André Abeledo Fernández •  Opinión •  06/02/2022

Tamayazo, diarrea y reformita

La reforma laboral salió adelante por descuido, por la mínima y bajo la sombra de un nuevo Tamayazo y otra traición de mercenarios comprados por el PP.
Una reforma también de mínimos y que no cumple con la promesa de derogar y desmontar por completo la reforma del PP.
El gobierno decidió apoyarse en la derecha y una vez más se demostró que esa muleta no es segura, y que lo más seguro es que sí sigue apoyándose en esa muleta se caiga al suelo.
Sí alguna lección debe sacar el gobierno de esta aprobación milagrosa, es que los milagros no pasan dos veces y que la única opción firme y segura está a su izquierda.
Pero para poder contar con la izquierda va a tener que aprender a negociar y tomar realmente partido por las trabajadoras y los trabajadores. Tendrá que dejar de jugar a ser árbitro y moderador par tomar partido.
Bajo la escusa del pacto social y del acuerdo con los agentes sociales, el gobierno traicionó su palabra para hacer una reforma laboral de bajo impacto que pudiese contentar a la patronal, o por lo menos no enfadarla.
Con la ayuda de los dos sindicatos «mayoritarios», CCOO y UGT, sindicatos que cada vez cuentan con menos respaldo social porque han traicionado en demasiadas ocasiones a los trabajadores, y de los medios de comunicación que se dedican ahora en cuerpo y alma a vendernos el pacto con la patronal como algo histórico, con todo eso la reforma ha salido adelante cojeando de su pierna izquierda.
Por un lado ha sido una reforma edulcorada para ser bien vista por el poder.
Y por el otro su aprobación ha sido un espectáculo bochornoso y que ha rozado el ridículo.
Los actores principales del esperpento, son los transfugas de UPN que han vendido su voto y lo han escondido hasta el último segundo y un parlamentario PP con diarrea que se ha equivocado al votar desde casa.
Pero no podemos olvidar a Teodoro y sus fontaneros del PP reventado a UPN al conseguir que sus parlamentarios traicionasen a su partido, y debemos también resaltar la inocencia o inconscia de un Gobierno que no supo verlo venir, cuando no era demasiado difícil.
Salió adelante, es un pasito, demasiado corto, poco decidido, pero es un pasito, no es lo que dijeron que sería, es insuficiente, también decepcionante, las políticas del mal menor nos han llevado a donde estamos.
Las trabajadoras y trabajadores tendremos que seguir empujando a un gobierno poco valiente.

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