Verónica Fuentes / Agencia SINC •  Ciencia •  09/06/2022

Un mayor consumo de pescado puede estar asociado a un riesgo más alto de melanoma

Comer más pescado parece estar conectado con un mayor riesgo de melanoma maligno. Este tipo de cáncer de piel representa alrededor del 1 % de todos los diagnósticos, pero produce la mayoría de las muertes. El nuevo estudio es observacional, por lo que no puede establecerse ninguna relación causa-efecto.

Un mayor consumo de pescado puede estar asociado a un riesgo más alto de melanoma

En 2021 se diagnosticaron 5.767 nuevos melanomas en España, como indica el observatorio de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Aunque se registran casos prácticamente a cualquier edad, la mayoría se detectan entre los 40 y los 70 años.

Los principales factores de riesgo son los antecedentes familiares, los rasgos pigmentarios y la exposición a la radiación ultravioleta. Además, varios estudios epidemiológicos sugieren que algunos factores dietéticos, como el café, los cítricos y el alcohol, pueden afectar también a su prevalencia.

Sin embargo, los trabajos sobre las asociaciones entre comer pescado y el riesgo de melanoma han sido escasos hasta el momento y han arrojado resultados inconsistentes.

Así, un estudio prospectivo de 2011 –basado en el Estudio de Dieta y Salud del Instituto Nacional de Salud (NIH) de EE UU en 491.367 adultos reclutados entre 1995 y 1996– evaluó la ingesta de pescado y diferentes tipos de cáncer. Sus resultados mostraron que el melanoma era el único tipo de tumor que se asociaba a un mayor consumo.

Ahora, una nueva investigación liderada por expertos de la Universidad de Brown (EE UU) examina, apoyándose en las mismas cifras, las asociaciones entre la ingesta total y específica de pescado y el riesgo de melanoma, con un seguimiento ampliado.

“El melanoma es el tipo de cáncer de piel más mortífero, con pocas formas de prevención”, explica a SINC Eunyoung Cho, autora principal del trabajo publicado en Cancer Causes & Control. “Aunque el consumo de pescado ha aumentado en EE UU y Europa en las últimas décadas, estudios anteriores sobre las asociaciones entre la comida y este cáncer de piel han sido frágiles. Nuestros hallazgos han identificado una relación que requiere más investigación”, añade.

Si bien este estudio no describe cómo comer pescado podría aumentar dicho riesgo, los especialistas descubrieron que, en comparación con aquellos cuya ingesta media diaria de pescado era de 3,2 gramos, el riesgo de padecer un melanoma maligno era un 22 % mayor entre aquellos cuya toma media diaria era de 42,8 gramos. Hay que tener en cuenta que una ración de pescado es aproximadamente de 140 gramos.

También observaron que aquellos cuyo consumo medio diario era de 42,8 gramos de pescado tenían un 28 % más de riesgo de desarrollar células anormales solo en la capa externa de la piel –lo que se conoce como melanoma en estadio 0 o melanoma in situ– en comparación con aquellos cuya ingesta media diaria era de 3,2 gramos de pescado.

“Estos resultados son sorprendentes. El efecto estimado del consumo de pescado sobre el riesgo es pequeño. Solo un aumento del 1200 % en el consumo medio se asocia con un 22 % de aumento del riesgo de melanoma”, afirma en declaraciones al SMC de Reino Unido Stephen Duffy, catedrático de la Universidad Queen Mary de Londres. “La estimación de los riesgos asociados a la dieta está plagada de dificultades debido a la posibilidad de asociación múltiple de los factores dietéticos con otros factores de riesgo”.

Se necesitan más estudios

Para examinar la relación entre la ingesta de pescado y el riesgo de melanoma, los participantes, que tenían una edad media de 62 años, declararon la frecuencia con la que comían pescado fritopescado no frito y atún durante el año anterior, así como el tamaño de sus porciones.

Los investigadores calcularon la incidencia de nuevos melanomas que se desarrollaron durante un periodo medio de 15 años. Tuvieron en cuenta los factores sociodemográficos, así como su índice de masa corporal, los niveles de actividad física, el historial de tabaquismo, la ingesta diaria de alcohol, cafeína y calorías, los antecedentes familiares de cáncer y los niveles medios de radiación UV en su área local.

De entre todos ellos, 5.034 participantes (1,0 %) desarrollaron un melanoma maligno durante el periodo de estudio y 3.284 (0,7 %) desarrollaron un melanoma en estadio 0.

Los expertos hallaron que una mayor ingesta de pescado no frito y de atún se asociaba a un mayor riesgo de melanoma maligno y de melanoma en estadio 0. Aquellos cuya mediana de ingesta diaria de atún era de 14,2 gramos tenían un 20 % más de riesgo de melanoma maligno y un 17 % más de riesgo de melanoma en estadio 0, en comparación con aquellos cuya mediana de ingesta diaria de atún era de 0,3 gramos.

Una ingesta media de 17,8 gramos de pescado no frito al día se asoció con un riesgo 18 % mayor de melanoma maligno y un 25 % más de riesgo de melanoma en estadio 0, en comparación con una ingesta media de 0,3 gramos de pescado no frito al día. Los investigadores no identificaron asociaciones significativas entre el consumo de pescado frito y el riesgo de melanoma maligno o de melanoma en estadio 0.

“Nuestros resultados podrían atribuirse a los contaminantes del pescado, como los bifenilos policlorados, las dioxinas, el arsénico y el mercurio. Investigaciones anteriores han descubierto que una mayor ingesta está asociada a niveles más altos de estos contaminantes en el organismo y han identificado asociaciones entre estos y un mayor riesgo de cáncer de piel”, indica Eunyoung.

“No obstante, nuestro estudio no investigó las concentraciones de estos contaminantes en el cuerpo de los participantes, por lo que se necesitan más trabajos para confirmar esta relación”, puntualiza.

Sin relación causal

Los autores advierten que el carácter observacional del estudio no permite sacar conclusiones sobre una relación causal entre el consumo de pescado y el riesgo de melanoma. La investigación también cuenta con otras limitaciones importantes.

“No pudimos tener en cuenta algunos factores como el número de lunares, el color del pelo, los antecedentes de quemaduras solares graves y los comportamientos relacionados con el sol. Además, como la ingesta media diaria de pescado se calculó al principio del estudio, puede que no sea representativa de la dieta de los participantes a lo largo de su vida”, subraya Eunyoung.

Los datos presentados no son, en absoluto, lo suficientemente convincentes como para poner en duda las recomendaciones actuales sobre la ingesta de pescado, incluido de forma general en una dieta sana y equilibrada.

“Por ahora no recomendamos cambiar el consumo de pescado y esperamos que nuestro artículo motive más estudios para replicar estos hallazgos y averiguar qué componentes del pescado son responsables de la asociación positiva”, concluye la autora.

Referencia:

Yufei Li, Linda M. Liao, Rashmi Sinha, Tongzhang Zheng, Terrence M. Vance, Abrar A. Qureshi, Eunyoung Cho. Fish intake and risk of melanoma in the NIH-AARP diet and health study. Cancer Causes & Control

Fuente: SINC

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