Redacción • Vídeos • 18/03/2021
Isabel, una refugiada sin refugio
“O sales o te llenamos la boca de balas”. Isabel, una mujer activista indígena colombiana, sufrió todas las amenazas a su vida posible por parte de narcotraficantes. Encontró ratas muertas en su lugar de trabajo, recibió llamadas diciendo que iba a morir ese día, vio como mataban a una de las compañeras de su asociación, y se encontró a su hijo en la puerta de su casa tras unos días de secuestro en los que fue obligado a drogarse.
Sin embargo, nada de eso fue suficiente para que las autoridades españolas reconocieran su derecho de asilo y su petición fue rechazada, uniéndose a las más de 5.000 que nuestro país denegó el año pasado a personas procedentes de Colombia.
Isabel habla con el rostro tapado, y ese no es su verdadero nombre, porque aún en España teme las represalias de los narcotraficantes a su familia o a compañeras de su asociación, dedicada a rehabilitar a jóvenes adictos y proteger a las mujeres obligadas a prostituirse.
“Isabel se vio obligada a huir de su país para salvar su vida del mismo modo que si hubiera un conflicto armado. España tiene una asignatura pendiente, debe avanzar en el reconocimiento del derecho de asilo en casos de persecución de agentes no estatales en aquellos casos en los que las personas no reciben protección efectiva por parte de sus autoridades”, afirman desde CEAR.
“No sé qué va a pasar, estoy en una incertidumbre total. Solo pido una oportunidad más de vida”, cuenta Isabel tras verse en situación irregular tras el rechazo a su petición. Una vida que sabe que ahora mismo no es posible en su país. “Si vuelvo, estoy muerta”.
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