Todas las mujeres, todos los derechos, todos los días
Cada 8 de Marzo celebramos la alianza entre mujeres para defender nuestros derechos conquistados y reivindicar los que nos quedan por conseguir. Lo que está en juego es mucho más que una manifestación. Se busca deslegitimar y criminalizar a los colectivos, asociaciones y personas que, desde los feminismos, plantean una alternativa radical al modelo basado en el individualismo, el consumismo y la privatización. La sororidad es nuestra arma, es la acción multitudinaria la que nos permite seguir avanzando. La fecha del 8 de Marzo es nuestra, internacional y reivindicativa.
Nuestra identidad es múltiple, somos diversas. Vivimos en el entorno rural y en el entorno urbano, trabajamos en el ámbito laboral y en el de los cuidados. Nuestras edades son todas. Somos las que no están: somos las asesinadas, somos las presas, somos las refugiadas. Somos TODAS. Juntas hoy gritamos: ¡BASTA! ante todas las violencias que nos atraviesan.
Hoy volvemos a gritar que nos queremos libres, independientes, queremos crecer desarrollarnos en todas nuestras facetas, decidir sobre nuestros cuerpos.
Porque ser mujer es la principal causa de pobreza. La precariedad se agrava para muchas de nosotras por tener mayor edad, ser migrada y estar racializadas, por tener diversidad funcional o una imagen alejada de la normatividad. Reivindicamos que nuestra situación laboral nos permita desarrollar un proyecto vital con dignidad y autonomía; y que el empleo se adapte a las necesidades de la vida: el embarazo o los cuidados no pueden ser objeto de despido ni de marginación laboral, ni deben menoscabar nuestras expectativas personales ni profesionales.
No aceptamos estar sometidas a peores condiciones laborales, ni cobrar menos que los hombres por el mismo trabajo.
Contra los techos de cristal y la precariedad laboral, porque los trabajos a los que logramos acceder están marcados por la temporalidad, la incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no deseadas. Nosotras engrosamos las listas del paro. Muchos de los trabajos que realizamos no poseen garantías o no están regulados. Y cuando algunas de nosotras tenemos mejores trabajos, nos encontramos con que los puestos de mayor salario y responsabilidad están copados por hombres. La empresa privada, la pública, las instituciones y la política son reproductoras de la brecha de género.
Gritamos porque el trabajo doméstico y de cuidados que hacemos las mujeres es imprescindible para el sostenimiento de la vida. Que mayoritariamente sea gratuito o esté devaluado es una trampa en el desarrollo del capitalismo. Reivindicamos que el trabajo de cuidados sea reconocido como un bien social de primer orden, y exigimos la redistribución de este tipo de tareas.
Exigimos también las pensiones que nos hemos ganado. No más pensiones de miseria, que nos obligan a sufrir pobreza en la vejez. Pedimos la cotitularidad de las pensiones y que el tiempo dedicado a tareas de cuidado, o que hemos desarrollado en el campo, sea reconocido en el cálculo de las pensiones al igual que el trabajo laboral y luchamos por la ratificación del convenio 189 de la OIT que regula el trabajo doméstico.
Porque queremos ser protagonistas de nuestras vidas, de nuestra salud y de nuestros cuerpos, sin ningún tipo de presión estética. Nuestros cuerpos no son mercadería ni objeto. Basta ya de ser utilizadas como reclamo, como incubadoras y para ocio.
También por la despatologización de nuestras vidas, nuestras emociones, nuestras circunstancias: la medicalización responde a intereses de grandes empresas, no a nuestra salud. ¡Basta de considerar nuestros procesos de vida como enfermedades!
Por la represión a quienes encabezan la lucha por los derechos reproductivos. En particular a los centros privados donde son derivadas las mujeres que deciden abortar, y exigimos al Gobierno de Castilla la Mancha que tome las medidas necesarias para que podamos abortar en centros públicos en nuestra región ya que no existe ningún hospital del SESCAM que los practique, avocando a las mujeres que toman esta decisión a tener que desplazarse en ocasiones a otras comunidades autónomas y se les niega el acompañamiento y el seguimiento posterior tan necesario.
Por la educación en igualdad: exigimos que se cumpla la Ley 4/2018, en su artículo 9.1 en el que se comprometen “a desarrollará dentro de las competencias regionales una asignatura obligatoria con contenidos relativos a igualdad, educación afectivo-sexual, y prevención de la violencia de género a impartir tanto en Educación Primaria como en Educación Secundaria Obligatoria para transmitir los valores de igualdad, respeto y diversidad”
Por una educación pública, laica y feminista. Libre de valores heteropatriarcales desde los primeros tramos educativos, en los que las profesoras somos mayoría, hasta la universidad. Por la visibilidad de las mujeres en la ciencia, la cultura, la investigación y la difusión de sus aportaciones a la historia de todas y todos.
Gritamos bien fuerte contra el neoliberalismo salvaje que se impone como pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas. Las mujeres tenemos un papel primordial en la lucha contra del cambio climático y en la preservación de la biodiversidad. Por eso, apostamos decididamente por la soberanía alimentaria de los pueblos. Apoyamos el trabajo de muchas compañeras que ponen en riesgo su vida por defender el territorio y sus cultivos. Exigimos que la defensa de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la política.
Exigimos que el contador de las víctimas de violencia machista no se ponga a cero y que se incluyan todas las víctimas de manera efectiva.
Porque se cumpla la ley 1/2000 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género en su artículo 43.1 en el que se fija que “en cada partido judicial habrá uno o más Juzgados de Violencia sobre la Mujer, con sede en la capital de aquél y jurisdicción en todo su ámbito territorial”. En la actualidad contamos con un único juzgado específico en Albacete para toda la Castilla la Mancha, lo que supone que las víctimas del resto de la comunidad no cuenten con los mismos recursos que lo hacen allí.
Que se doten a los Centros de la Mujer con más recursos humanos y económicos con el fin de reducir la espera para ser atendidas en un recurso que entendemos de emergencia.
Que los niños y niñas víctimas de violencia machista cuenten con recursos de apoyo psicológico y social a los que accedan de manera no tutelada, tipo el teléfono del menor.
Gritamos ¡BASTA! de violencias machistas, cotidianas e invisibilizadas, que vivimos las mujeres sea cual sea nuestra edad y condición. QUEREMOS poder movernos en libertad por todos los espacios y a todas horas. Señalamos y denunciamos la violencia sexual como expresión paradigmática de la apropiación patriarcal de nuestro cuerpo, que afecta de modo aún más marcado a mujeres en situación de vulnerabilidad como mujeres migradas y trabajadoras domésticas. Es urgente que nuestra reivindicación Ni una menos sea una realidad.
¡BASTA! De opresión por nuestras orientaciones e identidades sexuales! Denunciamos la LGTBIfobia social, institucional y laboral que sufrimos muchas de nosotras, como otra forma de violencia machista. Somos mujeres y somos diversas.
Hoy gritamos por la paz, la eliminación de las guerras, la fabricación de material bélico y reducir el presupuesto de defensa, porque entendemos que las guerras son producto y extensión del patriarcado, el capitalismo y la religión para el control de los territorios y de las personas.
Exigimos la acogida de las personas migradas sea por el motivo que sea y especialmente como consecuencia directa de las guerras que producen millares de mujeres refugiadas por todo el mundo, mujeres que estamos siendo victimizadas, olvidadas y violentadas.
TODAS LAS MUJERES, TODOS LOS DERECHOS, TODOS LOS DIAS
MANIFESTACIÓN
El 8 de marzo: Manifestación a las 19,00 horas que recorrerá las calles de Toledo desde La Vega hasta Zocodover, donde se leerá el Manifiesto.