Ramón Pedregal Casanova •  Opinión •  12/06/2022

La demolición de viviendas palestinas por el ente sionazi, es un Crimen de Guerra

… Ni en Gaza / ni en Naplusa / ni en Yanín. / Por Jafa / Por Hayfa / Por Ramla y por Lidda. / Por todos los caminos / de la tierra ocupada, / dicen a voz en grito: / No era un estado … / Este Israel, / no era un estado.

Versos del poema titulado Las campanas. Autor el poeta palestino, de Gaza, Harun Hashem Rashid.

La Cuarta Convención de Ginebra declara que la Demolición de casas, como castigo colectivo, es un Crimen de Guerra. El ente israelí viene cometiendo ese Crimen desde el mismo día de su autoproclamación. Los Tribunales Internacionales tienen una obligación insoslayable, tienen concretamente todos y cada uno de los casos en la expulsión de los millones de Palestinos que viven en campos de refugiados y colectivos por todo el mundo, principalmente en los países del entorno a su país.

En lo que va de año las fuerzas de ocupación colonial han demolido 300 edificios de viviendas, así lo ha declarado la Oficina de las Naciones Unidas de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). Mientras se denuncia semejante atropello, llega la noticia del asalto a la Mezquita de Al Aqsa por varios cientos de sionazis, protegidos por el ejército de ocupación neocolonial. Miles de Palestinos son expulsados de sus viviendas y dejados sin medios de subsistencia. Desde que Biden ha sustituido a Trump los sionazis han acelerado sus operaciones de destrucción tanto en Jerusalém como en Cisjordania. El ente incumplidor de toda la legalidad internacional se burla de los organismos que debían cumplir con sus obligaciones e impedir tales actos criminales y perseguir a sus actores. El trato a las familias Palestinas es tan destructivo como el que descargan los invasores sobre sus bienes. En estos momentos son miles las viviendas que se encuentran bajo amenaza de desaparecer por las fauces de las máquinas que se lanzan protegidas por el ejército sionista armado como para una batalla realizando la labor de expulsión de las familias, Niños, adultos y ancianos. Solo el 13% de Jerusalém queda en manos Palestinas y aun así todos los días se abre una batalla por el ejército colonizador para expulsar a más y más familias. Quienes son expulsados no son protegidos bajo ninguna premisa, son despojados de sus bienes de cualquier tipo y no son indemnizados ni se les concede ningún lugar para vivir, se quedan con lo puesto en la calle o en las casas de los familiares.

La abogada Palestina Diana Buttu ha declaró en su día al respecto: El futuro está en que los palestinos sean acordonados en pequeños guetos, y toda la tierra que rodea a estos guetos será robada para los asentamientos israelíes.

En el mes de mayo el tribunal supremo sionista aprobó la expulsión de 1.200 Palestinos de sus casas en Cisjordania, y el 1º de junio, la organización B´Teselem denunció que el ejército y la policía llegó al poblado de Khirbet al-Fakhit y demolieron las viviendas de dos familias, entre las que hay 13 personas y de ellas 7 menores, después destruyeron almacenes y equipos agrícolas. A continuación se dirigieron a Khirbet al-Markaz y demolieron las viviendas de dos familias, en total 8 personas entre las que hay dos menores.

Mientras los sionistas cometen los crímenes descritos, sus gobernantes aprueban la construcción de otras 820 viviendas para colonos en territorio Palestino de Jerusalém, en el casco antiguo. Pero no es lo último, en el mes de mayo aprobaron la construcción de otras 4.000 viviendas ilegales en territorio Palestino de Cisjordania.

La suma de crímenes aumenta cada día, ¿se entiende el por qué el Pueblo Palestino se defiende y denuncia ante los organismos internacionales y ante el mundo lo que hace el neocolonialismo y el imperialismo? Sumarse a la protesta del Pueblo Palestino es defender la justicia, la dignidad y la soberanía que a todos nos corresponde.


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