Actualidad de la Rosa Roja del Siglo XX
En estos días del año que ya se va -en medio de la persistente enigmática pandemia y de su cruel manipulación por la elite capitalista que domina el dinero y el mundo- de la estremecedora crisis global, las presentes guerras imperialistas, los rebrotes de fascismo en el centro y la periferia de un sistema en crisis, la prolongada y accidentada tardanza del proyecto socialista y el largo parto de la democracia en la vida política y social…vienen a mi memoria algunos pasajes del pensamiento de Rosa Luxemburgo que quiero compartir con ustedes, dada su impresionante actualidad.
Los aires de Navidad y la vecindad del nuevo año, en esta fase turbulenta de la historia de la humanidad y de graves amenazas y agresiones contra la vida planetaria y la presente civilización impactada por el capitalismo, nos mueven a recurrir a la reflexiones premonitorias de una las grandes figuras del accionar revolucionario del pasado siglo, que precisamente por visionaria, ha trascendido su propia época.
La Rosa Roja del Siglo XX viene en nuestro auxilio con una actualidad impresionante en temas cruciales como el valor del pensamiento socialista, los porqué de su avance lento y tortuoso, el carácter destructivo de los triunfos militares del imperialismo, el dilema entre avance del socialismo o regresión a la barbarie, el significado de las guerras a cargo del gran capital y el necesario carácter libertario de la propuesta comunista.
Rosa Luxemburgo (1876-1919), venciendo los impedimentos de su condición de mujer en una sociedad capitalista-patriarcal y superando los límites de su época, se convirtió en una de las principales dirigentes del socialismo alemán y mundial.
Fue la Rosa Roja del socialismo del siglo XX y voló -como bien lo dijera V.I. Lenin- “alto como las águilas”.
Teorizó con profundidad y certeza, combatió, construyó fuerza revolucionaria y dirigió la insurrección de los trabajadores alemanes en 1918 y 1919.
Su vista de águila le permitió hablar de la primera guerra mundial y las perspectivas del triunfo imperialista, como si lo estuviera haciendo sobre las guerras imperialistas del presente. Veamos:
“El socialismo es el primer movimiento popular del mundo que se ha impuesto una meta y ha puesto en la vida social del hombre un pensamiento consciente, un plan elaborado, la libre voluntad de la humanidad.
Por eso Federico Engels llama a la victoria final del proletariado socialista el salto de la humanidad del reino animal al reino de la libertad. Este paso también está ligado por leyes históricas inalterables a los miles de peldaños de la escalera del pasado, con su avance lento y tortuoso. Pero jamás se logrará si la chispa de la voluntad consciente de las masas no surge de las circunstancias materiales que son fruto del desarrollo anterior.
El socialismo no caerá como maná del cielo. Sólo se logrará en una larga cadena de poderosas luchas en las que el proletariado, dirigido por la socialdemocracia, aprenderá a manejar el timón de la sociedad para convertirse de víctima impotente de la historia en su guía consciente.”
“Federico Engels dijo una vez: “La sociedad capitalista se halla ante un dilema: avance al socialismo o regresión a la barbarie”. ¿Qué significa “regresión a la barbarie” en la etapa actual de la civilización europea? Hemos leído y citado estas palabras con ligereza, sin poder concebir su terrible significado. En este momento basta mirar a nuestro alrededor para comprender qué significa la regresión a la barbarie en la sociedad capitalista. Esta guerra mundial es una regresión a la barbarie. El triunfo del imperialismo conduce a la destrucción de la cultura, esporádicamente si se trata de una guerra moderna, para siempre si el periodo de guerras mundiales que se acaba de iniciar puede seguir su maldito curso hasta las últimas consecuencias.
Así nos encontramos, hoy tal como lo profetizó Engels hace una generación, ante la terrible opción: o triunfa el imperialismo y provoca la destrucción de toda cultura y, como en la antigua Roma, la despoblación, desolación, degeneración, un inmenso cementerio; o triunfa el socialismo, es decir, la lucha consciente del proletariado internacional contra el imperialismo, sus métodos, sus guerras.
Tal es el dilema de la historia universal, su alternativa de hierro, su balanza temblando en el punto de equilibrio, aguardando la decisión del proletariado. De ella depende el futuro de la cultura y la humanidad.
En esta guerra ha triunfado el imperialismo. Su espada brutal y asesina ha precipitado la balanza, con sobrecogedora brutalidad, a las profundidades del abismo de la vergüenza y la miseria. Si el proletariado aprende a partir de esta guerra y en esta guerra a esforzarse, a sacudir el yugo de las clases dominantes, a convertirse en dueño de su destino, la vergüenza y la miseria no habrán sido en vano.”
A la luz de lo que ha pasado y pasa en Palestina, Yemen, Libia, Irak, Afganistán, Colombia, Haití… a la luz de la doctrina Bush sobre las guerras preventivas, de las guerras de cuarta generación contra Irán, Venezuela, Cuba y gran parte de Nuestra América, del despliegue por las elites estadounidenses y europeo-occidentales de su“guerra global antiterrorista” … a la luz del manejo maltusiano de la COVID 19 y de la teoría del control del caos, estas palabras de Rosa Luxemburgo retumban con renovada fuerza y trascendente certeza.
Pero su grandeza no se quedó ahí, sino que abarcó otras esferas del pensamiento y la práctica socialista. Su espíritu crítico -siempre apegado a una profunda lealtad a la revolución y el socialismo- junto a su enorme capacidad teórica, le permitió contradecir al propio Lenin y al mismo Trotsky sobre ciertas experiencias prácticas, en los cuales la vida terminó dándole la razón:
“… libertad– afirmó la Luxemburgo- sólo para los partidarios del gobierno, sólo para los miembros de un partido -por muy numerosos que ellos puedan ser- no es libertad en absoluto. Libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa diferentemente… Lenin y Trotsky han establecido los soviets como la única representación verdadera de las masas trabajadoras. Pero con la represión de la vida política en el conjunto del país, la vida en los soviets debe de llegar a estar también cada vez más mutilada. Sin elecciones generales, sin irrestricta libertad de prensa y reunión, sin un libre enfrentamiento de opiniones, la vida se extingue en cada institución pública, llega a ser una mera apariencia de vida, en la que sólo la burocracia permanece como el elemento activo.” (R. Luxemburgo. La Revolución Rusa contenida en la compilación “Habla Rosa Luxemburgo”; Pathfinder Press, New York, 1970, pág. 391).
Cuantas verdades contienen estos párrafos y cuan necesario es tenerlas bien presentes, ahora que en nuestra América, en el marco de la lucha por su segunda independencia y por el cambio social, ha tomado actualidad el debate sobre el nuevo socialismo y el tipo de democracia en el tránsito hacia él.
Cuanta actualidad y pertinencia tienen para hacer de la imperiosa transformación socialista en un mundo caotizado y cruelmente dominado, y del inmenso ideario comunista de Marx y Engels, un proyecto cada vez más impactante y atractivo.
No tenemos dudas: el pensamiento socialista-comunista del Siglo XXI deberá nutrirse también de esta hermosa Rosa Roja del Siglo XX, con mirada y vuelo de águila.