Redacción •  Cultura •  25/03/2021

Rostros del Mercosur: música y arte fotográfico para exigir la no ratificación del Acuerdo comercial UE-Mercosur

  • Ecologistas en Acción y la campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión han realizado una performance ante el Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid para pedir al Gobierno español que rechace el Acuerdo comercial UE-Mercosur.
  • El objetivo es visibilizar la falta de coherencia entre las políticas impulsadas por el Gobierno, ya que el Acuerdo UE-Mercosur es contrario al Acuerdo de París y al respeto de los derechos humanos.
Rostros del Mercosur: música y arte fotográfico para exigir la no ratificación del Acuerdo comercial UE-Mercosur

Música, arte fotográfico y voces desde la Amazonía brasileña. Con estos tres elementos, Ecologistas en Acción y la campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión han realizado una concentración ante el Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid para pedirle al Gobierno de España que no ratifique el Acuerdo comercial entre la UE y los países de Mercosur (Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina). A pesar de las críticas por parte de diferentes países como Austria o Francia, el Gobierno español lidera la entrada en vigor del Acuerdo comercial, que ha calificado como el “mejor plan de recuperación pos-COVID”.

La concentración ha hecho un recorrido por los diferentes “rostros” (o ejes) que se verán más afectados por la entrada en vigor de este acuerdo comercial: los derechos humanos y los pueblos originarios, el cambio climático, la deforestación y la pérdida de biodiversidad, y la soberanía alimentaria y el mundo rural. Vestidas de negro y al ritmo de los sonidos de la Amazonía, las activistas han leído un manifiesto que denuncia el apoyo y la connivencia del Gobierno español con un acuerdo comercial que vulnera los derechos humanos y promueve aún más el cambio climático. La acción se ha cerrado bajo el lema ‘Stop UE-Mercosur’.

El objetivo de la concentración y representación ha sido la falta de coherencia entre las políticas del Gobierno que, por un lado, promueve una Ley de Cambio Climático y Transición Energética, mientras por otro lidera en Europa la ratificación de un acuerdo comercial que promueve, aún más, las emisiones de gases de efecto invernadero, la deforestación y la violación de derechos humanos y de los pueblos originarios.

Uno de los objetivos principales de este acuerdo comercial es la bajada, total o parcial, de los aranceles de un gran número de productos que se comercializan entre ambos bloques. Por su parte, la industria automovilística y química europea serían las grandes beneficiadas de la entrada en vigor del Acuerdo. Para esta última, se prevé un aumento significativo en la exportación de pesticidas a los países del Mercosur para su aplicación en monocultivos. Pesticidas cuyo uso está prohibido en Europa y que además volverían al mercado europeo a través de la importación de alimentos procedentes del Mercosur

Por otro lado, los países del Mercosur aumentarán el volumen de exportación de materias primas al continente europeo, como soja destinada a la elaboración de piensos para alimentar al ganado en las macro granjas, caña de azúcar y etanol para la fabricación de biocombustibles o carne de res congelada para consumo humano.

Todos estos productos están estrechamente vinculados a la deforestación de ecosistemas clave como la Amazonía o el Pantanal. De hecho, según un estudio de impacto independiente encargado por el Gobierno de Francia, la entrada en vigor del Acuerdo incrementará la deforestación de bosques, como la Amazonía, al menos en un 5 % al año.

El impulso del Acuerdo, además, muestra una preocupante connivencia de España con el Gobierno de Jair Bolsonaro, que desde su llegada a la presidencia brasileña ha amenazado, de manera recurrente, con abandonar el Acuerdo de París sobre el clima y ha propuesto leyes que permiten la entrada de la minería, la agroindustria, las hidroeléctricas y el turismo en las reservas indígenas de la Amazonía. De hecho, entre 2019 y 2020 han desaparecido 11088 km2 del Amazonas, una superficie equivalente a la extensión de Jamaica. Los pueblos originarios y las comunidades campesinas sufren las consecuencias más directas de la flexibilización ambiental promovida por la administración de Bolsonaro. En 2019, las ocupaciones de tierras indígenas en Brasil se incrementaron un 135% y 18 personas fueron asesinadas por conflictos territoriales.

Las resistencias al Acuerdo UE-Mercosur continúan creciendo a ambos lados del Atlántico. El pasado 15 de marzo más de 450 organizaciones lanzaron una declaración conjunta para exigir a los gobiernos que detengan el acuerdo comercial. Una de las denuncias centrales de la coalición es que mientras la parte comercial del Acuerdo es estrictamente vinculante, las cláusulas relativas al medio ambiente y al clima o al cumplimiento de los derechos humanos están en manos de la voluntad de los países, no existen mecanismos efectivos para sancionar a los Estados en caso de violar alguno de sus compromisos.

Otra de las denuncias relativas al Acuerdo es la falta de transparencia, ya que hasta la fecha no se han hecho públicos los anexos más relevantes sobre su contenido. El pasado 19 de marzo la defensora del Pueblo Europeo reconocía, tras haber realizado una investigación, que la aprobación del Acuerdo se había acelerado en julio de 2019, tras 20 años de negociaciones, sin un estudio de sostenibilidad previo, en lo relativo a su impacto económico, ambiental y en materia de derechos humanos. Algo que puede minar el debate en los parlamentos nacionales.

Izaskun Aroca Sánchez, portavoz de la campaña No a los TCI de Ecologistas en Acción: “La acción de hoy demuestra que cada vez somos más personas en ambos lados del Atlántico luchando para detener este acuerdo y trabajando para lograr un futuro mejor. Este Acuerdo de la UE con Mercosur forma parte de un modelo comercial que ha fracasado y el Gobierno español no puede dar la espalda a esta realidad. No puede legitimar las violaciones de derechos humanos y dinamitar las políticas de acción climática”.

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