Federico Rubio Herrero •  Memoria Histórica •  24/01/2023

Suceso inaudito en la guerra de España: el asesinato del piloto Primo Gibelli

El 14 de noviembre de 1936, durante los combates aéreos que tuvieron lugar al sur de Madrid, un piloto del Ejército republicano tuvo que abandonar su trimotor Polikarpov, conocido popularmente como «Chato», saltando en paracaídas.

Suceso inaudito en la guerra de España: el asesinato del piloto Primo Gibelli

Dos pilotos que le acompañaban ese día en los combates, al llegar a tierra, contaron que vieron cómo el avión caía envuelto en llamas mientras el piloto desplegaba su paracaídas en las inmediaciones de Pinto, zona controlada por el ejército golpista. Las tropas de estos mutilaron su cuerpo con saña salvaje, mostrando la crueldad con la que se actuaba en las filas de los sublevados. Al día siguiente, introdujeron los restos del cuerpo en un cajón y fue lanzado con un paracaídas en los alrededores del aeródromo de Barajas. Acompañando al cajón iba una nota amenazante dirigida al Jefe de la Aviación Republicana, Hidalgo de Cisneros: «Este regalo es para el Jefe de las Fuerzas Aéreas de los rojos, vayan tomando nota de lo que le espera a él y a todos sus bolcheviques».

Primo Gibelli, era el nombre del piloto asesinado. Nacido en Milán (Italia) el 27 de diciembre de 1893, fue piloto del Ejército soviético hasta 1932, siendo condecorado con la Orden de la Bandera Roja por sus méritos en combate. Llegó a España junto con los primeros aviadores soviéticos en el mes de agosto. En el pasaporte, con el que entró en España para combatir en la aviación republicana, figuraba con el nombre de José Antonio Galarza, aunque era conocido entre sus compañeros como Cordero».

Así se hacía eco de la noticia, en su edición del 17 de noviembre, el diario «La Voz».

«Durante el combate que se libró el sábado último sobre Madrid, uno de los aviadores republicanos tuvo que lanzarse al espacio en paracaídas, y fue a caer dentro de las filas fascistas. A pesar de la orden dada por nuestra Junta de Defensa en el sentido que se respeten la vida de los aviadores enemigos que caigan en nuestro poder, los fascistas responden, a esta noble actitud, con actos que, hasta ahora, no se han realizado en ninguna guerra.

Anteayer, desde uno de los «Capronis» que voló sobre Madrid, fue lanzada una caja, con una etiqueta de Valladolid, suspendida de un paracaídas. Los milicianos que la vieron caer se apresuraron a recogerla, y, una vez abierta, se comprobó que contenía el cuerpo descuartizado de un hombre. En el depósito de cadáveres se efectuó la identificación. Eran los restos de un aviador republicano, horriblemente mutilado. Se llamaba, este heróico luchador de la libertad, José Antonio Galarza.

Cuando se conoció en Madrid este hecho de los facciosos, se produjo enorme indignación entre sus habitantes que están soportando estos días los inhumanos bombardeos de sus barrios populares, donde son inmolados ancianos, mujeres y niños.

El cuerpo mutilado del piloto fue enseñado a la prensa para que todo el mundo fuera consciente del macabro hecho, siendo ampliamente fotografiado.

El intento de amedrentar a los pilotos republicanos se vuelve en contra de los facciosos, que ven cómo el mundo entero vuelve a cargar tinta sobre sus atrocidades, como ocurriera en agosto con la masacre de Badajoz, mientras los países que pueden ayudar, realmente, al Gobierno legítimo, se hunden abyectamente en una política, propiciada por Londres y seguida por París, de cobarde e indignante ¡no intervención!».

El General ruso G. Prokofiev, relata el suceso en sus memorias de la guerra de España:

«En los primeros días de noviembre el avión de Gibelli fue derribado en las cercanías de Pinto, al sur de Madrid; los camaradas que volaban en su grupo vieron como se desprendía una figura del aparato en llamas y descendía sobre territorio enemigo. Al día siguiente, los fascistas arrojaban sobre Madrid un cajón que contenía su cadáver, ferozmente mutilado, y una nota amenazante para los aviadores republicanos».

Primo Gibelli, recibió la condecoración, a título póstumo, de Héroe de la Unión Soviética el 31 de diciembre de 1936. Fue el primer extranjero en recibir esta distinción, al igual que el galardón con la Orden de Lenin.  


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