas y sustancias peligrosas señala que la situación en la demarcación del Tajo es preocupante. Se han detectado niveles muy superiores a los establecidos por la normativa de calidad ambiental (NCA) de plaguicidas peligrosos como es el glifosato (superando en 243 veces el umbral establecido por la NCA). También de sustancias prioritarias como el níquel (supera 472 veces el umbral). A este respecto, proponen que se realicen analíticas de los plaguicidas y otros contaminantes y que se analicen sustancias químicas contaminantes de las aguas subterráneas. Con respecto a la evaluación del Buen Estado Químico generalizado, cabe señalar que la “inexistencia” de los datos requeridos demuestran la poca fiabilidad de las evaluaciones.

Ecologistas en Acción urge al Gobierno de España implemente medidas que incluyan la lista de sustancias prioritarias y las normas de sus límites máximos en el agua. También exige incorporar en la normativa del Plan hidrológico las restricciones a las actividades potencialmente contaminantes en las zonas de captación de agua. Por último, establecer unos valores límite de concentración de nitratos.

Construcciones e infraestructuras

La organización ecologista ve necesario revisar todos aquellos elementos que “representan barreras insalvables para el transcurso del agua y de los animales” y segmentan la red fluvial, impidiendo la continuidad natural del agua, para ello proponen eliminar todos las instalaciones que actúan como barreras que se encuentran en desuso.

En especial, las minicentrales hidroeléctricas que existen en los cauces de ríos y arroyos ubicados en espacios protegidos. Lo mismo ocurre con las estaciones de aforo, pues estos obstáculos suponen una barrera infranqueable para la fauna piscícola protegida, muy especialmente en zonas como las Hurdes (en concreto, en el río de los Ángeles). Para acabar, propone limitar los usos del suelo en aquellas zonas en las que existen especies en peligro de extinción, refiriéndose sobre todo al Desmán de los Pirineos y a especies de peces autóctonos.


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