La triple estafa de Glasgow
Estados Unidos y la Unión Europea han anunciado su intención de despojar a 1.500 millones de personas, de otras regiones del mundo, de sus correspondientes cupos de emisiones 2021 – 2100. Una estafa cuyo valor comercial, a precios actuales, supera los 4 billones de dólares, 4 millones de millones.
Su anuncio es también una burla a lo acordado en Glasgow. Es un sabotaje anunciado a toda posibilidad de limitar el aumento de temperatura a 1,5°C.
Biden se presentó en Glasgow después de coordinar posiciones con el G7 y con el G20. Cuando reclamó su liderazgo mundial ante el reto del calentamiento global, ya la estrategia había sido acordada. Anunció entonces su compromiso con limitar el aumento de temperatura a 1,5°C. Para dar ejemplo, se compromete con emisiones netas cero para el 2050.
Uno a uno, los jefes de estado y de gobierno de Europa, incluyendo sus reyes, reinas y príncipes, repitieron en coro: emisiones netas cero para el 2050.
China y Rusia asumieron el mismo compromiso, para el 2060. India para el 2070. Todos los medios de comunicación, al unísono, se lanzaron contra China y Rusia, por su irresponsabilidad. A India la insultaron. La misma acusación se difundió rápidamente por las redes. Son los malos.
En el caso de Estados Unidos, emisiones netas cero para el 2050 es un anuncio de su intención de emitir al menos 75 giga-toneladas netas de CO2 durante el período 2021-2050.
Biden y Kerry repitieron reiteradamente en Glasgow: follow the science, hagamos las cosas de acuerdo con la ciencia. Lo predican, pero no lo practican.
Una de las conclusiones más resaltantes del reciente informe del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático, IPCC AR6 2021, es que para limitar el aumento de temperatura a 1,5°C, con al menos un 67% de probabilidad, es necesario limitar las emisiones globales a 400 giga-toneladas durante el período 2021-2100.
Si todas las personas tienen el mismo derecho, como tanto se pregona, el presupuesto de emisiones debe distribuirse entre la humanidad en partes iguales, todos iguales en derechos sobre un bien común: la capacidad de la atmósfera de albergar moléculas de CO2. El presupuesto de emisiones debe distribuirse entre los países en proporción con su población.
A Estados Unidos le corresponden así 17 giga-toneladas. Implica emisiones netas cero para el 2027 a más tardar.
El escenario que proponen Biden y Kerry, emisiones netas cero para el 2050, es una muestra de irresponsabilidad inteernacional. Estados Unidos pretende auto adjudicarse 75 giga-toneladas, 58 giga-toneladas por encima del presupuesto que le corresponde, despojando a 1.116 millones de personas, de otras regiones del mundo, de sus correspondientes cupos de emisiones. Una estafa valorada en 3 billones de dólares a precios actuales, utilizando como precio de referencia el de la Unión Europea (US$ 50/ton CO2).
Es además una burla a la COP 26. Estados Unidos reclama para sí 75 giga-toneladas del presupuesto disponible de emisiones, el 19% del total. Pero su población es de apenas el 4% de la población mundial. Sólo le corresponden 17 giga-toneladas.
Estados Unidos reclama para sí 4,4 veces lo que efectivamente le corresponde. Si todos seguimos su iluminado ejemplo, llegaríamos a finales de siglo con un aumento de temperatura de al menos 3°C. Demuestra, una vez más, su desprecio por la preocupación internacional por la amenaza del calentamiento global y sus consecuencias, tal y como lo hizo Bush cuando se retiró arbitrariamente del Protocolo de Kioto en el 2001, y como lo hizo Trump cuando se retiró del Acuerdo de París en el 2017.
La Unión Europea de los 27 y el Reino Unido compiten con Estados Unidos en hipocresía. Pomposamente anuncian su objetivo: emisiones netas cero para el 2050. Reclaman para sí 50 giga-toneladas del presupuesto disponible de emisiones, el 12,5% del total, aunque su población es de apenas el 6,7% del total mundial. De esta manera, y siguiendo fielmente a Estados Unidos, la Unión Europea 28 pretende despojar a 447 millones de personas, de otras partes del mundo, de sus correspondientes cupos de emisiones. Una estafa valorada en 1,15 billones de dólares a precios actuales.
Biden y sus cómplices europeos también acordaron evadir cualquier referencia a las responsabilidades acumuladas en la gestación de la crisis climática actual.
Los países industrializados, con el 17% de la población mundial, son responsables por el 70% del calentamiento global acumulado entre 1900 y el 2020. Es entonces razonable que también contribuyan con el 70% de los costos para superar esta amenaza planetaria.
En su obsesión con China, los medios norteamericanos y europeos no cesan de señalarla como el gran irresponsable, el que emite más CO2, el que más contribuye al calentamiento global. Cuando en realidad, la contribución al calentamiento global acumulada hasta la fecha sólo por Estados Unidos supera la de China, India, África y América Latina juntos. Lo mismo ocurre con la contribución de la Unión Europea. Cuando se toma en consideración la población de cada pais, la comparación es vergonzosa.
Janet Yellen voló sobre Glasgow y develó la tercera estafa. Yellen tiene un doctorado en economía de la Universidad de Yale. Presidió la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, durante la administración Trump. Ahora es secretaria del tesoro, equivalente a un ministro de economía. Declaró que el costo de la reconstrucción energética mundial, necesaria para alcanzar el objetivo de 1,5°C, se estima en 150 billones de dólares en los próximos 30 años, un promedio de 5 billones por año, 50 billones en los primeros 10 años.
Más de la mitad de esta inversión corresponde a países en desarrollo, unos 3 billones por año durante 30 años consecutivos.
Sin embargo, mientras Yellen hacía su anuncio, en la COP 26 los países industrializados continuaban resistiéndose a cumplir con su compromiso, de hace 12 años, de aportar una limosna: 0,1 billón. Mientras los países en desarrollo competían por alguna parte de esa limosna.
Entretanto, continuamos en la senda del suicidio, hacia un aumento de temperatura de 2°C para el 2050 y 4°C para el 2100. La última vez que el promedio global estaba 2°C sobre el de la época preindustrial, fue en el período interglaciar Emiense, hace 125.000 años. El nivel del mar se encontraba entonces siete (7) metros sobre el que conocemos.
La última vez que la temperatura promedio se encontraba 4°C sobre el de la época preindustrial, el nivel del mar se encontraba 24 metros sobre el actual.
2°C es el límite entre lo peligroso y lo catastrófico. Hacia allá vamos, en apenas 30 años. Lo demás son promesas, todas incumplidas.
Glasgow ha sido una farsa. Una peligrosa decepción, especialmente para la juventud. Una explosiva traición a sus intereses. Una burla a toda la humanidad.
Ha servido también como escenario para perpetrar una gigantesca estafa.
No podemos, no debemos seguir permitiendo que políticos ineptos sigan fracasando, poniendo en creciente riesgo a toda la humanidad. Han fracasado durante 50 años, desde que en 1972 se acordó por primera vez atender esta emergencia en el seno de la ONU. Han transcurrido 30 años desde que se firmó el Acuerdo Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en la Conferencia de Naciones Unidas para Ambiente y Desarrollo (UNCED) de 1992. Entre tanto, la amenaza se ha agigantado, alcanzando proporciones devastadoras.
La humanidad entera espera resultados creíbles, consistentes, verificables. Ahora. No farsas y estafas como las señaladas. Ni más promesas falsas.